Con la llegada del frío, empiezan a encenderse las calefacciones y, con ellas, se activa el contador del que es uno de los principales gastos energéticos de los hogares. Pero no todas las familias pueden permitirse encender la calefacción. El Estado español tiene una de las mayores tasas de población de la Unión Europea (20,8%) que no puede mantener su casa lo suficientemente caliente en invierno, según datos publicados por la agencia estadística Eurostat referentes al 2023.
La pobreza energética, entendida como la incapacidad de los hogares para satisfacer sus necesidades energéticas básicas, está íntimamente relacionada con la elevada ineficiencia energética del parque de viviendas nacional. Se estima que las viviendas son responsables del 17,9% del consumo de energía final de España, así como del 5,2% de las emisiones de gases de efecto invernadero, de acuerdo a los balances de energía final y al Inventario Nacional de gases de efecto invernadero del 2023. El problema: aproximadamente la mitad de los edificios tienen más de 50 años y el 75% son energéticamente ineficientes.
Un 20,8% de la población no puede mantener su casa lo suficientemente caliente en invierno en España
La eficiencia energética de los edificios ha sido objeto de análisis en el último seminario del ciclo Energètica Oberta II–Internacional, una iniciativa impulsada por The Open Energy Initiative con el patrocinio del Institut d’Estudis Catalans. En la jornada, que tuvo lugar el 21 de octubre, se abordó la problemática desde un punto de vista internacional. Ponentes de India y de América Latina explicaron cómo sus respectivos países están haciendo frente a esta problemática común.
Desde India, el director ejecutivo de la Universidad Tecnológica de Delhi, Girish Kumar, indicó que “los edificios consumen entre el 35% y el 40% de la energía total en India”. La mayor parte de este consumo se debe a la climatización, un gasto que va en aumento, sobre todo por la instalación de aparatos de aire condicionado, según datos aportados por Kumar. A pesar de ello, Brahmanand Mohanty, asesor regional para Asia de la Agencia Francesa de Transición Ecológica, indicó que “240 millones de personas no tienen acceso a un confort térmico adecuado” en India y destacó también que “muchas viviendas son ineficientes energéticamente”.
Janardan P. Kesari, profesor de la Universidad Tecnológica de Delhi, y Mohanti pusieron énfasis en el papel de lo que se conoce como arquitectura pasiva, muy vinculada a la construcción tradicional del país. Este tipo de arquitectura optimiza el uso de la radiación solar, los flujos del aire y la generación de sombras en beneficio de la climatización y la iluminación del hogar. También utiliza métodos de construcción y materiales con un gran poder de aislamiento térmico de paredes y techos. Sin embargo, el asesor para Asia se lamentó de que únicamente el 15% de los edificios nuevos siguen estos criterios constructivos.
La arquitecta Margarita Romero presentó la experiencia de Colombia, que desde el 2019 ha rediseñado más de 750 escuelas públicas con criterios bioclimáticos. Según Romero, “los entornos escolares diseñados con criterios bioclimáticos reducen hasta un 40% el consumo energético y mejoran el aprendizaje hasta un 20% en matemáticas y 26% en lectura”. El modelo apuesta por ventilación natural, control solar y luz diurna, según cada zona climática, con beneficios demostrados en rendimiento, confort y salud.
Por su parte, el ingeniero chileno Nicolás Ruiz-Tagle explicó que su país ha situado la escuela pública en el centro de la política energética y, a partir de noviembre del 2025, todas las nuevas escuelas tendrán que cumplir requisitos obligatorios de ventilación y confort térmico.
Nueva estrategia
Con la finalización del periodo de presentación de alegaciones el 10 de octubre, la nueva Estrategia Nacional contra la Pobreza Energética para el periodo 2026-2030 entra en la recta final para su aprobación. Se plantea como un instrumento integral para reducir la vulnerabilidad energética y garantizar el acceso equitativo a la energía. Sin embargo, la Red Estatal por el Derecho a la Energía señala que “carece de objetivos ambiciosos, concretos y medibles”.


