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Cómo una productora de pódcast nacida de la radio está revolucionando la forma en que las empresas conectan con su audiencia

Evoco

Evoco, la productora de pódcast fundada por los periodistas Mónica Günther y Eduard Pascual, nació de la experiencia en radio para ofrecer a empresas e instituciones una nueva forma de comunicar con sentido, cercanía y coherencia, sin recurrir al discurso publicitario de siempre

El objetivo de Evoco es ofrecer a empresas e instituciones una nueva forma de comunicar con sentido, cercanía y coherencia, sin recurrir al discurso publicitario de siempre

El pódcast corporativo está transformando la forma en que las empresas se comunican con sus públicos, y una productora fundada por dos veteranos de la radio con más de 20 años de experiencia está liderando esta revolución. Mónica Günther y Eduard Pascual, pioneros en la creación de estrategias de pódcast para marcas e instituciones, explican cómo este formato permite una comunicación efectiva, cercana y llena de valor, que va más allá de la simple publicidad. A través de casos de éxito en grandes y pequeñas compañías, muestran cómo el pódcast puede ayudar a compartir conocimiento, generar confianza, atraer talento y fomentar el networking.

Mónica Günther y Eduard Pascual comenzaron su andadura en el mundo del pódcast en 2008, cuando el término aún era prácticamente desconocido en España. En 2015, un empresario que conocía su trabajo en la radio —y que viajaba con frecuencia a Estados Unidos, donde este formato ya despuntaba— les propuso crear un pódcast de empresa. Fue su primer cliente, y el punto de partida de un recorrido que se disparó años después, en plena pandemia. “Estábamos posicionados como productora de pódcast para empresas, y allí fue nuestro crecimiento exponencial”, recuerdan.

Mónica Günther y Eduard Pascual, fundadores de Evoco

Pero no todo se reduce al número de oyentes. “Un pódcast no es un spot alargado. No tiene sentido usarlo para hablar de uno mismo todo el rato”, insisten. El objetivo es otro: generar una relación constante con la audiencia, estar presente sin interrumpir. Si una marca deja de contarte lo buena que es y, en su lugar, te habla de algo que te interesa, probablemente le prestes atención. Y si además lo hace con una voz reconocible —y no solo con un logo—, la conexión es mucho más fuerte.

Por eso acompañan a las empresas desde el primer minuto. Desde definir para qué sirve el pódcast —que no siempre es obvio— hasta producirlo, editarlo, lanzarlo y medirlo. Algunas empresas prefieren delegarles todo el proceso, otras quieren involucrarse en cada paso. “Nos convertimos en una parte más del equipo, aunque estemos fuera”, explican. A veces incluso buscan voces dentro de la propia empresa para poner delante del micro. “Nadie transmite mejor los valores de una marca que alguien que los vive”, añaden.

El pódcast humaniza la marca y pone voz a lo que hay detrás del logo

Los usos del pódcast en el entorno empresarial son mucho más amplios de lo que podría parecer. Está el marketing de contenidos, sí, pero también el networking —invitando a perfiles estratégicos al programa para abrir nuevas puertas—, la comunicación interna —sobre todo útil en organizaciones grandes donde la newsletter se pierde entre mil correos— o la atracción de talento. “El pódcast humaniza la marca. Pone voz a lo que hay detrás del logo”, dicen.

Y hay más. En ferias como el Mobile World Congress han producido pódcast en directo desde los stands, dándoles vida y convirtiéndolos en un punto de encuentro. En el ámbito formativo, colaboran con la Diputació de Barcelona en la creación de cápsulas de audio sobre protocolo, organización o liderazgo, que sustituyen con ventaja a los clásicos PDF que nadie abre. Incluso han desarrollado proyectos para mejorar la experiencia del paciente, como en el Hospital Sant Joan de Déu, donde pequeñas píldoras en audio ayudan a las familias en momentos difíciles, con cuentos, relajación o información médica narrada con calma y calidez.

“Lo mejor del pódcast es que quien lo escucha lo ha buscado”

“Lo mejor del pódcast es que quien lo escucha lo ha buscado. No se cuela en su día, no interrumpe. Está ahí porque lo han elegido. Y eso, para una empresa, es oro”, aseguran. No es comunicación masiva, es comunicación dirigida, cualificada. “Puedes tener pocos oyentes, pero si son los adecuados, el pódcast cumple su función mejor que cualquier anuncio”.

No les faltan casos de éxito. Desde grandes nombres como Mapfre o el Museo Thyssen hasta instituciones como el Institut d'Estudis Catalans o la propia Diputació de Barcelona. También hay proyectos más pequeños que demuestran que no hace falta ser una multinacional para sacarle partido a este formato. El ejemplo más cercano: la doctora Torrejón, especialista en medicina estética, que pasó de invertir en microespacios de radio a tener su propio pódcast. Hoy, con más de 120 episodios, ha logrado crear comunidad, nuevas líneas de negocio y hasta entrevistas en televisión. Y todo con una audiencia fiel que escucha hasta el final.

“A veces no importa cuántos te oyen, sino quiénes son”

Eso sí, Mónica lo deja claro: el éxito no se mide solo en descargas. “Hay que saber qué quieres conseguir y cómo lo vas a medir. A veces no importa cuántos te oyen, sino quiénes son”. La métrica que realmente miran es la retención: cuánta gente se queda hasta el final de cada episodio. Si la respuesta es alta, es que el contenido interesa. Y eso, al final, es lo que importa.

Mirando al futuro, tienen claro que esto no ha hecho más que empezar. Observan de cerca lo que ocurre en países como Estados Unidos o el Reino Unido, donde el pódcast lleva más recorrido, para anticipar hacia dónde evolucionará aquí. Pero mientras tanto, siguen haciendo lo que mejor saben: ayudar a las empresas a contar historias con voz propia y, sobre todo, que suenen bien.

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