José Fernando publica una emotiva carta para dar su último adiós a Michu: “Esto es un hasta luego, amor”

Duelo en primera persona

Una semana después de la muerte de Michu, el hijo de Ortega Cano rompe su silencio en redes con un desgarrador mensaje dedicado a la madre de su hija Rocío

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La madre de la hija de José Fernando asegura que se casarán próximamente.

José Fernando, Michu y su hija Rocío, en una imagen familiar tomada durante su etapa juntos 

Instagram/Michu Rodríguez

Una playa, un abrazo y una despedida escrita desde el alma. José Fernando Ortega Mohedano, hijo de Ortega Cano y Rocío Jurado, ha publicado este lunes una carta abierta para despedirse de Michu, su expareja y madre de su hija María del Rocío, fallecida el pasado 7 de julio a los 33 años.

“Qué decir al AMOR: solo que siempre será nuestro”, comienza el texto que ha compartido en su perfil de Instagram (@jfernando_ortegamohedano), acompañado por dos imágenes: una abrazando a Michu frente al mar, y otra junto a su hija Rocío, a quien cariñosamente llama “Roro”. “Jamás olvidaremos tus cariños, tus recuerdos y tus sueños, junto a tus metas con tu gran vivir hacia la vida”, continúa.

El mensaje ha conmovido a sus seguidores, no solo por el tono íntimo y doloroso, sino también por lo simbólico. En la primera imagen escribe: “Brilla como tú misma sabes allá arriba” y cierra con una frase cargada de fe: “Esto es un hasta luego, amor”. También incluye dos cifras: 7/7, el día del fallecimiento de Michu, y 22:22, una hora cuyo significado no ha explicado, pero que podría estar ligado a una conexión espiritual.

Una carta desde el alma 

José Fernando rompe su silencio con un mensaje íntimo y simbólico dedicado a la madre de su hija

La carta completa recoge el profundo amor que José Fernando aún siente por Michu, pese a que ya no eran pareja en el plano sentimental. “Nunca olvidaré el gran amor hacia tu hija y hacia mí”, escribe, dejando claro que su vínculo va más allá del tiempo y de las circunstancias. “Siempre serás una persona recordada con su sonrisa en el alma y tu cantar hacia el viento. Ahora descansa en paz y con tu alma celestial: ¡¡¡brilla como nunca JAMÁS!!! Te amamos, Mami”, concluye.

Se trata de la primera publicación que realiza desde la trágica pérdida, y también de su primer pronunciamiento público. Tras el funeral en Sanlúcar de Barrameda, José Fernando ha permanecido en silencio, muy afectado por el fallecimiento repentino de quien fue su compañera durante casi una década.

La custodia de Rocío, en el aire

Mientras el joven continúa ingresado, la familia materna se hace cargo de la menor y pide unidad

Mientras tanto, el futuro de la hija de ambos, Rocío, de 8 años, sigue sin resolverse. Aunque la patria potestad le corresponde legalmente a José Fernando, su situación personal y médica complica su custodia inmediata. El joven, de 32 años, continúa ingresado en un centro de rehabilitación debido a su trastorno de la personalidad, lo que de momento le impide hacerse cargo de la menor.

Por ahora, la niña se encuentra con su familia materna. Inma, la madre de Michu, ha expresado su intención de quedarse con la custodia. En declaraciones a TardeAR, ha querido rebajar la tensión con la familia de José Fernando: “De momento su familia somos su abuelo, su padre, su tía Tamara... pero todo el que quiera ser su familia, va a ser su familia”, afirmó.

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Michu y José Fernando comenzaron su romance en 2013.

Según ha contado su hermana Gloria Camila, la intención de José Fernando es “salir pronto del centro” y “hacer las cosas bien” para poder estar con su hija. Aunque el camino legal y personal no será fácil, este primer gesto público —doloroso y amoroso a partes iguales— marca un paso importante en su proceso personal.

La publicación de José Fernando no es solo una carta de despedida. Es también una declaración de amor eterno, una promesa velada y un deseo de reencontrarse con la madre de su hija, más allá de esta vida. “Esto no es un adiós, es un hasta luego”, escribe. Y en esa frase, más que un cierre, resuena el eco de un amor que no se apaga.

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