Fórmula habitual en teatro, es muy infrecuente sostener un thriller sobre la responsabilidad de tan solo dos actores. No abundan ejemplos como el de la magistral La huella, de Joseph L. Mankiewicz. Ahora bien, cuando el guion es tan sólido como el de Padres (José Ángel Bohollo) y los protagonistas, de la contrastada solvencia que reúnen Natalia Verbeke y Fernando Cayo, la cosa cambia. “Cuando leí el guion, también pensé yo en La huella. Era una historia tan bien escrita, con los personajes tan bien definidos que pensé... ¿a ver dónde está la trampa? Porque en este tipo de thrillers a veces te la intentan colar para justificar otra cosa. Pero no: era un guion limpio, milimetrado y con una potencia actoral brutal”.
Creo que genera más tensión que se trate de una chica. Incluso yo a día de hoy hay lugares por donde prefiero no pasar
 
            Fernando Cayo es Jaime y Natalia es Victoria. Divorciados, se ven obligados a entenderse para esclarecer el paradero de su hija adolescente.
Victoria y Jaime, divorciados, deben entenderse para averiguar el paradero de su hija adolescente: “Creo que genera más tensión que se trate de una chica. El miedo yendo sola por la calle camino de casa lo hemos vivido todas. E incluso yo a día de hoy hay lugares por donde prefiero no pasar; desgraciadamente eso es así. Nacemos con la alerta en el cuerpo”. Además, el guion pone en la pizarra distintos temas de interés: “El machismo, los abusos sexuales, el maltrato, la violencia vicaria, el racismo, los prejuicios... Y no es maniqueísta, o sea, no toma partido por ninguno, sino que permite que el espectador sea quien decida qué actitud tomar ante todos y cada uno de ellos”.
 
            Solo dos personas, menos una breve intervención del actual novio de Victoria (encarnado por Carlos Fuentes), sostienen toda la trama. Y se aguanta muy bien.
Fernando Cayo
Un actor solvente en un buen thriller
Con una larguísima trayectoria en cine, teatro y televisión, encarnar al coronel Tamayo en La casa de papel le ha otorgado una fama internacional por la que que sigue recibiendo felicitaciones en sus redes sociales. Con Padres vuelve al thriller, género en el que se mueve con comodidad siempre y cuando el proyecto sea sólido: “José Ángel Bohollo, que es un amante del cine, además de director y productor, ha escrito un guion muy bien estructurado y con unos personajes fenomenalmente definidos. Y poder trabajar con Natalia Verbeke, una actriz maravillosa que siempre me ha encantado… El rodaje ha sido cronológico, lo que facilitaba mucho el desarrollo del thriller y conocer la dosis de información que podíamos dar en cada momento”. 
Como Natalia, Fernando es padre de una chica. Ha podido meterse en el papel de modo muy natural: “Todo lo que tiene que ver con la responsabilidad y los procesos mentales por los que pasa Jaime yo los he vivido de alguna forma. No de modo tan paranoico pero me son familiares. Lo interesante de la película para todo espectador/a es que toca aspectos que todos hemos vivido, todos hemos sufrido la angustia de cuando una persona a quien quieres no te contesta al teléfono. Afortunadamente tengo una hija de 20 años muy responsable y sensata siempre en quien he confiado siempre. El elemento paranoico que tiene mi personaje en la película no lo he sufrido en la vida real. Pero soy un padre muy atento, sé dónde está mi hija en todo momento sin ser obsesivo ni inmiscuirme en su intimidad, porque en eso no radica ser padre, sino en estar pendiente de ella como un compañero de vida, es decir, saber cómo le van las clases, qué va a hacer mañana, si tiene visita en el médico”.
Cuando oía a actrices decir que haber sido madre había transformado su forma de interpretar, yo pensaba ‘qué tontería’
Como su personaje, Natalia tiene una hija, si bien de solo siete años. Desde que nació, Chiara le cambió para siempre: “Creo que ser madre me ha hecho mejor no solo en la vida, sino también como actriz. Cuando oía a actrices decir que haber sido madre había transformado su forma de interpretar en cuanto a ser madres en la pantalla, yo pensaba ‘qué tontería, si eres actriz lo vas a hacer igual’. Y sí, lo vas a conseguir hacer, pero si lo eres de verdad, se despierta algo que… Es un amor que no has experimentado nunca aunque también se despiertan unos miedos que solo teniendo un hijo puedes comprender. Desde que soy madre comprendo mucho mejor a la mía”, cuenta Natalia.
Mi carrera se ha construido sobre la base de decir que no a muchas cosas
Ante la actriz se abre un 2025 muy interesante: además de Padres (en cines el 21 de febrero) estrenará en Netflix la serie El refugio atómico –solo puede avanzar que trata de un grupo de millonarios que vive a todo lujo en un búnker mientras fuera se desarrolla la III Guerra Mundial– y protagonizará Todos los lados de la cama, la tercera entrega de la comedia musical más recordada. Y de nuevo con Ernesto Alterio, Alberto San Juan, Willy Toledo, Pilar Castro… “Estamos casi todos los de la primera película. Nos hemos divertido mucho. La directora, Samantha López, para mí ha sido un descubrimiento y hay unos actores jóvenes como Lucía Caraballo, Jan Buxaderas y Sergio Abelaira, que son increíbles”.
 
            La tercera entrega, 'Todos los lados de la cama', cuenta con la mayor parte de los actores de la primera.
Prácticamente ha perdido la cuenta de las veces que ha dicho ‘no’ para huir del encasillamiento de ser un rostro bonito, a lo que seguramente la empujó el éxito de Al otro lado de la cama. “De hecho, mi carrera se ha construido sobre la base de decir que no a muchas cosas; siempre he querido desligarme de repetir el mismo personaje, primero porque me habría aburrido y segundo, porque necesito desafíos para sentirme bien y crecer como actriz. He dicho mucho que no”.
Me considero una chica del montón con una sonrisa bonita gracias a mi padre, que ha sido mi dentista toda la vida
 
            Natalia bromea sobre su leyenda como chica sexy y atribuye todo a una bonita sonrisa, fruto del desvelo de su padre, odontólogo ya jubilado, cuenta riendo. Aquí con atuendo de Antik Batik.
Con todo, durante largo tiempo se la subió a la tarima de mito erótico sin que haya protagonizado sonoros desnudos ni tórridas escenas de sexo. “Pero si es que yo me veo como lo más alejado que puede haber de mito erótico (risas). No me identifico para nada con cosas que se han podido decir de mí. Me considero una chica del montón con una sonrisa bonita gracias a mi padre, que ha sido mi dentista toda la vida; excepto ahora que lleva muchos años jubilado (risas). Será por haber interpretado determinados personajes, porque en mi vida no soy para nada eso. Pero bueno, está bien porque quiere decir que he interpretado de modo solvente personajes que tenían esa carga sensual”.

 
            