Megabeneficios, microimpuestos. Así se titula un informe difundido hoy sobre los gigantes del transporte marítimo. Según se desprende del estudio elaborado por la organización Opportunity Green a partir de los datos públicos de las firmas y de la OCDE, las 139 mayores navieras del mundo, que representan el 90% de la flota, obtuvieron casi 340.000 millones de dólares en beneficios entre el 2019 y el 2023. Una suma récord.
De estas ganancias, el 93% cayó en las 10 firmas más grandes, que actúan como un oligopolio. Pues bien, estos 10 gigantes del mar pagaron 30.000 millones de dólares en impuestos entre el 2019 y el 2023, con un tipo impositivo efectivo de tan solo el 9,7%. Muy por debajo del tipo medio mundial del impuesto de sociedades del 21,5%, e incluso por debajo del tipo impositivo mínimo mundial establecido por la OCDE, que es del 15%.
Si estas 10 mayores navieras hubieran pagado el tipo medio impositivo que soportan el resto de empresas en sus países de origen, el impuesto adicional recaudado durante este periodo habría sido de 42.000 millones de dólares. No hablamos de evasión fiscal, sino de optimización de la carga tributaria, una práctica común en muchos países y sectores.
Las tres principales navieras europeas que cotizan en bolsa, Maersk, CMA CGM y Hapag-Lloyd, desembolsaron 4.600 millones de dólares en impuestos en total durante estos cinco años, a pesar de obtener casi la mitad de todas las ganancias a nivel mundial (137.000 millones de dólares). La danesa Maersk pagó el 5% sobre los beneficios; la francesa CMA, el 2,7%; la nipona Ocean Network Express, el 2%, y la alemana Hapag Lloyd, un 1,40%.
Estas compañías están en manos de una única familia que mantiene el control de cada una de ellas. En el sector hay varios desequilibrios: la china Cosco, que es estatal, ha pagado casi el 47% de los impuestos globales del sector, mientras la italo-suiza MSC, líder mundial con el 20% de la flota, al ser una firma privada no proporciona datos.
“Las compañías navieras pagan tasas impositivas más bajas de lo establecido por los impuestos de sociedades debido a su régimen fiscal excepcional, que incluye el uso de “impuestos por tonelaje”, que gravan “una cantidad determinada a un buque en función de su tonelaje de peso muerto, en lugar de los ingresos por ventas que genera”, explica el informe.
La pandemia hizo ganar dinero a las navieras de forma inesperada. Tras el fin de las restricciones, hubo un aumento repentino de la demanda mundial de carga y los precios se dispararon. Desde el 2023, como resultado de las interrupciones en las rutas marítimas, incluyendo las restricciones por sequía en el canal de Panamá y los ataques de los hutíes a barcos en el mar Rojo, las tarifas han vuelto a subir. El informe sugiere que para gravar fiscalmente al sector habría que imponer una tasa sobre las emisiones (que son el 3% de los gases de efecto invernadero) en el marco de la Organización Marítima Internacional (OIM).