La fatalidad entorno a la muerte del legendario actor norteamericano Gene Hackman y su esposa Betsy Arakawa, no deja de intensificarse a medida que surgen nuevos detalles.Ambos fueron encontrados sin vida el pasado febrero en su casa de Santa Fe, Nuevo México. Betsy, de 65 años, habría muerto una semana antes que Gene, de 95, debido al síndrome pulmonar por hantavirus, una rara enfermedad provocada por la exposición a roedores.
El intérprete, aquejado de alzheimer, lo hacía días después que su mujer, incapaz de cuidarse asimismo y rodeado de escombros. Su autopsia reveló insuficiencia cardíaca congestiva y severos problemas renales, además de presencia de acetona en su estómago, señal inequívoca de haber sufrido un ayuno prolongado.
r Gene Hackman, junto a su esposa en la Gala de los Globos de Oro en 2003. (AP Photo/Mark J. Terrill, File)
Dos meses después del terrible suceso, ni tan siquiera el entierro del actor, que consiguió ganar el Oscar en dos ocasiones, ha conseguido alejarse del dramatismo más exacerbado. Los hijos de Hackman -Christopher, Elizabeth y Leslie- le daban su último adiós con una austera ceremonia en una parcela alejada de Santa Fe, según informa el MailOnline.
En esa tumba no hay lápida, nombre ni fechas: solo una flor marca el lugar donde descansan él y su esposa, un gesto que ha sido interpretado por muchos seguidores como represalia por el distanciamiento entre Hackman y sus hijos, quienes fueron excluidos del testamento del intérprete, el cual se estima en unos 80 millones de dólares.
Décadas de distanciamiento
Era 1989 y Hackman ya manifestó de forma pública a su complicada relación con la familia. “Como actor, uno se vuelve muy egoísta. Tenía una familia, pero no dudaba en aceptar proyectos que nos mantenían separados durante meses. Las tentaciones, el dinero y el prestigio eran demasiado atractivos para ese niño pobre que aún vivía dentro de mí”, admitió en una entrevista al New York Time.
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Sin embargo, a pesar de la exclusión del intérprete de la herencia de sus hijos, es posible que, por defecto legal, sean ellos los que finalmente terminen heredando su fortuna, estimada en unos 80 millones de dólares, pues según explicó a la BBC el abogado californiano Tre Lovell, al no existir un testamento válido o fideicomisarios designados, la herencia será gestionada según las leyes de sucesión intestada, un hecho que colocaría a los hijos del actor como herederos legales directos.