Daniel Arias (Madrid, 2001) es actor, director, melómano y muy, muy nostálgico. Se delata solo, con su tono, cuando habla de una de sus pasiones: la fotografía. “Tengo una cámara analógica con la que hago fotografías de mis viajes y de mis amigos y las subo a @la_camara_de_dani, una cuenta de Instagram que, en el fondo, es como un almacén para esas imágenes”. Hijo de los actores Pastora Vega (65) e Imanol Arias (69) y hermano del también actor Jon Arias (38), Daniel siempre supo que quería dedicarse al mundo del cine. Ahora, participa en la nueva serie de Disney+ El clan Olimpia y acaba de rodar su primer corto como director, La garita.
Lo que para algunos crecer entre actores hubiese podido ser una herencia pesada, para Daniel fue una semilla. Sin embargo, considera que aunque el ambiente que respiraba en casa ayudó, fue más un descubrimiento autómata: “En el colegio nos dieron unos iPads para tener ahí los libros del curso. Yo lo usaba para todo menos para estudiar. Había un programa de montaje de vídeo y empecé a grabar mis propios cortos caseros y los subía a YouTube. Tenía ahí todo un personaje montado”.

Daniel Arias con su hermano Jon y su padre Imanol
Pero haber tenido su objetivo tan claro desde pequeño fue también un arma de doble filo. Daniel lo reconoce ahora, con distancia, tras atravesar la vorágine que supone intentar ganarse la vida como actor. “En el cole estaba harto de estudiar, se me daban fatal las mates, y ya decía: el día que actúe y dirija, ahí estaré bien. Ahora que estoy en ello, pienso ‘qué agobio los castings, qué inseguridad’. Dirigir mi corto ha sido una locura. A veces volver a ser ese chaval en clase no estaría mal, solo para respirar un poco”, cuenta con franqueza.
Delante y detrás de la pantalla
El actor interpreta a ‘Guaperas’ en El clan Olimpia, un alter ego que, según Daniel, comparte energías con él mismo. “Hay algo en esa fuerza grupal y expansiva que siento muy mía: en cómo me muevo, cómo hablo, cómo interpelo a los demás. Le puse muchos dejes de Dani al personaje”, explica.
Cuando el actor reconoce en su personaje rasgos tan propios, la frontera entre la ficción y la identidad se vuelve porosa. ¿Cómo se gestiona, entonces, esa mezcla entre lo representado y lo vivido? Daniel lo tiene claro: “Hay que tener una identidad bien definida, porque vivimos expuestos constantemente a las redes sociales, donde es fácil compararse o sentir ansiedad al ver que otros avanzan. Saber quién eres y confiar en tu propio camino ayuda a mantener el foco en uno mismo y no en lo que hacen los demás. Pero eso se extiende a todos, tanto a la industria del cine como a cualquier persona”.
Tras estar muchos años delante de la pantalla, con series como El internado: Las Cumbres o su comentado papel como el joven Antonio Alcántara en Cuéntame cómo pasó, este año debuta como director con La garita, un cortometraje de ficción rodado en Madrid que coescribe junto a Víctor Castilla. La historia sigue a dos vigilantes nocturnos cuya rutina se rompe por un suceso inesperado que cambiará sus vidas. Además, la trama está empapada de un poderoso mensaje que utiliza el humor como herramienta de crítica social: “Habla sobre la lucha de clases, el problema de la vivienda… Y creo que sobre todo el humor no eclipsa el mensaje, sino que lo potencia”.

El actor inmortaliza sus recuerdos en su cuenta de Instagram @la_camara_de_dani
El actor define su primera experiencia como director como “muy enriquecedora”. Y es que a la sinergia creada entre el equipo se suma la participación de Jon Arias, hermano de Daniel y también actor, con el que guarda una relación que trasciende lo fraternal: “El último día me dio un abrazo y me dijo ‘Gracias por elegirme para tu corto’. Podría ser obvio, pero para él es realmente muy importante”.
La complicidad entre los hermanos no solo ha marcado el rodaje, sino que también ha sido clave en un momento especialmente delicado para la familia. Tanto Jon como Daniel están siendo un gran apoyo para su padre, tras conocerse la condena de dos años y dos meses de prisión por fraude fiscal. Imanol Arias fue sentenciado por cinco delitos cometidos entre 2010 y 2014, después de alcanzar un acuerdo con la Fiscalía Anticorrupción. Un verano difícil para los Arias, aunque, como asegura el menor de la familia, “todo empieza a calmarse”.
Todavía nostálgico, el joven actor piensa en el futuro. Aunque ahora se halle entre dos aguas —la dirección y la interpretación—, tiene muy presente que desea que ambas ocupen un lugar protagonista en su vida. Sonríe, consciente de que aún queda tiempo y mucho camino por recorrer.