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Isa Cercós, artista del tatuaje paramédico: “Cada pezón tatuado es una mujer que se reconcilia con su cuerpo”

Tatuaje paramédico

La artista, especializada en tatuaje areolar, mastectomía y cirugía mamaria, reconstruye autoestima y piel con una técnica que combina precisión médica y sensibilidad pictórica

Isa Cercós, tatuadora y especialista en micropigmentación reparadora

En un campo donde la técnica y la emoción se cruzan, Isa Cercós ha encontrado su lugar. Artista de formación, hija de familia médica y pionera en el tatuaje areolar reconstructivo, su trabajo representa la unión entre arte, ciencia y empatía. Desde su estudio en Barcelona transforma cicatrices en símbolos de recuperación, devolviendo color, forma y, sobre todo, confianza a quienes han pasado por un cáncer de mama. Su historia comienza casi por casualidad, pero se ha convertido en una vocación que redefine lo que significa sanar desde la piel.

Su estudio no nació de un caso personal ni de un hecho traumático. Surgió, como ella misma explica, de una inclinación natural hacia el dibujo y el cuerpo humano: “De pequeña pintaba mi propio cuerpo. El arte siempre ha sido mi manera de entender el mundo”. Graduada en Bellas Artes, nunca imaginó que compartiría terreno con la medicina. “En mi familia hay médicos, pero las agujas y la sangre siempre me han dado miedo”, recuerda entre risas. Sin embargo, una conversación casual con su madre cambió su rumbo: “Me dijo: ¿por qué no pruebas con un curso de tatuaje? Si hasta tu madre te lo dice, igual deberías escucharla”, reconoce.

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Aquel primer curso intensivo fue el punto de inflexión. De la curiosidad pasó al compromiso: empezó tatuando desde una pequeña cabina en la consulta de su padre, donde las clientas pronto se interesaron por si podía disimular una cicatriz o mejorar alguna parte de su cuerpo. “Ahí descubrí el poder reparador del arte sobre el cuerpo”, cuenta. Lo que empezó como una experimentación artística derivó hacia la micropigmentación y, más tarde, hacia el tatuaje paramédico, donde encontró su propósito definitivo: ayudar a las personas que, tras un proceso oncológico, buscaban reconocerse de nuevo frente al espejo.

El tatuaje no es estética, es reparación emocional

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De aquellos inicios mantiene tres valores intactos: la empatía, la precisión y el respeto por cada historia. “No se trata solo de tatuar una areola, sino de devolverle a alguien una parte de su identidad”, explica. Esa visión humana sigue siendo el corazón de su trabajo.

A día de hoy, su especialidad consiste en recrear el complejo areola-pezón con efecto tridimensional mediante técnicas de tatuaje artístico, no micropigmentación. La diferencia es esencial: “Yo tatúo, no micropigmento. Eso permite mayor durabilidad, más detalle y un color más estable con el paso del tiempo”, detalla. Su dominio del color es, de hecho, su sello personal: encontrar el tono justo que cada persona sienta como propio.

Isa Cercós es pionera en el tatuaje areolar reconstructivo

El resultado va más allá de lo estético. “Un tatuaje bien hecho puede cerrar un ciclo vital”, afirma. Por eso, su proceso empieza siempre escuchando, entendiendo el recorrido emocional de quien llega a su estudio tras cirugías, expansores o reconstrucciones. “Hay que lograr que la clienta vea esa nueva imagen como algo suyo, no como algo que alguien le ha puesto”, explica.

En su práctica diaria, Isa también observa las carencias del sistema público: “En hospitales públicos se ofrece el tatuaje reconstructivo, pero a menudo lo realizan enfermeras o técnicos con poca formación artística. Hacen lo que pueden, pero no es lo mismo que un especialista que dedica todo su tiempo a ello”. Sin embargo, evita la crítica y prefiere centrarse en la educación y la visibilidad. “Lo importante es que las clientas puedan ver trabajos reales, comparar estilos y decidir con confianza. No cualquier cosa vale”, admite.

La piel no es un lienzo plano, cada cuerpo tiene su historia

Isa Cercós, especialista en tatuaje paramédico y micropigmentación reparadora

Consciente del impacto psicológico de su labor, la emprendedora ha impulsado una iniciativa propia: una convocatoria mensual gratuita de tatuaje reconstructivo para personas en situación económica complicada tras el cáncer. La acción, gestionada desde su cuenta de Instagram @isacercos_tatuajeareolas, ya ha permitido que más de una veintena de mujeres cerraran su proceso de reconstrucción de forma gratuita. “No hay trampa. Solo pido permiso para usar alguna imagen, siempre sin mostrar el rostro, para seguir visibilizando lo que hacemos”, añade.

El futuro de Isa Cercós pasa por seguir explorando los límites del tatuaje paramédico. Más allá del ámbito mamario, se enfoca en técnicas de cloaking o camuflaje para disimular cicatrices, estrías y manchas tanto en mujeres como en hombres. “Ellos lo viven con más tabú y en soledad. Quiero abrir ese campo también para ellos”, comenta. Su objetivo es consolidar su estudio como un centro de referencia en tatuaje reparador, con un enfoque integral que una estética, técnica y acompañamiento emocional.

Isa Cercós

A medio plazo, quiere formar a nuevas generaciones de profesionales en esta disciplina mixta, que combina sensibilidad artística con comprensión anatómica. “Hace falta enseñar bien. No basta con saber tatuar, hay que saber mirar. La piel no es un lienzo plano: cada cuerpo tiene su historia”, reflexiona. En esa enseñanza ve una forma de multiplicar su impacto y garantizar que cada vez más personas accedan a reconstrucciones seguras, personalizadas y con resultados realistas.