Antes de convertirse en uno de los rostros estrella de las First dates de Cuatro, Matías Roure ya tenía experiencia a la hora de estar detrás de una barra. El argentino, que participa en la nueva edición de Bailando con las estrellas en Telecinco, recientemente copaba titulares por su intensa conexión con Sara Orriols, su compañera de pista. Su vals, al ritmo de La Bella y la Bestia, terminó con un “casi beso” que incendió al público y encendió también al jurado, que incluso lo acusó de priorizar la química a los pasos de baile.
La situación se volvió más tensa tras un intercambio con Valeria Mazza, co-presentadora del formato, quien no dudó en preguntarle en directo: “Dime la verdad, ¿qué tan enamorado estás?”. Roure respondió sin titubear: “Estoy tocando el cielo, somos uno, pero hay que ir suave”. Mazza insistió en desvelar detalles sobre el vínculo con Orriols, lo que incomodó al concursante: “Pero yo no te puedo contar todo. Eso se llama intimidad”. En los días siguientes, Roure lanzó un comentario fuera de plató que avivó la polémica: “Yo creo que esa noche, ¿sabés qué le pasó a Valeria? No le funcionaban los frenos. No supo frenar. Y hay temas en los que tenés que frenar. Tenés que tener una moral y frenar”. Una controversia que, más allá de lo ocurrido, plantea preguntas sobre la figura del propio Matías.
Matías, junto a Sara en 'Bailando con las estrellas'.
El Matías de antes
De los locales nocturnos a los cócteles más famosos de Cuatro
Llegó a España con 22 años, escapando de la inseguridad en Argentina y con ganas de labrarse un futuro. Su primer trabajo fue como portero de discoteca, empleo que ya había desempeñado en su Córdoba natal. Y pronto pasó al interior de los locales. Allí fue gogó, camarero, coctelero, relaciones públicas y hasta personal de limpieza. En Madrid trabajó en salas como Kapital y se formó como entrenador personal, una pasión que hoy sigue practicando por salud y equilibrio. “Era un poco mi faceta más desconocida. Por las mañanas seguía entrenando, haciendo mis ejercicios porque era mi cable a tierra” reveló a 20minutos en 2019.
Su salto a la televisión llegó años después, en 2016, cuando se incorporó al ya consagrado programa de citas de Mediaset. Desde entonces, se ha mantenido en pantalla preparando cócteles –el mojito es su especialidad– y compartiendo confidencias con solteros y solteras. Un espacio donde su cercanía y simpatía le han convertido en parte indispensable del formato y, por ende, en una de las caras más conocidas de la cadena.
Matías Roure en 'First Dates'.
Cuando el amor cruzó la barra
Una historia mediática con Lidia Torrent que marcó una etapa
En el restaurante televisivo de Cuatro conoció a Lidia Torrent. Se llevaban mal al principio –“Lidia al principio me caía mal. Nos caíamos mal porque estábamos todo el día juntos y saltaban chispas”–, pero en 2017 comenzaron una relación sentimental que se hizo pública. Fueron pareja durante dos años, hasta que en 2019 anunciaron su ruptura a través de redes sociales. “Hay caminos que se cruzan y otros que se separan, nuestra historia fue bonita Lidia Torrent. Gracias. Sé feliz”, escribió él. Ella, por su parte, compartió: “Te quema el ego, no el desamor. La hipocresía en el amor aparece cuando uno no quiere perder aquello que no está dispuesto a cuidar”.
Pese al final, ambos continuaron trabajando juntos con cordialidad. En una entrevista en Viva la vida, él explicó cómo se tomaba su nueva relación con ella: “A pesar de la relación que tuvimos somos compañeros de trabajo, somos familia, somos amigos y lo bueno que le pase tanto a ella como a mí, a mis compañeros de trabajo, me pasa a mí. O sea, lo disfruto”. Torrent dejó el programa en 2022 tras convertirse en madre, mientras que Roure continúa en el equipo, sin pareja conocida y con una visión vitalista del amor. “Estoy enamorado de la vida”, ha llegado a reconocer
Lidia Torrent y Matías Roure en una imagen de Instagram
La otra cara del barman
Arte, música y emociones en su nueva etapa televisiva
Con Bailando con las estrellas, Matías está logrando mostrar una versión más artística de sí mismo. Aunque el jurado ha sido exigente con sus actuaciones –“Menos química y más baile”, le espetó Blanca Li–, él apuesta firmemente por la conexión emocional con su pareja de baile. “La inspiración es cuando provocas admiración en un corazón ajeno, y eso es lo que ella provoca en mí”, declaró sobre Sara.
El caso es que, al hilo del repaso a su relato fuera del foco, es reseñable que el argentino cultiva otros intereses fuera de cámaras. Es aficionado al surf y la música electrónica. También a la moda, y es que incluso ha desfilado para María Lafuente. Además, en sus redes comparte vídeos cantando versos con acompañamiento de guitarra.
