Martirio: “Un artista, mejor o peor, tiene que ser único”

Patrimonio andaluz

La cantante ha sabido crear un personaje con sólo las gafas de sol y la peineta, que le permiten vivir el día a día con total anonimato

Formó parte del grupo de Jarcha, que cantaba ‘Libertad sin ira’, que se convirtió en el himno de la transición, y  lamenta que los músicos jóvenes de hoy en día no sean reivindicativos

La cantante Martirio es Patrimonio de Andalucía, según una campaña de edición limitada de botellines de la cerveza Cruzcampo

Patrimonio.La cantante junto con Camarón de la Isla y Chiquito de la Calzada forma parte de una edición limitada de la cerveza Cruzcampo que rinde homenaje a Andalucía

Pepo Herrera

El albero, el patio con flores, la mesa camilla, el puchero el “mi arma” o estar a la fresca, forman parte de la cultura popular de Andalucía, igual que Martirio y los fallecidos Camarón de la Isla y Chiquito de la Calzada. Por eso la cerveza sevillana Cruzcampo quiere celebrar sus 120 años con Patrimonio, que reivindica “todo aquello que hace que Andalucía sea Andalucía”. Se trata de una edición limitada de las etiquetas de sus botellines de Pilsen creadas por el pintor gaditano Pepe Baena y la fotógrafa sevillana Ana Langeheldt.

La fiesta de lanzamiento, el pasado miércoles en la remodelada Torre Cruzcampo, en Sevilla, contó con los dos artistas andaluces además de Martirio (Huelva, 1954). Antes de la presentación, pero después de fumar un cigarrillo, la cantante charló con La Vanguardia: “Nunca he querido hacer anuncios, pero cuando me lo propusieron no tuve ninguna duda porque ha sido la cerveza mía de toda la vida. No hay mayor placer que ese primer buchito al mediodía, bien fresquito, en un vaso ancho de cristal fino, y que se te quede un bigotito blanco”. El año pasado, Martirio aparecía fugazmente en Gitana, el anuncio de la marca en el que cobraba vida una muñeca y se recuperaba la voz de Camarón en una estrofa inédita.

“ Arreglá pero informal” o “Estoy atacá” son frases de las canciones de Martirio, que forman parte de este patrimonio popular: “Son expresiones del pueblo, que yo recojo y devuelvo al pueblo. Es cuestión de tener oído”, dice como quitándose importancia. Y cuando se le pregunta sobre su aportación como artista con más de cuatro décadas de trayectoria. “yo creo que un artista, mejor o peor ha de ser único. Buscar un espacio donde no haya nadie y dejar huella. Y eso es lo que yo he perseguido durante todo este tiempo”.

Martirio en una actuación con su hijo Raúl Rodríguez a la guitarra

Martirio en una actuación con su hijo Raúl Rodríguez a la guitarra

Archivo/La Vanguardia

Además de sus canciones lo que la ha hecho única ha sido su imagen, detrás de unas gafas de sol y con una peineta. “Es curioso como sólo estos dos objetos definen el personaje de Martirio, pero luego en mi día a día, puedo disfrutar del anonimato. Por la calle sólo uso gafas graduadas, porque me gusta mirar a la gente, pero no que me miren a mí. Cuando me bajo de escenario, y vuelvo a ser Maribel soy muy tímida”, explica dejando a la vista sus grandes ojos verdes. Precisamente lleva tiempo buscando espónsor para poder montar una exposición con las gafas de sol, abanicos, trajes y sobre todo peinetas que ha utilizado en todos estos años de carrera. “Hay un trabajo artesanal detrás muy importante, una entrega absoluta que me ha permitido llevar la escenografía encima”.

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En 1974, dos meses antes de cumplir 20 años, Martirio tuvo a su único hijo Raúl Rodríguez, que le ha acompañado en muchos de sus espectáculos como guitarrista: “Es un músico y antropólogo excepcional –dice con orgullo. Ahora está preparando un disco de su trilogía con músicos caribeños y africanos y nos vamos a separar artísticamente una temporada”. Y añade, “al llevarnos tan pocos años de diferencia casi hemos crecido juntos y tener a mi lado una persona tan enamorada de la música como él me ha enriquecido muchísimo”. Su hijo, además le ha dado dos nietas, “que aman el arte. La mayor tiene 15 años y toca la guitarra y la pequeña baila”. Dice que viven en total anonimato en un lugar donde nadie sabe quien es Martirio, y cuando las visita “me vuelvo una niña chica”.

La cantante Martirio rodeada de Jesús Lavilla (piano), Olvido Lanza (violín) y Marcelo Mercadante (bandoneón) que la acompañan en el espectáculo 'Al sur del Tango'

La cantante Martirio rodeada de Jesús Lavilla (piano), Olvido Lanza (violín) y Marcelo Mercadante (bandoneón) que la acompañan en el espectáculo 'Al sur del Tango'

Jaime Massieu/Al sur del tango

Igual que Raúl, la cantante también investiga para fusionar ritmos diferentes y llevarlos al flamenco “con respeto” como hizo primero com el jazz, después con el bolero y ahora con el tango con el que empieza la gira Al sur del tango . Es por ello que además del piano que siempre le acompaña, la guitarra de su hijo será substituida por el violín y el bandoneón. Cree la cantante que estas fusiones es una forma de abrir la copla a otros públicos, pero bromea en que eso dificulta que en las tiendas de disco no sepan donde clasificarla. El pasado 27 de marzo estrenó el espectáculo en La Rambleta, de Valencia y el 30 de mayo actuará en La Cartuja de Sevilla. “Me siento muy bien en toda España: en Madrid donde vivo, en Catalunya donde me estrené y reciben muy bien todas mis propuestas, en Galicia, donde estoy colaborando con músicos locales... pero proporcionalmente donde más actúo es en la Comunidad Valenciana.

La cantante tiene dos nietas “que aman el arte” y cuando voy a visitarlas “me vuelvo una niña chica”, comenta

A sus 71 años recién cumplidos se siente joven porque confiesa que tiene proyectos e ilusiones y eso considera que “es mejor para salud, que no quedarse en el sofá de casa”. Afirma que entre su público cada vez hay más gente joven: “me acerco a la juventud, y a su mundo, con naturalidad, humildad y apertura”. Pero echa de menos que los jóvenes de ahora no sean reivindicativos como los de su generación. María Isabel Quiñones debutó en la música en los ochenta con el grupo Jarcha que hizo de Libertad sin ira , el himno de la transición. “Es verdad que los tiempos de ahora son diferentes a los que viví yo, pero noto a faltar esa reivindicación política desde la música con la que el público pueda identificarse”.

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