Las bonificaciones de impuestos en las quince comunidades de régimen común que estuvieron en vigor durante el año pasado restaron 13.711 millones a la recaudación, según concluye la Autoridad Fiscal (Airef) en su observatorio económico-financiero de las autonomías. Todas ellas, sin excepción, redujeron los tributos, pero con grandes diferencias entre unas y otras. El territorio con mayores rebajas impositivas fue Madrid, con gran distancia sobre el resto. Catalunya también ejerció su capacidad normativa para rebajar la carga fiscal de ciudadanos y empresas, pero la Generalitat más que compensó los ingresos perdidos con mayores tipos en impuestos cedidos y con hasta quince tributos propios.
El resto de comunidades autónomas sufrieron una merma en la recaudación consecuencia de las bonificaciones fiscales. Esta decisión política, junto con el aumento del gasto, ahondó el déficit estructural de las administraciones autonómicas, según vienen advirtiendo organismos como Fedea o la propia Airef.
La fotografía fiscal de Madrid en el 2024 que ofrece la Airef es la siguiente: renunció a recaudar 7.463 millones de euros, el 2,36% de su PIB, por rebajar impuestos e ingresó 158 millones, el 0,05% de su PIB, por la capacidad normativa ejercida al alza.
Entre las bonificaciones aprobadas hay reducciones del IRPF en el tramo autonómico y amplias rebajas en los impuestos de sucesiones y donaciones, de transmisiones patrimoniales, y de actos jurídicos documentados. El territorio gobernado por Isabel Díaz Ayuso no cuenta, además, con ningún impuesto propio, lo que impidió compensar esta pérdida de ingresos. La cifra sería mayor si no hubiera entrado en vigor el impuesto a las grandes fortunas, figura estatal que obligó a eliminar una parte de las bonificaciones en patrimonio, una bandera de Madrid.
Catalunya dejó de recaudar 1.328 millones pero lo compensó con 2.867 millones por tributos propios
En Catalunya las cifras fiscales del ejercicio pasado fueron muy distintas. Siempre según los datos de la Airef, las bonificaciones de impuestos restaron 1.328 millones a los ingresos públicos, el 0,44% de su PIB. Sin embargo, esa merma en la recaudación fue ampliamente compensada con 2.867 millones de ingresos, el 0,95% de su PIB, procedentes de su autonomía normativa en materia de impuestos. Catalunya es el territorio con la mayor presión fiscal de España, situación agravada el año pasado, ya que en el 2023 la Generalitat había ingresado 2.649 millones por sus decisiones fiscales. La presión impositiva en Catalunya, por tanto, aumentó durante el pasado ejercicio. Así, Catalunya contó con el impuesto de transmisiones patrimoniales (ITP) con mayor tipo de España (10-11%). En Madrid fue del 6%. Lo mismo ocurrió con el impuesto de actos jurídicos documentados, que fue del 1,5% en Catalunya y del 0,75% en Madrid.
El contraste en materia fiscal entre Catalunya y Madrid fue denunciado el pasado verano por el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, quien afirmó que habría que “poner freno a esta competencia desleal y dumping fiscal de Madrid”.
La radiografía fiscal en el resto de territorios de régimen común es similar. Andalucía dejó de recaudar 2.338 millones, el 1,10% del PIB regional, por su capacidad normativa ejercida a la baja (bonificaciones) e ingresó 756 millones, el 0,36% de su PIB, por impuestos propios y cedidos. En la Comunidad Valenciana, se perdieron ingresos por 1.170 millones y se ingresaron 948 millones. En total, las bonificaciones fiscales en las comunidades del PP mermaron los ingresos en 13.500 millones en el 2024. Si se incluye Canarias, la cifra sube a 14.000 millones.
En el 2025 las autonomías siguieron bajando tipos impositivos, lo cual amplió las diferencias por el mismo hecho imponible, advirtió Fedea. Y en el 2026, esos contrastes serán aún mayores, certifica la Airef.

