Cuando Lourdes Martín decidió abrir su propia farmacia, lo hizo con el propósito de reencontrarse con la parte más auténtica de su profesión. Después de años en el mundo corporativo —gestionando proyectos en hospitales, laboratorios y consultorías—, sintió que había llegado el momento de volver al mostrador, al trato directo con las personas. Pero no como al principio, sino con todo lo aprendido a lo largo del camino y con la convicción de poder crear algo propio, con alma y sentido.
Así nació la farmàcia de Ganduxer, en el corazón de Sarrià-Sant Gervasi, un barrio con una personalidad muy definida y una alta sensibilidad por el cuidado personal. Un proyecto impulsado por la pasión de Lourdes Martín y sostenido por el apoyo incondicional de su marido, Ignacio Font, que, aunque viene del mundo de la banca privada, ha estado implicado desde el primer día en la puesta en marcha de este sueño común.

“Cuando una persona entra en la farmacia, para mí es un regalo”, asegura Lourdes Martín
“Cuando una persona entra en la farmacia, para mí es un regalo”, explica con convicción. Y esa filosofía se nota en cada rincón: en el saludo amable, en la sonrisa del equipo, en los pequeños detalles estéticos del local —desde flores frescas hasta polos bordados con los nombres del personal—, y en la manera en que se asesora sin presionar, escuchando con atención y sin prisas.
Porque aquí, el objetivo no es solo vender. Lo es acompañar. Aconsejar desde el conocimiento, la ética sanitaria y la empatía. Por eso, además de medicamentos, la farmacia ofrece un cuidado especial en el ámbito de la dermocosmética, seleccionando marcas exclusivas y de alta calidad, muchas de ellas difíciles de encontrar en otras farmacias. Un lujo accesible, pensado para una clientela exigente y consciente de su bienestar.

La clave está en el equipo: en personas que entienden y comparten la esencia del proyecto
Una propuesta diferencial con vocación de servicio
Uno de los pilares del proyecto es la formación y sensibilización en salud, algo poco habitual en farmacias. Cada mes y medio, Lourdes y su equipo organizan talleres gratuitos en el mismo espacio de la farmacia. Unos son de belleza —con demostraciones de marcas de cosmética avanzada— y otros, de salud: desde charlas sobre cuidados del oído en verano, hasta sesiones sobre microbiota y salud bucodental impartidas por médicos del barrio.
No se trata de eventos con fines comerciales, sino de espacios de confianza donde compartir conocimiento. Y la respuesta del vecindario ha sido entusiasta: “Hay personas que nos preguntan cuándo será el próximo taller, porque ya se han enganchado”, comenta. Incluso han instalado un desfibrilador en la farmacia y han organizado sesiones para explicar su uso, apostando así por una atención más consciente y comunitaria.
El comienzo: esfuerzo, humildad y vocación
El camino no ha sido fácil. Como en todo proyecto emprendedor, los primeros meses estuvieron marcados por el sacrificio: jornadas de lunes a domingo, sin apenas horarios, con Lourdes en el mostrador e Ignacio repartiendo medicamentos a domicilio. “A veces abrían la puerta y decían: ‘¿Este chico quién es?’. Y era Ignacio, llevando un pedido a casa de un vecino”, recuerda con una sonrisa.
Y es que la farmacia no partía de cero, sino del traspaso de un local con historia. “Nos tocó reconstruir la confianza del barrio”, explican. Y lo han conseguido, paso a paso, con trabajo silencioso y constante. Hoy, muchos clientes entran a saludar, se quedan un rato, comparten anécdotas.
Para Lourdes, la clave está en el equipo: en personas que entienden y comparten la esencia del proyecto. “Yo puedo tener claro cómo quiero hacer las cosas, pero si el equipo no capta esa alma, no sirve de nada”, afirma. Por eso se implica en todo: está presente en el mostrador, en la gestión, en la atención, y conoce a fondo las necesidades del barrio y de sus clientes.

La farmacia abre de lunes a viernes de 8:00 a 20:30, y los sábados de 9:00-14:00
La farmacia abre de lunes a viernes de 8:00 a 20:30, y los sábados de 9:00-14:00, un horario extendido que responde a una necesidad concreta del vecindario. Y si no se puede ofrecer una solución inmediata, se busca una alternativa o se entrega una muestra para que el cliente pruebe sin compromiso. Porque aquí lo importante no es la venta puntual, sino la relación a largo plazo.
En una ciudad como Barcelona, donde solo en la misma calle puede haber cinco farmacias, destacar es cuestión de pequeñas decisiones cotidianas. Lourdes Martín lo sabe bien: la verdadera diferencia no está en el escaparate, sino en cómo se recibe a cada persona, en la honestidad del consejo, en la constancia con la que se cuidan los detalles y en la vocación real de ayudar. Porque al final, lo que construye la confianza no es una gran campaña, sino un “¿cómo te encuentras hoy?” dicho con ganas.

Lourdes Martín junto a Cristina Izquierdo y Mª Cruz Mena
la farmàcia de Ganduxer no solo ha transformado un local, ha transformado una manera de estar en el barrio. Ha convertido la farmacia en un espacio donde pasar a saludar, informarse, aprender, sentirse acogido. Y ese cambio, aunque no siempre se vea a simple vista, se percibe. Como bien les comentó un vecino: “Da gusto venir”. Porque al final, lo que Lourdes Martín y su equipo ofrecen no se puede medir solo en recetas dispensadas, sino en sonrisas, confianza y vínculos. Y en eso, sin duda, han sabido marcar la diferencia.
Más información
Dirección: Carrer de Ganduxer, 129
Teléfono: 644 066 351
Instagram: https://www.instagram.com/lfdg129/
Correo electrónico: [email protected]