Hace dos semanas ya se había anticipado un incremento del 2,7% en las pensiones para el año entrante, pero se requería la cifra final de la inflación de noviembre para su validación. Efectivamente, este viernes el Instituto Nacional de Estadística (INE) confirmó que los precios el mes anterior aumentaron un 3%, lo que, tras los cálculos correspondientes, establece este incremento del 2,7% en las prestaciones de jubilación para el 2026.
En años recientes, la inflación de noviembre genera particular expectación, ya que, bajo el actual sistema de indexación por precios, determina el incremento que experimentarán el próximo año los 9,4 millones de jubilados que perciben 10,4 millones de pensiones contributivas. El procedimiento establecido estipula que las pensiones se incrementarán en 2026 basándose en el promedio del IPC interanual entre diciembre de 2024 y noviembre de 2025. Este esquema salvaguarda el poder adquisitivo de las pensiones, si bien conlleva, como contrapartida, un notable aumento del desembolso.
Por consiguiente, la información del día confirma el incremento del 2,7% en las pensiones contributivas. Asimismo, los jubilados que perciben la pensión promedio de retiro verán un aumento anual de 571,35 euros, lo que se traduce en 40,80 euros adicionales por cada pago. De esta manera, su ingreso mensual pasará de un promedio de 1.511,51 a 1.552,32 euros. Por otro lado, quienes reciben la pensión media del sistema obtendrán 489 euros más cada año, o 35 euros más por paga. Las pensiones correspondientes al régimen de clases pasivas del Estado también experimentarán una revalorización del 2,7%.
Se prevé que el retiro promedio aumente aproximadamente 570 euros cada año.
Sin embargo, lo que aún no se ha fijado es el incremento de las pensiones mínimas y las no contributivas. Estas pensiones aumentarán considerablemente por encima de ese 2,7%, pero aún se debe determinar el porcentaje exacto. A modo de comparación, estas pensiones experimentaron un alza en 2025 de más del doble que las pensiones contributivas.
En lo que respecta a la inflación de noviembre, esta disminuye una décima, situándose en el 3% debido a la variación en los costes de la electricidad. Por otro lado, los precios de los alimentos, que muestran resistencia a una desaceleración definitiva, junto con los carburantes y los paquetes vacacionales, han tenido un impacto opuesto.
El alza en el costo de los alimentos resalta particularmente, registrando un incremento de cuatro décimas en noviembre, lo que eleva la tasa al 2,8%. Esta cifra, al igual que la de junio, representa el pico del año; el ejercicio comenzó con un aumento en los precios de la alimentación inferior al 2%, pero desde entonces la tendencia ha sido ascendente.
El coste de los comestibles experimentó un incremento del 0,4%, alcanzando el 2,8%.
Un dato poco alentador es que la inflación subyacente, excluyendo la energía y los alimentos frescos, aumenta una décima, alcanzando el 2,6%, su nivel más elevado desde diciembre de 2024. Esto evidencia la persistencia de las tendencias inflacionarias subyacentes en los precios.
Desde este momento, se prevé que la moderación del índice general continúe en diciembre, con el objetivo de que la media anual se sitúe en el 2,7%.
