La lección de vida que Leiva aprendió el día que perdió el ojo izquierdo a los 12 años: “Eres un tipo con suerte, tu vida va a ser exactamente igual”
No lo olvida
Cuando era un niño, el cantante vivió un accidente mientras jugaba por el que acabó perdiendo la visión de su ojo izquierdo para siempre, pero de aquel difícil momento sacó un importante aprendizaje

Leiva en una imagen de archivo.

“Todo el mundo sabe ya que soy tuerto”, canta Leiva en Ángulo muerto, uno de los temas de su último álbum Gigante. Frase que podría pasar inadvertida en la lírica de la canción, pero que en su caso habla de forma descarnada sobre algo con lo que convive desde hace más de treinta años. Porque a José Miguel Conejo Torres, que es el nombre que se esconde tras el pseudónimo artístico, realmente hace vida sin ver por un ojo.
Por el izquierdo, para precisar. Una pérdida que le supuso comenzar a llevar una prótesis, que en los primeros años como vocalista del grupo Pereza escondía tras sus características –y opacas– gafas de sol, y que ciertamente acostumbra a pasar inadvertido a simple vista. La cuestión es que el propio intérprete de Terriblemente cruel ha aludido a este asunto en algunas entrevistas, donde ha reflejado cómo de aquello acabó sacando un enorme aprendizaje que aún tiene presente.

Fue su vía de escape
Un accidente que le hizo conectar con la música
“Con doce años perdí el ojo izquierdo”, comenzaba a explicar durante su participación en el pódcast Farid y Diego en diciembre de 2021. Algo que reconocía como “traumático para mis papás”, pero no para él. “Yo estaba en el hospital con un brazo roto, me había caído con el skate, yo era un niño muy inquieto”, recordaba sobre otro incidente que se dio al mismo tiempo que terminó perdiendo el globo ocular.
“Por un accidente con una pistola de perdigones, automáticamente dejé de ver por el ojo izquierdo para siempre”, exponía en su charla con los presentadores del espacio, para después remitir a que no se sintió tan afectado como sus progenitores tras lo sucedido. Al fin y al cabo, “yo lo que quería era salir del hospital para jugar con la pelota (...). Automáticamente, salí, vi que las tres dimensiones eran diferentes, pero yo quería vivir y quería jugar y quería salir”.

Y aunque por aquel entonces no le rindió demasiadas cuentas a lo que estaba pasándole, admite que “ahora me doy cuenta del poso que ha tenido ese accidente en mí con la música”. ¿Por qué? Porque dado que tras recibir el alta tuvo que guardar reposo y no podía llevar el ritmo al que estaba acostumbrado, “me tuve que ir tranquilizando mi inquietud de todo y empecé a conectar con la música muy pronto”. Fue esa su vía de escape, y el resto es historia.
Antes de entrar en quirófano
Leiva recuerda con cariño lo que un celador le dijo en el hospital
Una reflexión valiosa, la que aportaba el cantante, aludiendo a que si no hubiese pasado por algo tan difícil, quizás nunca hubiese terminado dedicándose a lo que en la actualidad es su pasión. Sea como fuere, no son estas las únicas declaraciones del artista en aquella conversación que no cayeron en saco roto, pues si algo llama la atención es el aprendizaje que sacó tras hablar con un celador del hospital antes de la intervención. “El tipo ve todo lo que está sucediendo, le toca llevarme al quirófano para operarme de urgencia, y me dice '¿cómo te llamas?'. Le dije 'Miguel'. Me dijo 'qué tipo con suerte eres, Miguel'”.
Primera interacción que él “no entendía”, hasta que ese celador le invitó a pensar que “de todas las cosas que puedes perder, que tengas dos, ¿cuál es la menos importante? El ojo”. “Tu vida va a ser exactamente igual, solo te va a costar un mes de adaptación”, sentenció el trabajador del centro médico. Palabras que Leiva no olvida, por “la importancia del mensaje de ese tipo en un momento así, que fueron 30 segundos”. Esas mismas palabras que, en su relato, serán por siempre “una lección de vida”.