Las medidas de seguridad en el entorno de la residencia de los Príncipes de Gales en Windsor ha molestado a los vecinos locales, particularmente a los que poseen perros. La creación de una zona de exclusión en la que los intrusos podrán ser arrestados por las fuerzas de seguridad, según planea el Ministerio del Interior. El área vetada tiene un perímetro de 3,7 kilómetros y una superficie de unas 61 hectáreas.
La restricción de acceso público entró en vigor el domingo, tras ser dictada el 4 de septiembre y presentada al Parlamento el 8 de septiembre. Ayer se inició la instalación de vallas para limitar el acceso a la zona, incluído un párking de pago. Los abonados apenas fueron informados una semana antes, por carta, invitándoles a cancelar su suscripción contactando con el “equipo de membresía para hablarlo”, recoge The Times.
Además, en las últimas semanas, se ha levantado una empinada valla de madera que aísla parte del parque alrededor de la casa, con carteles que advierten al público de mantenerse alejado. Se han plantado árboles adicionales para ocultar la vista de la casa, instalado cámaras de CCTV especializadas y tendido cableado detrás de la propiedad.
Ya se ha iniciado la instalación de vallas para limitar el acceso a la zona, incluído un párking de pago
Los vecinos citados por The Times entienden la “prioridad” de la seguridad de la pareja real, pero lamentan la falta de preaviso. “Muchos de nosotros llevamos 20 años paseando aquí a nuestros perros, pagamos cada año para el mantenimiento del parque, pero ya no vamos a poder usar parte de él”, lamenta una usuaria citada por The Sun.
Los planes elaborados por el Ministerio del Interior fueron aprobados por la Policía del Valle del Támesis y la Casa Real. En virtud de la Ley de Delincuencia Organizada Grave y Policía de 2005, las tierras de la Corona pertenecientes al rey o a su heredero inmediato están protegidas.
