El humorista y actor Bruno Oro (47) vive en un momento de plenitud profesional y personal. Después de muchos años alejado de la televisión, el intérprete de Polònia y Vinagre vuelve a 3Cat con Vinagreta, una nueva temporada de su mítica serie con Clara Segura, su pareja artística.
Este nuevo proyecto se estrenó el 23 de septiembre y cada semana se emite un nuevo capítulo de 30 minutos. “La serie mantiene la esencia, pero toca cuestiones que nos afectan hoy directamente”, comentó el actor en La Vanguardia. Y no solo triunfa profesionalmente, ya que ahora ha sido padre.
Bruno Oro, en los estudios de RAC1
Bruno Oro se sincera sobre la paternidad
Desde hace unos meses que Bruno Oro y su pareja han dado un giro de 180 grados y han tenido su primer hijo. La paternidad le ha cambiado totalmente la vida y ahora lo ve todo con otra perspectiva: “Cuando veo adolescentes por la calle o noticias trágicas, ya no pienso en mí, pienso en mi hijo”.
Cuando veo adolescentes por la calle o noticias trágicas, ya no pienso en mí, pienso en mi hijo
El actor catalán prefiere que su hijo no siga sus pasos artísticos porque “es un trabajo muy duro”. Sin embargo, Bruno Oro también considera que su profesión es muy bonita y que si su hijo decide dedicarse al mundo de la interpretación, él lo acompañaría y le apoyaría.
De Barcelona a Sant Pol de Mar
Él y su familia viven en Sant Pol de Mar y, de momento, no tiene pensado volver a Barcelona. El humorista decidió irse de la ciudad condal porque quería más tranquilidad: “Siempre he sido muy urbanita, pero con mi pareja queríamos vivir cerca del mar y escuchar a los pájaros. Barcelona ha cambiado mucho”.
Ahora disfruta de la ciudad cuando va a trabajar o por ocio, pero hace unos meses que denunció públicamente el precio abusivo de un aparcamiento de la capital catalana: “Me podrían haber hecho la pedicura”. Bruno considera que el problema es la cantidad de turistas que vienen porque “se ha perdido la esencia”.
Y no solo opina sobre la gentrificación de Barcelona, sino que también de Cadaqués. “Recuerdo la libertad que tenía allí cuándo era pequeño. Nos desnudábamos y nos bañábamos, y conocíamos a gente auténtica. Era otro tiempo, sin móviles, y lo recuerdo con mucha estima”, explica en La Vanguardia.
Sin embargo, su rincón favorito de Catalunya sigue siendo Cadaqués: “Tiene una energía única. Me encanta ir en invierno, cuando sopla la tramontana y casi no puedes abrir la puerta del coche”. Finalmente, el actor comenta que le gustaría publicar más novelas y firmarlas en Sant Jordi.

