Historias de éxito

“El móvil se ha convertido en el dispositivo más vulnerable de nuestra vida financiera”: Rikki, el anillo que busca desbancar al smartphone en los pagos con nuevas funcionalidades y mayor seguridad

La fintech barcelonesa impulsa una nueva generación de pagos con un anillo que opera fuera de línea y suma funcionalidades avanzadas

Rikki Anillo opera con los estándares de seguridad más altos del circuito bancario

Rikki Anillo opera con los estándares de seguridad más altos del circuito bancario

Pagar con el dedo ya no es ciencia ficción. Rikki, una fintech de Barcelona creada de la mano de Elena Fuenmayor y Elena Yorda, lleva tiempo demostrando que un anillo puede sustituir a la tarjeta física, al efectivo e incluso al móvil a la hora de pagar, gracias a un chip NFC avanzado y a la tokenización bancaria. Esta revolución, que permite pagar sin exponer información personal ni depender del estado del teléfono, va ahora un paso más allá. La compañía quiere que el público entienda qué significa incorporar el anillo a la vida diaria y por qué tantos usuarios, una vez lo prueban, ya no lo cambian por nada.

La tecnología del anillo se basa en un chip certificado por Visa y Mastercard que opera con los estándares de seguridad más altos del circuito bancario. No guarda los datos reales de la tarjeta, sino un token que identifica dispositivo y tarjeta sin exponer nunca los números auténticos. Cada pago genera un token efímero que solo vive unos segundos, lo justo para procesar la transacción. “Aunque alguien pudiera interceptarlo, ya no serviría para nada”, explica Fuenmayor. Esa efimeridad, sumada a la ausencia de conexión y a la imposibilidad de acceder al interior del dispositivo, convierte el anillo en una solución segura e imposible de vulnerar.

Pero hay un punto que Rikki quiere subrayar especialmente: su capacidad para proteger la privacidad del usuario frente al móvil. En la actualidad, cada vez que se desbloquea un smartphone para pagar, se abre la puerta a toda la información que contiene. Fotos, agenda, contactos, chats, correos, apps bancarias y datos personales quedan expuestos de forma innecesaria. “Toda nuestra vida está en el móvil y no hay motivo para mostrarla cuando solo queremos pagar”, señala Fuenmayor. El anillo evita ese riesgo: funciona fuera de línea, no tiene batería, no puede ser hackeado a través de un malware y no da acceso a ninguna información del usuario.

Además, si se pierde o se roba, la protección sigue intacta. El anillo puede bloquearse en remoto desde la aplicación, y el banco también puede detenerlo si detecta un movimiento anómalo. “No hay datos que clonar ni tarjeta que copiar. Pierdes el anillo, pero no pierdes tu vida financiera”, resume la emprendedora.

Lo importante no es solo pagar de forma cómoda, sino tener control sobre tus finanzas sin complicarte la vida

Elena Fuenmayor, cofundadora de Rikki

A este valor de seguridad se suma algo igual de decisivo en la experiencia de uso: la comodidad. El anillo no necesita batería, no depende del estado del teléfono, es sumergible y pasa completamente desapercibido. El usuario puede ducharse, nadar o entrenar sin quitárselo. Puede pagar sin buscar el móvil, sin desbloquearlo, sin exponer información personal. “Es una de esas mejoras que parecen un detalle, pero que cambian el hábito para siempre. Igual que los elevalunas eléctricos: una vez los pruebas, ya no vuelves atrás”, comenta Fuenmayor.

Esa simplicidad está detrás de la fidelidad de muchos usuarios, que lo incorporan a sus rutinas sin darse cuenta. Ejecutivos que ya no necesitan llevar encima varias tarjetas. Viajeros que pueden seguir pagando aunque pierdan el móvil o la cartera. Familias que ven en el anillo una herramienta segura y discreta para que sus hijos se muevan con autonomía. El objetivo es que la comodidad no requiera aprendizaje: basta con acercar la mano al datáfono.

Pagar con el anillo ya es posible
Pagar con el anillo ya es posible

La versatilidad también forma parte de la propuesta. El usuario puede vincular el anillo a una “tarjeta puente” y, detrás de ella, subir tantas tarjetas personales, corporativas o compartidas como necesite. Desde la aplicación selecciona con qué tarjeta quiere pagar cada gasto y puede revisar después el registro de movimientos. Esto permite a profesionales separar gastos personales y laborales sin cargar varias carteras, y a familias organizar presupuestos de forma práctica. Si un pago se carga a una tarjeta equivocada, puede corregirse después desde la app.

Para quienes viajan fuera de Europa, el anillo se convierte en una red de seguridad. Si se pierde la cartera o el móvil, la persona no se queda sin recursos: las tarjetas siguen intactas y basta con bloquear el dispositivo extraviado. Algunos usuarios incluso llevan dos anillos sincronizados con la misma estructura financiera: uno habitual y otro de respaldo. “Si pierden uno, bloquean ese y continúan con el otro sin interrumpir su día a día”, explica Fuenmayor.

Con el anillo queremos dar libertad con responsabilidad

Elena Fuenmayor, cofundadora de Rikki

El dispositivo también ha encontrado su espacio en el ámbito familiar. Padres y madres asignan límites de gasto distintos a las tarjetas vinculadas a cada hijo, según su edad o necesidades. Si un adolescente pierde el anillo o detectan un comportamiento extraño, pueden bloquearlo temporalmente. La herramienta ofrece libertad con responsabilidad: el joven gestiona su dinero, pero existe un marco de seguridad que evita situaciones problemáticas.

Para Rikki, lo más importante ahora es que el público visualice su uso inmediato. El anillo ya no es solo un accesorio innovador, sino un complemento diario que reduce riesgos y simplifica la vida financiera. No depende de batería, no expone información personal, no requiere aprendizaje y se integra en la rutina con naturalidad. Las funcionalidades futuras llegarán, pero su verdadera fortaleza está en lo que ya ofrece hoy.

El anillo ya no es solo un accesorio innovador, sino un complemento diario que reduce riesgos y simplifica la vida financiera
El anillo ya no es solo un accesorio innovador, sino un complemento diario que reduce riesgos y simplifica la vida financiera

Con su anillo, Rikki demuestra cómo una idea aparentemente simple puede ofrecer seguridad, privacidad y comodidad en un gesto mínimo: acercar la mano al datáfono. Y, para muchos de sus usuarios, ese gesto ya se ha convertido en un hábito del que no quieren volver atrás.

Lecciones de Vanguardia

“Emprender es ilusionante y muy bonito porque te hace crecer y madurar, pero no basta con la ilusión. Es necesario contar con un colchón financiero y, sobre todo, asumir que durante ese tiempo tocará escuchar más que hablar”.

​“No lo vas a tener nunca todo controlado, por eso necesitas margen de maniobra y humildad”.

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