Uno de los temas clave de la cumbre del clima (COP30), que se está celebrando estos días en Belém (Brasil), es la financiación necesaria para combatir el cambio climático. Las Naciones Unidas advierten que, aunque la acción climática requiere importantes inversiones financieras, la inacción es mucho más cara. Se trata, por ejemplo, de inversiones en proyectos de energías renovables, movilidad sostenible o comunidades energéticas.
Más a pequeña escala, este tipo de inversiones se vehiculan, muchas veces, a través de lo que se conoce como finanzas éticas. Estas finanzas destinaron cerca de 300 millones de euros a la transición energética a través de la financiación de 326 proyectos en España, el año pasado. Son datos del último Barómetro de Finanzas Éticas, que radiografía la información de hasta 32 bancos, cooperativas de crédito o aseguradoras que cumplen con los criterios para formar parte de las finanzas éticas.
Dato
Hasta 32 entidades forman parte de las finanzas éticas entre bancos, cooperativas de crédito y aseguradoras
“En los últimos diez años han aumentado todos los indicadores: el número de entidades que cumplen con los criterios, el volumen de ahorro y los préstamos concedidos”, afirma Guillem Subirachs Mancebo, técnico del Observatorio de FETS-Finançament Ètic i Solidari, la entidad autora del barómetro. A pesar de este incremento, Marcos Eguiguren Huerta, director de la cátedra internacional de Finanzas Sostenibles de la UPF-BSM, indica que se trata de cifras aún muy pequeñas en comparación con la totalidad de activos bancarios. Eguiguren Huerta está convencido de que “están por explotar” y que registrarán “un gran crecimiento” en los próximos años.
Uno de los principales frenos de este tipo de inversión son los criterios de selección de los proyectos a financiar. “Las entidades son muy selectivas a la hora de decidir a quién financiar y por qué, de este modo se aseguran que realmente son proyectos sociales o verdes y no greenwhasing (ecopostureo)”, explica el director de la cátedra de la UPF-BSM. En cambio, Eguiguren Huerta señala que captar pasivo “no cuesta mucho”. “Hay muchas personas que tienen ilusión para invertir en este tipo de proyectos”, añade el experto.
Las finanzas éticas son más selectivas, pero también más seguras. La explicación para Subirachs Mancebo hay que buscarla en el acompañamiento que ofrecen las entidades a los proyectos financiados para que estos tengan éxito. Como resultado, el ratio de morosidad de las finanzas éticas es del 1,21% frente al 3,32% del conjunto del sector bancario español, a pesar de que este último tiene la ratio más baja desde el 2008, según datos del Banco de España. Es decir, a pesar de encontrarse en cifras de morosidad muy bajas, el riesgo de impago del conjunto del sector bancario es casi tres veces superior al de las finanzas éticas.
Para ser incluidas dentro de las finanzas éticas, las entidades deben cumplir ciertos criterios, como la exclusión de financiación a proyectos que vulneren los derechos humanos o ambientales, entre los que se incluye la industria armamentística y la de los combustibles fósiles. Además, deben priorizar la concesión de crédito a la economía real (personas y pequeñas y medianas empresas) y a proyectos con impacto positivo para el conjunto de la sociedad y el planeta. Finalmente, deben ser transparentes en su gestión y permitir la participación activa de los clientes o usuarios.
El Ministerio de Trabajo y Economía Social trabaja en la aprobación de un real decreto de fomento y promoción de las entidades financieras de la economía social y de las finanzas éticas. Es una norma que el Gobierno está tramitando de urgencia y que establece qué se considera banca ética y qué no.
No a las guerras
Las finanzas éticas tienen su origen en los años sesenta, cuando los escándalos políticos y los conflictos bélicos internacionales hicieron que surgiese una conciencia ciudadana que reclamaba poder decidir sobre el destino de sus ahorros. Se cuestionaban, por ejemplo, que su dinero pudiera servir para la financiación de conflictos bélicos. Poco a poco, se han ido incorporando criterios con el fin de invertir en sectores con impactos sociales y ambientales positivos.

