La fe ciega en la inteligencia artificial que ha guiado a muchos inversores en el 2025 entra en una nueva fase. Las altas valoraciones, la obligación de retornos tangibles y las dudas sobre si hay burbuja vuelven a los analistas más precavidos.
Entre valores catapultados, ya ha habido un par de sustos en el mercado. Como hace casi un año con la irrupción de Deepseek y las alternativas chinas baratas, o por verano tras un informe del MIT que alertaba de unas pobres ganancias reales de productividad con la IA. Cada una con su ola de ventas, ahora se cuestiona el apalancamiento y la mayor competencia de las empresas del sector. Thomas Hempell, responsable de investigación macro y de mercados en Generali AM, advierte que “los retrocesos se han vuelto más frecuentes” y podría darse “una fase más volátil para los activos de riesgo”. “Esperamos un camino accidentado por delante, dados los recientes avances, la elevada concentración de los índices en valores tecnológicos y las primas de riesgo ajustadas”, señala. “Observamos de cerca hasta qué punto la mayor competencia puede erosionar márgenes y las elevadas expectativas de beneficios de los proveedores de IA”, completa.
Nicolas Bickel, responsable de inversión en banca privada de Edmond de Rotschild, se muestra más positivo, pero sin eludir el llamado a ser selectivos. “Aunque los inversores dudan cada vez más de la realidad de los beneficios futuros de la inversión, hay indicios tempranos de que están empezando a generar beneficios tangibles”, destaca. Valora que empresas que están en el centro del ciclo pueden ver aún crecimientos del 15%-20% en los ingresos. “Se recomienda ser selectivo, centrándose en empresas con balances sólidos, valoraciones realistas y una exposición tangible”.
Y diversificando en sectores no tecnológicos con exposición a la IA. Como ejemplo pone empresas que construyan centros de datos, suministradores de energía o infraestructuras relacionadas. Entre sus valores preferidos en Europa, en GVC Gaesco incluyen al proveedor de productos eléctricos Schneider Electric por su exposición al aumento de la inversión en centros de datos para IA.
Dato
Los llamados escaladores, como Microsoft o Nvidia, s e han comprometido a invertir 2,1 b illones de dólares
En términos generales no se ve una burbuja. Los informes de los analistas comparan una y otra vez con la crisis puntocom y afirman que no hay similitudes por ahora. El tirón de la IA está respaldado por ingresos y beneficios reales, hay capacidad de financiar el gasto y el endeudamiento se mantiene moderado, aseguran. Desde Capital Group, en un informe reciente Christopher Buchinder, señala que “es demasiado pronto para dejar que el riesgo de una posible burbuja no nos permita aprovechar las oportunidades atractivas que ofrece esta nueva tecnología”. Eso sí, anunciadas las ingentes inversiones aún falta visibilidad sobre los retornos, advierte Paddy Flood, coresponsable de análisis de renta variable global de Schroders. Parece no haber generación de ingresos cuando el usuario introduce una consulta gratis en ChatGPT, pero “cada vez que alguien utiliza la IA, de forma gratuita o no, se generan costes en algún punto de la cadena. Esos costes son ingresos para empresas que proporcionan el acceso al modelo o la capacidad de cálculo”. Al hilo, hay más claridad de monetización en plataformas en la nube y proveedores de hardware especializado. Si se va más allá de OpenAI o Anthropic, hay oportunidades en Azure (Microsoft), Amazon Web Services o Google Cloud. O en cómo Meta y Google usan la IA para perfeccionar sus campañas de publicidad, mejorando el rendimiento para los anunciantes que los contratan y repiten. Así, la clave puede estar en los escaladores o en los proveedores.
En el 2026, para compensar riesgos se puede optar por empresas que hayan perdido el favor del mercado y atesoren potencial, dice Buchinder. Apunta a las energéticas y las firmas de telecomunicaciones por cable como opciones.
Los saltos pendientes
Mercados bursátiles
Las salidas a bolsa son la pieza que falta. La compañía icónica, OpenAI, dueña de ChatGPT, no cotiza pero lanzaría en el 2026 los planes preparatorios para su salto al parqué. Tampoco están Anthropic, Cohere, Mistral AI o xAI, esta última bajo la batuta de Elon Musk. “Es solo cuestión de tiempo que estas nuevas empresas entren en una nueva fase de crecimiento mediante una salida a bolsa”, creen en Capital Group.

