Belén Rueda se ha sincerado como nunca en una reciente entrevista en El sentido de la birra, el videopodcast dirigido por Ricardo Moya. La actriz, de 60 años, lleva más de tres décadas en el mundo de la actuación, tiempo en el que se ha logrado consolidarse como una de las grandes figuras del cine y de la televisión de nuestro país.
Uno de sus personajes más recordados, y con el que ganó gran popularidad, es Lucía de la exitosa serie de Telecinco Los Serrano. Pero uno de los grandes hitos de su carrera en la gran pantalla fue su aclamado papel en Mar adentro, por el que además recibió el Goya a la Mejor Actriz Revelación.

La actriz Belén Rueda posa durante el photocall de la 68ª edición de los premios RNE Sant Jordi de Cinematografía, a 24 de abril de 2024
No hay ningún género que se le resista. A lo largo de su carrera, la intérprete madrileña ha protagonizado grandes producciones audiovisuales, moviéndose con soltura entre la comedia, el terror y el suspense. De hecho, Rueda ha dejado una gran huella en estos dos últimos géneros gracias a sus papeles en películas como El orfanato, Los ojos de Julia, No dormirás o El Cuerpo.
Y precisamente sobre su trabajo en el mundo de la actuación -y, más concretamente sobre la carga emocional que conlleva- hablaba en la reciente entrevista con Ricardo Moya. ''Yo hay días que llego a mi casa de un rodaje, y sí ha sido un rodaje dramáticamente oscuro, hay veces que llego a mi casa y me cuesta quitarme un poquito esa sensación no sabría decirte exactamente el qué, pero es como una especie de nube o recuerdo que no voy a decir que sea negativa, pero sí de tristeza y de dolor'', confesaba con total sinceridad.
Tal y como recalcaba, una de las partes más complicadas de su trabajo es hacer desaparecer esa sensación de tristeza y dolor al llegar casa tras un rodaje. ''¿Es más difícil con los personajes extremos en modo terror y así o con los dramas más intensos?, preguntaba el presentador.
La intérprete reconocía que el terror es un género muy poco valorado a nivel interpretativo y explicaba que muchas veces se subestima su dificultad, algo que también ocurre con frecuencia con la comedia. ''El terror es un extremo como el de la risa. La gente se cree que es mucho más fácil hacer reír que el drama. No es verdad y el terror tampoco es fácil. Las emociones que tú recuperas de ahí, aunque después sean muy extremas en la historia que estés contando, nacen de de algo emocional verdadero'', detallaba.