La semana pasada apuntábamos que la situación de enfriamiento que está sufriendo este mercado es más estructural que temporal, y que la clave de qué sucederá en los próximos años pasa por entender muy bien a las nuevas generaciones de coleccionistas, porque serán ellos quienes recibirán la mayor transferencia de riqueza de la historia, lo que va a modelar cómo será este mercado en un futuro próximo.
La analista Georgina Adam publicará en breve el libro NextGen collectors and the Art Market que, como avanzadilla, nos ha sintetizado en cinco puntos: 1. No tienen los mismos gustos estéticos que sus padres y no están dispuestos a pagar los precios de muchos artistas que consideran demasiado valorados en el mercado. Por no hablar de lo lejos que les quedan los old master s… No desdeñan los nuevos lenguajes tecnológicos y están muy abiertos a las mujeres artistas. La estética de Basquiat, Kaws o Banksy les es muy próxima. 2. Sus motivaciones para coleccionar son distintas. Les preocupa crear un relato propio, sobre temas como el cambio climático, la igualdad de género, la tolerancia racial y las cuestiones de identidad. 3. Muestran una clara desconfianza hacia las instituciones, también las culturales. 4. Cambio en las influencias. Suelen recurrir a internet como principal fuente de información y desdeñan la crítica clásica. Las redes sociales desempeñan un papel muy importante en esto. Los jóvenes coleccionistas siguen a los influencers y quieren formar parte de eso. 5. Las experiencias, la diversión, pasa por encima de las posesiones de cosas y el consumo lo ligan mucho a la economía colaborativa, poco patrimonialista. Y cierra Adam apuntando que, si bien el arte es uno de los trofeos definitivos y no parece que un Picasso, por ejemplo, vaya a perder su posición como símbolo de estatus y riqueza, el comercio del arte deberá adaptar su oferta a esta nueva generación, a sus gustos, influencias y motivaciones.
Las generaciones de coleccionistas milenials moldearán cómo será el mercado del arte de las próximas décadas
En una conversación con ella hace unas semanas en Viena, añadía que por todo ello las galerías estaban en un momento delicado. No pudiendo estar más de acuerdo en su análisis, apunté que quizá yo no sea tan pesimista, y que, con 40 años de trayectoria familiar en el sector, me permitía afirmar que sus profesionales siempre han sabido adaptarse a las necesidades de los artistas y a la pasión de los coleccionistas, mostrando su resiliencia especialmente en ciclos económicos bajistas.