Elsa Anka, que nunca se fue del todo, ha vuelto: desde el pasado 21 de diciembre, representa en la barcelonesa sala La 9 del Bosque (Rambla del Prat, 18, en Gràcia) el espectáculo Showgirls junto a su creadora, la polifacética Ares Teixidó, y Lady Marrdita. Fue Ares quien la llamó para incorporarla este proyecto suyo –que dirige Óscar Contreras– tras el éxito de la primera temporada: “Es como mi mami televisiva: comencé con Elsa a los 19 años y el programa Condició Femenina fue muy innovador”. Tres mujeres empoderadas desmontan el concepto antiguo y cosificante de una 'showgirl' hablando con naturalidad de sexo, relaciones, amores tóxicos, fidelidad e infidelidad. Acostumbradas al monólogo protagonizado por hombres, ahora nos toca a nosotras hablar sin filtros, coinciden ambas. Elsa, que acaba de cumplir los 59, está pletórica.
Hablas de la menopausia con una naturalidad que los espectadores están aplaudiendo. ¿Tenías miedo de volver a ponerte ante el público?
Cuando me lo propusieron, fue Ares quien me llamó y tú sabes cómo es esa niña, un fenómeno que vale para todo. Pues estuve encantada de volver a estar encima de un escenario, que hacía muchísimos años que no los pisaba, y el reto era hacer un monólogo que… ¡Jo! Pues un poco de vértigo sí que da: me das un papel para interpretar, y lo puedo hacer mejor o peor, pero un monólogo… Así que al final tú crees un personaje y aunque hay un 80% de la realidad de una misma, tal vez un poco más, te creas un personaje para escudarte y parece que eres tú, funciona como tú, o habla como tú y tu trabajo es hacer creer al espectador que todo lo que cuentas es tu vida, con lo cual ya estás interpretando.
¿Y cómo está respondiendo ese público?
Pues noto que se identifica. Cuando conviertes lo dramático en algo cómico, y a todos nos han pasados cosas a medida que cumples años, pues explicadas desde un escenario, es ¡Ostras, te acuerdas cuando nos pasó aquello! Y se parten de risa. Está siendo una experiencia chula y muy gratificante.

Ares Teixidó, Elsa Anka y Lady Marrdita, en un espectáculo para reírse y reflexionar. Ambas cosas.
Además, superando el cliché este de que el monólogo ahora siempre había sido cosa de hombres.
Completamente. Comenzamos las tres estupendas haciendo un baile muy sexy y demás pero luego nos desmontamos. Bajamos a lo más terrenal, dejamos de ser esas diosas sensuales para mostrarte tan humana y con las miserias de cualquier otro ser humano. Es muy divertido el contraste: Lady alude a una comunidad muy joven, ella tiene 24 años y habla con mucho desparpajo de sus experiencias con los hombres; después aparezco yo hablando de que puedo ser su madre, de mis temas y después aparece Ares que refleja la diversidad: como dice ella dice en un momento de la obra, “Yo soy LGTBIQ+, yo soy todos”.

Lady se dirige a un público más joven, Ares al colectivo LGTBIQ+ y Elsa, a las mujeres con menopausia.
El espectador siempre puede pensar, 'bueno, eso que cuenta puede ser ficcionado', pero sé que hay mucho de real en vuestras actuaciones. ¿De morbo, vergüenza? ¿Cómo se vive desde el otro lado?
Bien, porque las mujeres debemos desmitificar lo de la menopausia, evitar ya los tabús. Hay una cosa curiosa que he comprobado al hablar abiertamente de esto que algunas mujeres te recriminan, que el problema que tú tienes es que no quieres envejecer, que a las guapas os trauma más… Son cosas que aunque no entiendo, las perdono todas porque yo soy muy del equipo de las mujeres. No me enfrentaré jamás a una mujer sino que siempre que pueda, la voy a apoyar.
¿Entonces por qué esa minoría descontenta?
