Es uno de los fenómenos que los expertos dan por descontado. La pregunta es cuándo. En su charla sobre IA esta semana en “Encuentros La Vanguardia”, el matemático, doctor en mecánica computacional y consejero delegado de We Artificial, Aleix Valls, conjeturaba con el momento en que surgirá la primera empresa de más de 1.000 millones de dólares de capitalización con un solo empleado. “Si no en el 2027, pienso que será en el 2028”.
Para llegar allí, lo interesante es el camino, por lo que implica para el mercado laboral. Será necesario un cambio de paradigma que ya ha comenzado y que gira en torno a dos palabras: agentes y contexto. Nuestras apps serán sustituidas por los “agentes de la IA”. Cada uno de ellos estará especializado en una actividad, en eso que llaman “contexto”. Uno ejercerá de director financiero, otro de director de operaciones, otro de director de compras, otro de director de comunicación. Lo que no será tan necesario es un director de recursos humanos ni sesiones de coach para la plantilla.
Las apps quedarán sustituidas por agentes de IA, con funciones propias de un rol laboral
La imagen del consejero delegado rodeado de agentes de IA lleva aparejada un fuerte reemplazo de empleo. Eso aviva la imaginación, alimenta visiones apocalípticas y, por supuesto, anima la producción de informes de todo tipo. Los hay de todos los gustos. En uno de ellos, Goldman Sachs cifra la destrucción en 300 millones de empleos. En otro, el World Economic Forum apunta a la creación neta de 78 millones de empleo hasta el 2030 –92 millones destruidos y 170 millones creados–. Todos tienen mal pronóstico para las tareas repetitivas.
Sin embargo, hay esperanza. El nacimiento de multinacionales con un solo trabajador y la creación de empleo pueden ser compatibles. La paradoja la resolvió en el siglo XIX el economista británico William Stanley Jevons. Pero antes de comentarla, conviene conocer las primeras impresiones sobre el terreno.
Los expertos prevén una reinvención masiva del trabajo eliminando las tareas más repetitivas
“Ya estamos incorporando la IA a nivel estratégico” y analizando “la introducción de agentes en tareas repetitivas”, indica Cristina Saura, la directora de Recursos Humanos de una empresa industrial, Plasbel Plásticos, y miembro de la junta directiva de la Asociación Española de Directores de Recursos Humanos. (Aedrh). El primer efecto ha sido un aumento del personal, al incorporarse nuevo personal de tecnología. Por ahora, “es pronto para ver si se reduce plantilla” más adelante. Lo que Saura sí tiene claro es que “se van a absorber tareas repetitivas” y habrá un “cambio de rol”.
Adrián Gómez, director en España de Randstad Digital, pronostica un “desplazamiento del empleo” y cita la energía verde, la tecnología y el sector sociosanitario como las actividades de mejor pronóstico. También tiene buenas expectativas para oficios tradicionales como electricistas o fontaneros.
Un nuevo problema para los jóvenes
Uno de los primeros efectos de la IA sobre el mercado laboral se aprecia entre los jóvenes, y especialmente en Estados Unidos. En los sectores tecnológicos, las actividades que sirven de entrada para los trabajadores con menos experiencia son las que se están viendo sustituidas. Es el caso de la programación y desarrollo de software. Se da, como indica Adrián Gómez, director en España de Randstad Digital, una paradoja. “La Generación Z es la que más usa la IA, pero es también la que está siendo reemplazada por ella”, ya que le cierra las puertas al incorporarse a un nuevo empleo. En Estados Unidos, la Reserva Federal ya ha detectado que, en tareas sustituibles por la IA, el primer efecto está consistiendo en un incremento del desempleo juvenil.
Randstad considera que el 52% de las profesiones son susceptibles de quedar automatizadas antes del 2030. “El lobo de Wall Street va a desaparecer”, señala Gómez para apuntar por ejemplo a los traders . Sin embargo, lo que lleva es una gran reskilling y upskilling : nuevos y más cualificados roles. Una reinvención masiva del trabajo. Las estimaciones de la empresa son que en España desaparecerán dos millones de empleos hasta el 2023 por culpa de la IA, pero también que se crearán otros 1,6 millones.
La Inteligencia Artificial se presenta como un terremoto con una dirección muy clara: la mejora de la productividad. PwC ha publicado un informe esta semana en el que muestra la ventaja que ya pueden obtener los trabajadores que la incorporen. Sus mejoras de productividad son del 92%. La IA también eleva un 52% su probabilidad de subidas salariales y, lo que parece más importante, más del 50% la seguridad laboral.
De vuelta al economista William Stanley Jevons, Valls también habló de él en su conferencia. Lo hizo para aludir al principio de Jevons, que contradice el temor a una destrucción masiva de empleo. Según dice, si una tecnología hace que el uso de un recurso sea más eficiente, el consumo total de ese recurso puede aumentar en lugar de disminuir. Es lo que ocurrió con el carbón. La máquina de vapor fue mucho más eficiente en su consumo, pero eso la generalizó hasta disparar la demanda de carbón. Como ejemplo, Valls se refirió a los abogados. “Acceder al coste de un abogado es elevado y hace que te pienses si vas a litigar, pero si el servicio de la abogacía se hace más sencillo y barato, recurrirás a ello con más frecuencia”.
En el dilema sobre el empleo, solo falta pedir opinión a ChatGPT. Según esta IA, “no hay una respuesta definitiva”, pero es probable que se destruya empleo “a corto y medio plazo”. “Sin embargo, a largo plazo, es posible que la IA cree más empleos netos”, concluye la propia IA.

