Desde que hace justo un año Marius Borg (28) fuera detenido tras un violento altercado en el piso que compartía con su entonces novia en Oslo, al hijo que tuvo de soltera la princesa Mette-Marit de Noruega, que enfrenta 23 cargos incluidas tres violaciones, se le ha visto en contadas ocasiones. Apenas un par de revistas han conseguido publicar imágenes nuevas del presunto delincuente sexual en serie desde que se conoció el escándalo que ha acabado con la paz en la corte de los Glücksburg noruegos.
Pero lejos de estar en casa escondido, a Borg estos meses antes de tener que rendir cuentas con la justicia, mientras seguía la investigación y se está a la espera de juicio, le han servido para divertirse con viajes de esquí, vacaciones junto al mar e incluso echarse una nueva novia, con la que aseguran que ya vive una nueva vida en otro piso de Oslo.
Con la investigación policial finalizada y a la espera de juicio, Borg sigue de vacaciones y tiene nueva novia
En traslación a las tipificaciones delictivas noruegas, Borg se enfrenta a un cargo por violación con coito, dos cargos por violación sin coito, cuatro cargos por comportamiento sexual ofensivo, un cargo por abuso en relaciones cercanas, dos cargos por lesiones corporales, un cargo por daños, un cargo por amenazas, cinco violaciones de una orden de alejamiento, un cargo de abuso sexual a una agente de policía y cinco infracciones de tráfico. Por su parte, Borg no se declara culpable de los delitos más graves y niega rotundamente las acusaciones de violación, aunque la policía afirma que ha cooperado mucho en la investigación. En total, entre 15 y 20 víctimas.
Algunas de ellas afean que Borg siga mantenido una vida de fiestas y vacaciones mientras se conocían más víctimas y delitos. Las autoridades noruegas le han detenido en tres cortas ocasiones en el último año, la primera en agosto, y dos veces más en octubre y noviembre, tras lo que fue puesto en libertad sin supervisión judicial y no se le retiró el pasaporte.

Portada del periódico alemán 'Bild'.
Finalizada la investigación policial, a la espera que el fiscal formalice acusaciones para la apertura de juicio, algunos medios noruegos destacan que Mette-Marit no se haya pronunciado todavía. En su única declaración ella dijo que “por respeto a todos los involucrados en el caso, les pido comprensión. No deseo comentar el caso en este momento”.
Sin confirmación, hay sospechas y especulaciones que involucran a Mette-Marit. Al parecer, ella habría advertido a su hijo sobre una inminente detención y, tras ello, habría manipulado pruebas, como un teléfono móvil de su hijo, y a testigos, una exnovia.
Mientras se conocían más detalles de la vida de su hijo, Mette-Marit anunció el pasado octubre que la fibrosis pulmonar crónica que padece se había agravado y avisó de posibles cambios repentinos en su agenda oficial en los próximos meses.

El príncipe Sverre Magnus, Marius Borg, la princesa Ingrid Alejandra, la princesa Mette-Marit y el príncipe Haakon de Noruega.
Algunos de los delitos sexuales por los que Borg será juzgado —seguramente ya en el 2026 según medios noruegos— fueron perpetrados en el denominado palacio de Skaugum, una residencia real de la familia real noruega en la que actualmente residen su madre y el príncipe heredero Haakon con sus hijos en común, los príncipes Ingrid Alejandra y Sverre Magnus. Ella, hermanastra de Borg y heredera en la línea natural de sucesión al trono tras su padre, estuvo aislada del escándalo mientras realizaba la formación militar, que inicialmente iba a durar 12 meses pero se alargó a 15. Casi empalmando con sus estudios universitarios en la Universidad de Australia, remoto destino que la mantendrá alejada del chaparrón y de Skaugum.
La nueva novia de Borg es Andrea Shaw, hija de un amigo del padre de Borg, Morten Borg, un delincuente convicto al igual que lo fue el padre de Mette-Marit.
La vida de Borg ha estado marcada por el matrimonio de su madre. Nacido en un entorno marginal aterrizó en la familia real a los 4 años. No acabó los estudios y, tras una breve vida laboral, llevaba varios años desempleado.
De niño le apodaron como el pequeño Marius , un sobrenombre que le conectaba en el imaginario noruego con el personaje de la novela Poison (1883) de Alexander Kielland, que es ilegítimo y se le percibe como a un marginado. Se sabía que le gustaba la fiesta, que era algo arrogante y consentido y que mantenía un comportamiento errático con las drogas, pero sus fechorías le han desvirtuado de bon vivant a mal vivant .