Los pobres son más solidarios que los ricos. El porcentaje de los ingresos de los que ganan menos de 20.000 euros al año que destinan a entidades sociales (1,3%) es cuatro veces superior al que transfieren los ciudadanos con más recursos (0,3%). Son datos anónimos reales de los clientes de CaixaBank, que representan el 40% de las nóminas de toda España.
“El esfuezo se reduce a medida que los ingresos crecen”, reflexiona Oriol Aspachs, director de economía española de CaixaBank Research. Obviamente, los ricos destinan cantidades superiores a los pobres en términos totales, pero, en cambio, no son lo que realizan un esfuerzo mayor a la solidaridad. Los datos se han publicado este miércoles en un informe elaborado por CaixaBank Research, la Fundación La Caixa y la Universitat Pompeu Fabra.
Aspachs matiza que “hay dos ámbitos que caen fuera” del estudio. Las primeras son las donaciones en efectivo y la segunda las que se vehiculan a través de personas jurídicas o fundaciones.
Las áreas que se erigen como las principales receptoras de la solidaridad monetaria en el país son la cooperación internacional, sanidad, servicios sociales y religión. En estas cuatro se concentraron el 90% de las donaciones. El importe medio por persona es de 25 euros al mes, unos 231 al año. Las oenegés religiosas reciben importes medios más altos (347 euros), seguidas por las dirigidas a la educación (314 euros) y a la cooperación internacional (262 euros), mientras que para las de cultura y medio ambiente se sitúan en torno a los 90-120 euros.
La figura del 'superdonante'
El informe de CaixaBank identifica también “un pequeño grupo de superdonantes, que, a pesar de no tener unos ingresos especialmente elevados, contribuye con regularidad y significación a causas solidarias”. L a mitad de los donantes que aportan las cantidades más elevadas contribuyen con el 87% del importe total recaudado. Y solo el 10% de superdonantes aporta por sí solo el 47% del total.
Un último punto muy relevante del informe analiza la respuesta solidaria de la población española tras la dana que azotó la Comunidad Valenciana en octubre del 2024. La primera conclusión del estudio es que los españoles reaccionaron de manera muy solidaria a la catástrofe: las entidades benéficas españolas tuvieron un crecimiento del 45% en sus ingresos durante el mes de noviembre.

