Hace cuatro años, Ignacio Fort Ballús dio un salto al vacío y decidió emprender sin experiencia previa. Con 28 años, apostó por crear su propia agencia de viajes personalizada. Lo que comenzó como un proyecto casi experimental, apoyado en el boca a boca de familiares y amigos, pronto se consolidó como una propuesta sólida. En este tiempo ha organizado más de 100 viajes para más de 200 viajeros, con un sello propio que combina la personalización y el turismo responsable.
Viajar es una forma de abrir la mente y enriquecer la vida”
“Viajar es educación, una forma de abrir la mente y enriquecer la vida”, afirma Fort. Su pasión por recorrer el mundo se convirtió en un motor empresarial. Hoy su objetivo es claro: ayudar a los clientes a ahorrar tiempo y dolores de cabeza, mientras disfrutan de una experiencia diseñada al detalle. Desde el primer contacto, cada itinerario incluye no solo vuelos y alojamientos, sino también rutas recomendadas, horarios para evitar aglomeraciones, propuestas gastronómicas y consejos prácticos para que el viaje se viva con plenitud.
Un grupo que viajó a Agra, en la India, para ver el Taj Mahal
El mimo con el que prepara cada experiencia es lo que le diferencia en un mercado tan competitivo. Asegura que muchos clientes llegan convencidos de que contratar una agencia encarece el viaje, pero descubren pronto que el valor está en la personalización y en el conocimiento adquirido tras visitar personalmente los destinos. Cada año, Fort realiza cinco grandes viajes de inspección, de al menos dos semanas, para conocer en profundidad los lugares que más tarde recomienda a sus clientes. “No se trata de vender un paquete cerrado, sino de transmitir mi experiencia para que el viajero disfrute de cada momento con tranquilidad”, explica.
La mayoría de quienes confían en su propuesta buscan viajes especiales, sobre todo lunas de miel y viajes en familia. Japón se ha convertido en el destino estrella, con itinerarios diseñados para descubrir templos a horas poco concurridas, rincones escondidos y una gastronomía que sorprende por su calidad y asequibilidad. “Japón sigue siendo un destino espectacular y muy accesible. Comer allí puede costar entre cinco y diez euros, algo impensable en otros países del mismo nivel”, comenta.
Turismo responsable
Su compromiso, sin embargo, va más allá de la planificación. En cada dosier incluye un apartado de turismo responsable. Su intención es concienciar al viajero sobre la importancia de respetar la cultura local y el medio ambiente. Desde recomendaciones como llevar botellas reutilizables para reducir plásticos hasta advertencias sobre la necesidad de adaptarse a las costumbres de cada país, su filosofía busca crear un turismo más consciente. “Hay que ser respetuosos. No cuesta nada seguir las normas de un templo o recoger tus propios residuos. Si no viajamos con conciencia, el daño es enorme”, advierte Fort.
Egipto es otra de las propuestas
El futuro de su agencia también se mide en tendencias. Además de Japón, destaca el interés creciente por Namibia, con paisajes naturales únicos, y por Corea del Sur, que empieza a consolidarse como destino cultural y tecnológico. Tampoco pierde de vista a Venezuela, país que considera de gran potencial turístico si la situación política lo permitiera. La mirada está siempre puesta en ofrecer experiencias nuevas, diferentes y enriquecedoras.
Hay mucho intrusismo en este sector”
Los viajeros que confían en su propuesta lo confirman. “Cada alojamiento, cada guía, cada experiencia ha estado pensada al detalle”, explica Rodrigo Charlo Millán tras su luna de miel por Kenia y Maldivas, un viaje que califica como “un acierto absoluto”. En la misma línea, Irene Tarré destaca la atención personalizada y el acompañamiento constante durante su ruta por Japón, Singapur y Maldivas: “El nivel de cuidado en cada detalle es impresionante. Pudimos disfrutar sin estrés ni imprevistos”. Historias como la suya reflejan la esencia del proyecto: vivir experiencias únicas, personalizadas y llenas de mimo en cada destino.
En un sector donde el intrusismo es una amenaza constante, Fort insiste en la importancia de la profesionalidad. “Hay mucho intrusismo. Hay mucha gente que se hace pasar por agente y no lo es. Eso perjudica al cliente y al sector. Prefiero diferenciarme con calidad, conocimiento y dedicación”, afirma con firmeza. Su manera de trabajar se apoya en la confianza, en los detalles y en la personalización, una fórmula que ha demostrado ser efectiva para fidelizar a quienes buscan algo más que un simple viaje.
Una de las actividades que más atrae a los viajeros es ir a ver animales, como los gorilas, en África
El resultado es un modelo que convierte cada propuesta en una experiencia irrepetible. Un enfoque que pone en el centro la educación, el respeto y el enriquecimiento personal. Para Fort, viajar no es solo trasladarse de un lugar a otro, sino vivir un proceso de transformación que empieza en la planificación y se prolonga mucho después de regresar a casa. “Por muy mal que vaya un viaje, siempre te llevas cosas buenas. Viajar siempre enriquece”, concluye.
Lecciones de Vanguardia
Ignacio Fort, fundador de Be Alive Travel
“Creer de verdad en lo que hacéis. No emprendáis solo por tener un negocio, sino por compartir algo que les mueva por dentro. Emprender no es fácil, hay muchos momentos de duda, pero cuando lo haces desde el corazón, todo cobra sentido. Y, sobre todo, que no tengan miedo”.
“El éxito no se mide solo en resultados, sino en lo que haces sentir a los demás. Cuando veo a alguien regresar de un viaje con una sonrisa diferente, más consciente o más conectado con la vida, entiendo que todo el esfuerzo ha valido la pena”.

