Durante décadas, las personalidades conocidas han intentado proyectar al mundo una imagen de felicidad y vidas idílicas. Lujo, éxito y momentos personales perfectos han sido la carta de presentación de muchas estrellas, tanto nacionales como internacionales.
Sin embargo, en los últimos años, cada vez son más los famosos que deciden mostrarse tal y como son, compartiendo abiertamente los problemas que atraviesan o los baches que han tenido que superar a lo largo del tiempo. Una de ellas es Jane Fonda, que no ha dudado en mostrarse sin filtros.

Jane Fonda
La actriz y activista habló con total honestidad sobre los desafíos personales que ha vivido, haciendo especial hincapié en las carencias afectivas que sufrió durante su infancia por parte de su padre, el también actor Henry Fonda. Entre otras cosas, desveló cómo esa falta de afecto marcó su desarrollo emocional y dejó huella en sus relaciones personales y en su autoestima a lo largo de los años.
“Era una hija que veneraba totalmente a un padre que nunca verbalizaba amor ni afecto”, reconoció ella misma en una entrevista para Vanity Fair. Una ausencia que le generó numerosas consecuencias negativas a nivel mental y que marcó su vida para siempre.

Jane Fonda, junto a su padre, Henry Fonda, y Katharine Hepburn en 'El estanque dorado'
“Si tienes un padre que no es capaz de estar presente, que no es capaz de devolverte en sus ojos un buen reflejo, eso tiene un impacto brutal en tu autoestima”, confesó. Sin embargo, pudo reconciliarse con él durante el rodaje de El estanque dorado, película que ella misma produjo y en la que Henry Fonda participó junto a Katharine Hepburn.
Fue allí donde, trabajando junto a él, sintió que pudo reconciliarse de alguna forma. Pese a que el actor no se comunicaba demasiado, como había hecho siempre, a Jane Fonda le sirvió para ver las cosas de otra forma. Algo que se dio debido a que su padre se encontraba enfermo y murió un año después del rodaje.
Jane Fonda tardó años en recuperarse y perdonar a su madre tras suicidarse
Una serie de vivencias que ocurrieron después del suicidio de su madre, Frances Ford Seymour, del que tardó años en recuperarse. “No era que yo no fuese una persona digna de amor, es que tenían problemas muy gordos sin resolver en su interior. En el momento en que comprendes eso, puedes sentir enorme empatía y finalmente perdonar”, se sinceró.