Sheila Ebana, madre de Lamine Yamal, ha estallado en las redes después de verse envuelta en una nueva polémica mediática. Aunque suele mantenerse generalmente en un segundo plano —a diferencia del polémico padre del jugador, Mounir Nasraoui—, la madre del joven crack azulgrana ha estado en el centro de la atención por una supuesta cena exclusiva en Londres en la que, según algunas informaciones, ella misma habría sido la organizadora con fines puramente económicos.
Las críticas no tardaron en aparecer, pero ahora Ebana ha querido romper su silencio con una respuesta directa y sin filtros. A través de una historia en Instagram, Sheila dejó claro su punto de vista: “A mí qué me importa que me critique gente que no es ejemplo de nada en la vida”. De fondo sonaba el clásico tema Solo se vive una vez, una elección que, según muchos seguidores, resume perfectamente su estado de ánimo.
La respuesta de Sheila Ebana a las críticas se ha hecho viral en las redes, especialmente en TikTok.
La cena de Navidad en Londres que incendió las redes
La polémica comenzó cuando, desde el perfil de Ebana, se compartió un enlace para apuntarse a una cena de Navidad en Londres en la que ella aparecía como reclamo principal. El precio del menú —que algunos calificaron de desorbitado— encendió las críticas en las redes.
Poco después, el influencer Javier de Hoyos ofreció otra versión de los hechos citando a Benjamín Zarandona, quien aclaró que Sheila no era la organizadora del evento, sino una invitada de honor: “Una empresa era la responsable del encuentro y ella solo asistía por acuerdo”.
Un mensaje en los haters
Lejos de dar explicaciones o entrar en polémicas, la madre de Lamine ha optado por restar importancia al asunto y reivindicar su papel como mujer y madre orgullosa del momento que vive su hijo.
Sheila Ebana junto a un pequeño Lamine Yamal.
Cabe recordar que, tal como ha explicado el propio Lamine en varias ocasiones, el camino de la familia Nasraoui-Ebana no ha sido nada fácil: dormir en una residencia para padres jóvenes, compaginar horas de trabajo imposibles con la crianza o incluso recoger chatarra para poder pagar los entrenamientos de un pequeño Lamine.
Al cabe y al fin, con mayor o menor espectáculo, todos los padres y madres de futbolistas de primer nivel mundial acostumbran a vivir del rendimiento de su hijo o de la gestión del patrimonio que genera.
