Con una mano delante y otra detrás aterrizó Almagro San Miguel en Madrid (33) para dedicarse a lo que realmente le apasionaba. Doce años después y tras consolidar su carrera como actor tras sus papeles en La Moderna, Operación Barrio Inglés o Vis a vis: el oasis, el actor sevillano hace ahora realidad otro de sus sueños con el estreno de la última película de Díaz Yanes, Un fantasma en la batalla, que ve la luz este viernes en Netflix.
Producida por J.A. Bayona, Belén Atienza y Sandra Hermida, la trama narra la historia de Amaia, una joven Guardia Civil que decide infiltrarse en ETA para poder averiguar dónde se esconden los zulos que el grupo terrorista alberga en el sur de Francia. San Miguel interpreta a Antonio, novio de Amaia que decide apoyarla en su peligrosa misión. “Yo al amor de mi vida la esperaría lo que fuera necesario”, confiesa el actor sobre su último personaje con quien reconoce, en conversación con La Vanguardia, compartir su romanticismo.
Almagro San Miguel en la grabación de La Moderna
Más allá del proyecto, el intérprete andaluz se define como alguien apasionado, tanto en su faceta profesional como laboral. “No me pongo intenso solamente con la historia, también soy un intenso de la vida”, admite, al tiempo que sonríe cuando recuerda su papel en la serie Hernán (2019), subido a un caballo con una espada en mano. “Soy muy friki, a mí me gusta Star Wars y El Señor de los Anillos”, confiesa.
Fuera de los sets de rodaje, el sevillano sigue siendo un mar de inquietudes. “Ahora mismo estoy aprendiendo acuarela”, confiesa. Esa afición por incorporar nuevas habilidades, admite, nace de la inestabilidad y la inseguridad que con frecuencia acompañan a su profesión. “
Al principio tenía una voz en la cabeza que me decía que era muy mal actor y me fustigaba mucho”, recuerda. Un síndrome del impostor que, por fortuna, nunca se materializó. “Me paran señoras mayores y me hablan como a mi personaje de La Moderna”, bromea.

