El dilema entre valor y precio

El dilema entre valor y precio
Adjunto al director

El dilema que estos días enfrentan Carlos Torres y el consejo del BBVA, acerca de seguir adelante o no con la opa sobre el Sabadell es extremo. Por un lado el valor, es decir la importancia estratégica para el banco de origen vasco de hacerse con el catalán es difícil de exagerar. Tanto en términos de cuota en España como de reequilibro de sus mercados. Excesivo peso relativo de los emergentes, siempre inestables, que se compensaría gracias al abordaje del banco que preside Josep Oliu, instalado en un mercado desarrollado y estable; salvando, claro está los finos análisis del PP sobre los efectos del sanchismo en la economía española.

Hasta aquí todo claro. El tema es que, como ya estableció Quevedo, “sólo el necio confunde valor y precio”. Y evitar esa confusión se ha convertido en la variable diabólica de la opa.

Los últimos hechos empujan a bajar el precio de la opa, pero para triunfar debe subirlo

Desde que la operación se puso en marcha, hace más de un año, hay consenso acerca de que el BBVA se vería obligado a subir el precio en el momento de saltar al parquet, tras la luz verde final de la Comisión de Valores (CNMV). Teniendo en cuenta cómo han evolucionado los precios de las acciones, la mayor subida de las del Sabadell respecto de las del BBVA, se consideraba que esa subida debía ser al menos del 10% para compensar.

Y entonces llegó la resolución del gobierno, por boca de Carlos Cuerpo, el ministro de Economía, imponiendo condiciones más severas que las de la Comisión de la competencia. En primer lugar, no a la fusión durante al menos tres años, susceptibles de ampliación a cinco. “Matrimonio con voto de castidad”, como definía ayer en este diario el humorista gráfico JL Martín en sus Apuntes del natural.

Sede central del Banc Sabadell en Sant Cugat del Vallès

Sede central del Banc Sabadell en Sant Cugat del Vallès

Mané Espinosa

Tampoco está autorizada la integración de negocios (es decir comercial y crediticia) ni los recortes de personal. Así como el cierre de oficinas. No hay cálculos precisos sobre el impacto de esas restricciones en los beneficios que según el BBVA obtendría al controlar el Sabadell. Sí sabemos que en el caso del empleo, eran 300 millones sobre un total de 850. Más de un tercio.

Y está sobre la mesa la casi segura venta del TSB, la filial británica del Sabadell. Una operación que permitiría al banco catalán dar más dividendo a sus accionistas y a la vez reduciría su volumen. Algo que, en buena lógica, debería llevar al BBVA a rebajar su oferta.

Pero, para avanzar, la opa necesitaría subir el precio, pese a que el contexto ha evolucionado claramente en sentido contrario. El dilema entre valor y precio.

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