Cristina Tamborero: “Ojalá entre los diseñadores existiese el mismo compañerismo que entre chefs y abogados”

Celebra el décimo aniversario de su firma

Sus clientas van de Helen Lindes a Daniela Ter Stegen pasando por las chicas más selectas del Upper Diagonal: el próximo 22 de abril presenta la colección Dixième en el Palau de Pedralbes

Ha desfilado en París y Milán y este año, aunque tenía la oportunidad de hacerlo en Nueva York, su corazón le pidió celebrar 10 años ante su gente.

Ha desfilado en París y Milán y este año, aunque tenía la oportunidad de hacerlo en Nueva York, su corazón le pidió celebrar 10 años ante su gente.

LVD

Cristina Tamborero ha logrado en diez años de carrera lo que a otras firmas puede llevarles toda la vida. Si no se quedan en el camino. Hija del ilustre abogado matrimonialista que llevó la separación de Arantxa Sánchez Vicario y Gerard Piqué, entre otros, su nombre comienza a ser ya más célebre que el de su padre. Fue la primera aspirante a diseñadora que presentó una tesis fin de carrera sobre moda nupcial en el prestigioso Istituto Europeo di Design y, seguramente, pionera también en atender a clientas tan jóvenes como ella en el salón de casa de sus padres.

Hoy, su boutique se ubica en Diagonal esquina Balmes, en plena milla de oro de la moda nupcial, y la escogen para vestir de novia un buen pellizco de chicas de la clase alta barcelonesa y visten sus diseños en actos sociales de primer nivel famosas del renombre de Helen Lindes, Marta Sánchez, Eva González, Alba Carrillo, Gisela, Elisabeth Reyes, Marta Carriedo, Daniela Ter Stegen, Alex Rivière y Sílvia Marsó. Este próximo 22 de abril y coincidiendo con el décimo aniversario de su firma, Cristina Tamborero presenta la colección Dixieme en el emblemático Palau de Pedralbes. La cita es a las 20:30 h.

Entre sus clientas...

Helen Lindes, Marta Sánchez, Eva González, Alba Carrillo, Gisela, Elisabeth Reyes, Marta Carriedo, Daniela Ter Stegen, Alex Rivière y Sílvia Marsó

Helen Lindes, más linda que nunca vestida de Cristina Tamborero.

Helen Lindes, más linda que nunca vestida de Cristina Tamborero.

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¿Qué significa para ti y para tu firma celebrar 10 años en el Palau de Pedralbes?

Es un reconocimiento tan bonito… Este año tuve la oportunidad de desfilar en la Semana de la Moda de Nueva York y fue muy tentador po rque era cerrar el círculo profesional de pasarelas tras haber conquistado Barcelona, París y Milán. Pero los diez años de la firma le dijeron a mi corazón que tenía que deberme a mi ciudad, mi gente, mis clientas y a quienes me han estado apoyando durante este tiempo. Esperemos que en un futuro pueda hacer Nueva York, que yo creo que sí. Cuando me planteé dónde hacer el desfile en Barcelona, barajé varias opciones pero buscaba algún sitio majestuoso que fuera en la sintonía con la alta costura de la marca. Cuando me propusieron el Palau de Pedralbes me pareció que era ideal.

Para el lector profano, ¿qué es la alta costura? El precio indica que se trata de un producto exclusivo pero ¿qué diferencia hay con el trabajo de un sastre o una modista o de lo que tú misma haces que no entre en esa categoría?

La alta costura en la actualidad la trabajan un número pequeño de firmas y por eso puedo decir orgullosa que nosotros la trabajamos en su pleno esplendor. No tiene nada que ver con la ropa de producción o en serie que se hace muy rápido; estamos acostumbrado a tenerlo todo de inmediato pero nosotros apoyamos la ‘moda slow’. No estamos en el mercado del ahora, ya y lo quiero bien hecho. No. La alta costura requiere tiempo, es muy minuciosa, muy artesanal, nosotros hacemos los patrones a mano, lo mismo que el corte y los bordados… Además, al finalizar una prenda se ve, se nota si está hecha a medida y a mano. Tenemos varias líneas: la alta costura para novia y madrina y otra que llamamos ‘ready to wear’, que aun siendo vestidos de tallaje las confecciona el mismo equipo que hace la alta costura, es decir, es de mucha calidad.

Marta Carriedo, en la presentación de 'La casa Gucci'.

Marta Carriedo, en la presentación de 'La casa Gucci'.

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Me gusta reflejar en cada vestido de novia cuál es la historia de amor hay detrás

Cristina TamboreroDiseñadora

¿Cómo comienza el proceso de diseño? Viene la novia a tu estudio y…

Lo primero es conocerlas. A las novias e invitadas que vienen a mi atelier las atiendo siempre yo. Comenzamos preguntándole qué idea tiene y si no está segura, les pregunto cómo se conocieron ella y su futuro marido. Me gusta reflejar en cada vestido de novia cuál es la historia de amor hay detrás. Les pregunto dónde se casan, qué tipo de boda, qué espera del vestido, por qué han venido a mi atelier… Con esa información hacemos una preselección de los vestidos míos que les gustan, se les prueba y con esa información, lo personalizo para ella.

