Tubacex captura CO₂ en EE.UU. Y Brasil
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La compañía vasca participa en proyectos punteros a escala internacional de almacenamiento de dióxido de carbono
Operarios de Tubacex en uno de los proyectos del grupo en Brasil
Fabricar un tubo puede resultar mucho más complejo de lo que parece. Es el caso de los que atraviesan pozos petrolíferos o recorren el interior de las centrales nucleares, a los que se exige una resistencia especial. Se encuentran sometidos a enormes presiones y amenazados por la corrosión, lo que hace que muy pocas empresas en el mundo puedan fabricarlos. Una de ellas es la vasca Tubacex, que exporta a más de 60 países y que participa en proyectos punteros de captura y almacenamiento de dióxido de carbono en Estados Unidos y Brasil.
Nacida en la localidad alavesa de Llodio en 1963, la empresa presidida por Manuel Moreu es pionera en fabricar tubos de acero inoxidable sin soldadura. A golpe de innovación, sus productos se han ido sofisticando, hasta formar parte de las instalaciones energéticas e industriales más exigentes. Una muestra de su prestigio internacional es su alianza con el fondo soberano de Abu Dabi, Mubadala, para producir tubos de alta calidad para la exploración y producción de hidrocarburos.
Las emisiones no llegan a la atmósfera: viajan por ‘ceoducto’ a un yacimiento subterráneo
“Nos hemos convertido una empresa relevante en los sectores hard to abate”, indican desde la compañía. Con esta expresión se conocen las actividades que emiten mucho dióxido de carbono y resultan difíciles de descarbonizar. Es el caso de la producción de cemento o de la siderurgia. Se enfrentan a un reto ambiental mayúsculo, pero compañías como Tubacex ayudan a encontrar soluciones.
Una de estas soluciones es la captura y almacenamiento de CO₂. El dióxido de carbono que emiten las fábricas no llega a la atmósfera, sino que viaja a través de un tubo hasta un antiguo yacimiento bajo tierra. Por lo pronto, Tubacex ya ha logrado entrar en el mayor proyecto del mundo de este tipo, gracias a su alianza con la empresa Summit Carbon Solutions. Conocido como Midwest Carbon Express, el plan consiste en conectar por ceoducto –así se conocen los tubos que transportan el CO₂– una treintena centros de etanol en Iowa, Nebraska, Minnesota y Dakota del Sur con varias cavidades subterráneas en Dakota del Norte. Para ello, se desplegarán 3.200 kilómetros de ceoductos, desde las fábricas al depósito subterráneo.
Los tubos utilizados están preparados para soportar elevadas presiones y agentes corrosivos
“Una de las grandes ventajas es que la Administración Trump ha validado incentivos fiscales para los proyectos asociados a la captura de CO₂”, señalan desde la empresa, en alusión a la posición de las administraciones del país ante esta tecnología. El etanol se producirá a partir de explotaciones de maíz o patata. Tras el tratamiento de estos cultivos, una parte se convertirá en combustible alternativo de aviación, SAF, y otra en CO₂ capturado que no llega a verterse a la atmósfera. Los pozos tienen capacidad para almacenar 18 millones de toneladas de CO₂ al año. Como referencia, España emite unos 180 millones de toneladas cada ejercicio.
La compañía vasca suministrará tubos resistentes a la corrosión en entornos de CO₂ denso y también un producto más avanzado, el prémium Sentinel, desarrollado por sus ingenieros y preparado para los entornos más críticos. Estos componentes serán clave en la inyección del dióxido de carbono en estos antiguos yacimientos agotados de Dakota del Norte. En términos medioambientales, todo el proceso de fabricación acabará computándose como de emisiones netas negativas.
Tubacex ingresó 770 millones el año pasado: la cartera de pedidos asciende a 1.560 millones y exporta a 60 países
Desde Tubacex explican que el proyecto total movilizará unos 5.500 millones de dólares. Sin embargo, reconocen su complejidad, también administrativa. “Por su envergadura y por tratarse de un trazado multiestatal, el proyecto sigue en curso y continúa superando hitos técnicos y regulatorios por fases”, señalan. “No es una instalación cerrada ni llave en mano, avanza por tramos, con ajustes de ruta, permisos y construcción en paralelo”.
El otro gran proyecto de captura y almacenamiento de CO2se encuentra en Brasil, y es el primero del país en torno a esta tecnología. Allí Tubacex participará en una instalación de la empresa FS Bioenergia, en Lucas do Rio Verde, en la que se capturará el dióxido de carbono generado en la producción de bioetanol a partir de maíz y se inyectará de forma segura bajo tierra. Con su puesta en marcha, señala la empresa vasca, será posible producir etanol con huella ambiental negativa.
Para entrar en estos grandes proyectos, Tubacex ha puesto en valor la experiencia acumulada en Malasia y en Escandinavia, donde ya se encuentra capturando CO₂ en un complejo industrial de la región. La empresa vasca cuenta con 25 fábricas de tubos en todo el mundo, ocho de ellas en España. El resto de instalaciones se reparte por todo el mundo, desde Alaska hasta India.
El año pasado los ingresos del grupo, que cotiza en bolsa, rondaron los 770 millones de euros, con un beneficio bruto de explotación de 107 millones. La cartera de pedidos alcanza un valor de 1.560 millones de euros. El principal accionista de la empresa es el millonario vasco José María Aristrain, con un 11% del capital.
Este 2025 también ha estado marcado por los cambios en la empresa. Josu Imaz se ha convertido en el nuevo consejero delegado, en sustitución de Jesús Esmoris, que ha estado al frente de la empresa durante los últimos doce años.