Entiendo que quien se manifiesta así, pues bueno, algo interno debe tener y que ha de solucionar ella. Claro que hay mujeres pasan por una menopausia maravillosa, pero son un 25 %: al resto no les vas a invalidar todo lo que sienten y sufren, que es bastante. Y precisamente esto es parte de lo que no es verdad en mi show porque yo estoy más en el 25 %. La menopausia tiene un montón de síntomas y vamos a cogerlos con simpatía, porque muchos no son para tomártelos a broma, pero si los ves en un escenario que los cuento yo, pues dices, ¡hostia, es que es verdad, es que es así! Por lo demás, hay una parte de mi vida privada que siempre voy a proteger; aunque parezca que yo soy una persona que habla mucho, sé dónde están mis límites.
Menuda manera más festiva de celebrar tus 59. Cuando en las redes lees comentarios como “no sé cuál es la madre y cuál la hija”, ¿cómo te sientes?
Pues no me gusta mucho eso. Lo he comentado con amigas en situación parecida con sus hijas: una madre nunca compite con su hija. Sé que la gente lo dice con toda la buena intención, lo entiendo, pero no va por ahí. Es que una madre nunca compite con su hija. Yo lo sé que la gente que lo dice, lo dice con toda la buena intención. Yo lo entiendo, entiendo el mensaje. Pero pienso, ostras... que no va por ahí. No estoy compitiendo, no tengo necesidad de parecer la hermana de mi hija, soy su madre y qué guay que me cuide y que te pueda parecer más joven.
¿Y cómo lo siente ella?
Mi hija tiene una fortaleza bestial pero sí que al principio ella y algunos otros niños que no voy a mencionar, hijas de amigas, sentían peso: “Es buena, pero es que su madre…” Para halagar a alguien no tienes compararlo con nadie.
Lídia también se dedica al mundo de la imagen. ¿Cuál ha sido el mejor consejo que le has dado?
Sobre todo que no se la coma su alto nivel de autoexigencia que, desafortunadamente creo le he traspasado. He intentado borrarle ese programa. Cero presión, puedes ser autoexigente a niveles sanos, de dar lo mejor de una pero que no se convierta en una presión porque irá en tu contra. Eso le dije y que se lo pasara siempre muy bien y que amara lo que hiciera. Un trabajo ya no lo es tanto si estás disfrutando. A mis hijos les di también un mensaje de autoconfianza: la gente tiene derecho a opinar, aunque no todas las opiniones sean respetables, pero que se escuchen a sí mismos.
¿Qué sentiste al convertirte en abuela?
Una explosión, no me lo podía creer. Me siento joven, con fuerzas de joven, y la estoy disfrutando muchísimo. Ser abuela es como redimirte de todos los aquellos fallos que has hecho con tus hijos (risas). Porque con tus hijos tienes que ser más sargento, más disciplina y he pensado en que había veces que me podía haber evitado ser tan dura.
¿Cómo te llevas con tu yerno, Jaime Astrain?
Es muy divertido, un tío super familiar y muy buen chico, con lo cual poco más puedo pedir. Además tenemos esa relación que me hace muchísima gracia: yo le replico todo, se mete mucho conmigo en redes. Creo que si fuera verdad, no se atrevería. E imagino que habrá momentos en los que no nos soportamos como un suegra y hielo, pero lo disimulamos estupendamente porque nos queremos. Es como un hijo.
¿Cómo vas a pasar las fiestas?
Van a ser familiares. En cuanto terminemos de hablar, tengo una llamada a tres, con mis hijos y vamos a cerrarlo. Lídia pasará el día de Navidad con la familia de Jaime y ahora vamos a ver si cerramos Fin de Año juntos los tres. Nochebuena, en casa.
¿Qué le pides a 2025?
Siempre se dice lo de la salud, ¿no? Pero se sobreentiende porque es el principal de los deseos. Así que pido que no falte trabajo y, si me permites, volver a televisión. Venga. Volver a televisión. Me haría muy feliz.