¿Has tenido que decir “no” muchas veces? Me refiero a si te proponen ideas extravagantes, tejidos ajenos a tu marca algo que no firmarías por tu propio prestigio.

Sí, sí. Esto ya lo digo en la primera toma de contacto si lo que me piden se sale de nuestro estilo. Pero si eso ocurre y sé de alguien que sí que se lo va a hacer, la derivo a ese otro diseñador. Prefiero no hacer un vestido que no es mi estilo; soy muy franca en este aspecto. Si tengo que decir un no, digo no. Y durante el proceso de creación, les digo que no nos podemos poner todo: y es que hay mucha novia que quiere pedrería, puntillas, que si el tocado, que si el velo, que si los pendientes enormes, que si un cinturón... Entonces llega un momento en que digo 'stop' porque también es mi imagen lo que va a llevar. Intento guiarlas de la mejor manera aunque la clienta tiene la última palabra y si insiste en que quiere cinturón, pues se lo pondremos. Si las peticiones se salen de lo posible, prefiero derivarla a otro profesional. 

Prefiero no hacer un vestido que no es mi estilo; soy muy franca en este aspecto. Si tengo que decir un no, digo no

Estudiaste ADE y luego Diseño de Moda en el Instituto Europeo di Design. ¿Por qué te decantaste por las novias? ¿Por el cine, porque eres romántica, por hacer feliz a las novias?

Todo me viene porque de pequeña me encantaban las películas que terminaban en boda y cuando terminé la carrera de diseño, le dije a la directora que quería hacer la tesis final sobre vestidos de novia. Nunca se había hecho y al principio no me dejó. Finalmente lo conseguí bajo esta premisa: ‘Debes estar a la altura porque lo que tú propones es mucho más difícil que lo que están haciendo tus compañeras’. Pero yo quería hacerlo y si no lo conseguía, equivocarme a tiempo, no cuando estuviese en el mundo profesional, sino aquí, donde todavía tenía margen de maniobra. Así que hice la primera tesis en esta área con seis vestidos de novia. Tenía un blog en el que fui describiendo el proceso de mi tesis, empezaron a seguirme chicas y me pidieron esos seis vestidos: atendí en el salón de casa de mis padres a mis primeras clientas.

¿Tienes recuerdos de aquellos viajes a París con tu abuela para ver los desfiles de alta costura cuando eras poco más que una niña?

Los recuerdo, claro que sí… Y me entra mucha nostalgia al pensarlo porque ella ya no está. Es un privilegio haberlo vivido a su lado y espero que desde allá arriba esté orgullosa de todo lo que estoy haciendo. 

Tenía un blog en el que fui describiendo el proceso de mi tesis y atendí en el salón de casa de mis padres a mis primeras clientas

Daniela Ter Stegen, en una sesión de moda nupcial.

Daniela Ter Stegen, en una sesión de moda nupcial.

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Doy fe de que en el mundo de los chefs hay un compañerismo envidiable. También en el de los actores prima más la amistad que la rivalidad. En el tuyo me da la impresión de que no es así… ¿Voy bien?

Pues mira, sí, y me da mucha pena cuando veo a mi hermana y a mi padre, los dos abogados que se llevan tan bien con sus colegas de profesión… Aunque un rato antes hayan estado duramente enfrentados ante un tribunal, luego se van a tomar una cerveza juntos. Qué envidia. Porque en mi sector no ocurre: si me encuentro con un diseñador competencia mía directa que ha vestido… me lo invento, a Tamara Falcó, pues le diré felicidades. Entre los diseñadores no hay ese buen feeling la verdad. Y es una pena. Me gustaría que entre los diseñadores hubiese el mismo compañerismo que existe entre los chefs o los abogados.

Quizá la diferencia radica en que quien se hace un vestido en tu atelier no se lo hará en el de enfrente…

Pero es que eso le ocurre a un dentista, un médico o al propietario de un restaurante. Y es que podemos ayudarnos los unos a los otros: como te he comentado al principio, mira las ganas que tengo de llevarme bien con todo el mundo que si una clienta viene y me pide algo que no es mi estilo, la derivo a quién sí le encaja. Y al revés debería ser igual. Pero la gente no lo hace y me da mucha lástima.

Tal vez por eso, talento aparte, con solo diez años como firma estás tan arriba. Por saber tratar a tus clientas.

(Risas) Puede ser, puede ser también un poco por eso. Te agradezco que me lo digas porque a veces una misma se olvida de ese valor añadido.

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