En 2010, su nombre quedó grabado a fuego en la memoria colectiva de todo un país. Pero aquel grito de “¡Iniesta de mi vida!” que nos regaló un Mundial hoy se transforma en otro tipo de impulso: el que anima a cuidarse por dentro, aunque parezca que todo va bien.
A sus 41 años, Andrés Iniesta ha vuelto a acaparar todas las miradas, no por su talento con el balón, sino por su sensibilidad fuera del campo. Durante su intervención en los Premios Princesa de Girona 2025, el exjugador de la Selección Española y del FC Barcelona ofreció un discurso íntimo y valiente sobre la salud mental, sin filtros ni frases prefabricadas.
“No hace falta estar mal para ir a terapia”, comenzó diciendo. “Es importante, y más con toda la exigencia y la velocidad a la que nos lleva la vida y nuestros trabajos”, añadió, dejando claro que la salud emocional no puede esperar a romperse para ser atendida.
También he pasado por momentos oscuros y difíciles”
Consciente del impacto que sus palabras pueden tener entre las nuevas generaciones, Iniesta quiso hacer hincapié en la importancia de normalizar la terapia en todas las etapas de la vida. “Invito a los jóvenes, chicos o chicas, o da igual la edad, a esa parte psicológica, de poder ser ayudados. No necesariamente se debe estar mal”, afirmó con firmeza.
Pero no habló solo como referente, sino como alguien que ha vivido en carne propia lo que significa atravesar una crisis emocional. “He pasado por momentos muy oscuros, difíciles y complicados. Creo que todos pasamos por algún momento de esos, pero afortunadamente eso está mejorando”, confesó sin esconderse. Y añadió: “Ojalá en su momento hubiera tenido a disposición muchas de las cosas que se tienen hoy en día y que deberías concienciar y aprovechar”.
Iniesta también aprovechó su intervención para reivindicar algo que considera esencial en cualquier contexto: los valores. Esos que, en su opinión, siguen siendo la brújula que marca el rumbo, incluso en un mundo que cambia a toda velocidad. “La sociedad ha ido cambiando, pero, al final, los valores que mueven al mundo y que nos mueven interiormente no cambian. Tienes que seguir adaptándote a lo que hay a tu alrededor. Pero esos valores son los que marcan la diferencia”.
De hecho, el futbolista explicó que gran parte de su equilibrio emocional lo ha sostenido gracias a su entorno más cercano: “He tenido la suerte de contar con una familia maravillosa que me ha guiado por ese camino, que para mí siempre fue el del esfuerzo, el sacrificio, la dedicación, el trabajo y la honestidad”.
Cuidarse también es un acto de amor propio
Iniesta pone el foco en la salud mental como una responsabilidad cotidiana, más allá del éxito o las apariencias
El discurso de Iniesta no es uno más. Llega en un momento donde la salud mental ha dejado de ser un tema marginal para convertirse en una preocupación compartida. Desde deportistas de élite hasta adolescentes en pleno descubrimiento personal, cada vez más personas se atreven a pedir ayuda, a romper el silencio y a reconocer que cuidar la mente es tan importante como cuidar el cuerpo.
Y que hacerlo a tiempo, incluso cuando todo parece ir bien, es un acto de prevención, madurez y amor propio. Como recordó Iniesta con sencillez: “Cuando tienes la oportunidad o la suerte de hacer lo que te gusta, todo es relativamente más fácil”. Pero ni la fama ni el éxito blindan el alma. Por eso, hoy más que nunca, su mensaje resuena: no hace falta estar mal para ir al psicólogo. Hace falta estar vivo.