Letizia se acerca a la realidad de las mujeres africanas y pobres

VIAJE A CABO VERDE

La Reina visita varios proyectos de formación  y protección de mujeres y adolescentes en los que participa la cooperación española

La reina Letizia, este martes, charla con una de las mujeres caboverdianas de la cooperativa de Corte y Costura de Santa Cruz.(Cabo Verde)

La reina Letizia, este martes, charla con una de las mujeres caboverdianas de la cooperativa de Corte y Costura de Santa Cruz.(Cabo Verde)

Carlos Álvarez/ Getty Images

Ser mujer, africana y pobre es una triple condición que, incluso en países como Cabo Verde, con una renta media superior a la de la mayoría de países del resto de África, presenta una dura realidad. La reina Letizia ha dedicado la primera jornada de su viaje de cooperación a este archipiélago que hasta 1975 fue colonia portuguesa, acercándose a las beneficiarias de varios proyectos que apoya la Agencia Española de Cooperación Internacional y Desarrollo (AECID) dedicados a la formación y protección de mujeres y adolescentes. Desde una cooperativa de Corte y Costura, en la que aprenden un oficio, hasta la Casa de Familia que acoge a mujeres víctimas de violencia de género con especial atención a adolescentes que, tras ser violadas, se han convertido en madres. 

Letizia, enfunda en el chaleco rojo de cooperación, ha comenzado su actividad de este martes con una reunión en la sede de la embajada de España donde se ha reunido con los cooperantes españoles que llevan a cabo distintos proyectos en alguna de las islas que forman el archipiélago de Cabo Verde. Tablet en mano y junto a la secretario de Estado de Cooperación, Eva Granados, y la embajadora, Ana Paredes, ha escuchado a los responsables de los diferentes programas y, como suele hacer, ha preguntado y repreguntado sobre todos los aspectos de su trabajo. En la reunión, los responsables de la AECID en Cabo Verde le han explicado a la Reina las especiales características del país, uno de los pocos en los que la cooperación internacional y los diferentes programas cuentan con el apoyo, colaboración y defensa del gobierno caboverdiano a las políticas de igualdad. 

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La reina Letizia, este martes,  a su llegada a una reunión sobre cooperación española en el país celebrada este martes en la embajada española en Praia, Cabo Verde. EFE/ Chema Moya

Chema Moya / EFE

La cooperativa de Corte y Costura de Santa Cruz, de la que se han beneficiado más de quinientas mujeres en situación de vulnerabilidad es un ejemplo. Allí reciben formación y además herramientas para una vez conocido el oficio puedan o bien establecer su propio taller de costura o participar en la producción de prendas de encargos que recibe la propia cooperativa. Letizia se ha acercado a uno de esos talleres y ha preguntado a las mujeres que estaban recibiendo formación, interesándose por sus casos. Ha estado en el área de patronaje y también en el aula donde con máquinas de coser, un grupo de mujeres iba a avanzado en la confección de prendas de vestir.  Una de las mujeres ha explicado a la Reina que, tras ser maltratada y abandonada por su marido, ha podido sacar adelante a sus hijos gracias a la oportunidad que le ha dado la cooperativa. La entusiasta Gabriela Carvalho, directora del Instituto Caboverdiano de Igualdad y Equidad de Género (ICIEG), ha sido la guía de la Reina contagiando a todo por su determinación de acabar con la violencia y la explotación, una plaga que si bien azota a muchas capas sociales, es especialmente sangrante con las mujeres más desfavorecidas.

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La reina Letizia, este martes,  durante su visita a la cooperativa de corte y costura del proyecto 'Empoderamiento y autonomía económica de las mujeres 

Chema Moya / EFE

Si cruda era la realidad de algunas de las mujeres que la Reina ha conocido en el taller de costura, aún peor eran los motivos por los otras mujeres llegan a la Casa de Familia, una residencia que acoge y, sobre todo protege, a mujeres víctimas de la violencia de género extrema y a las que, una vez seguras, les ofrecen herramientas para poder salir de esa situación.

De la  visita de la Reina a ese hogar, que lleva adelante una comunidad de hermanos capuchinos que reciben ayuda tanto de la AECID, como del citado ICEIG y de otros organismos y entidades locales, no hay testimonio gráfico para protección de las mujeres que allí se refugian, como tampoco lo hay de la visita a otro hogar adyacente, llamado Casa Manuela, donde se da protección, cobijo, formación y esperanza a un grupo de adolescentes que han sido madres tras ser violadas. La única mayor de edad, con 18 años recién cumplidos, fue agredida sexualmente a los 13 años y  tuvo una niña con solo 14 años.

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 La reina Letizia y la primera dama de la República de Cabo Verde, Débora Katisa Carvalho,

Chema Moya / EFE

La primera dama de Cabo Verde, Debora Katisa Carvalho, ha acompañado a la Reina en su visita a estas dos casas de acogida,    

Por la tarde, la Reina ha conocido  el desarrollo de un programa piloto que se desarrolla en alianza con Naciones Unidas en la comunidad rural de Porto Mosquito. Se trata de un proyecto transversal, que combina los objetivos de reducción de las desigualdades y el desarrollo sostenible. Está destinado a los 867 habitantes de la zona, incluidos 300 pescadores y pescadoras y 135 vendedoras de pescado.

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La Reina, este martes, en Porto Mosquito con unos pescadores que regresaban a la playa con sus capturas, )

Carlos Alvarez / Getty

Un batuk, una danza típica de Cabo Verde interpretada por mujeres, ha recibido a Letizia en la pequeña localidad que se ha vestido de fiesta para la visita. 2La reina vino por primera vez a un puerto pesquero, Porto Mosquito, muchas gracias, reina Letizia", han cantado una docena de mujeres acompañadas por la música de ritmo africano que sacaban de golpear rítmicamente unos sacos de arroz, mientras otras bailaban.

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La reina Letiizia, este martes, en Porto Mosquito

Carlos Alvarez / Getty

En la misma playa, la Reina ha charlado con los pescadores que a esa hora de la tarde volvían de las tareas de pesca en sus coloridas barcas e incluyo ha asistido a la pesada de las capturas que habían obtenido. En esa población, los hombres salen a pescar y las mujeres se encargan de vender el pescado y el plan piloto de desarrollo pretende conservar sus modos tradicionales de vida y, al mismo tiempo, fomentar pequeños negocios de hostelería en la zona, así como iniciativas culturales que atraigan visitantes y creen empleo. 

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