La enésima caída de Sarah Ferguson: la esposa de Andrés pierde su vínculo con los Windsor

Familia real británica

Tras mantenerse al margen de las acusaciones sobre Epsein durante años, ‘Fergie’ protagoniza su particular declive

LONDON (United Kingdom), 20/04/2025.- Britain#{emoji}146;s Sarah Ferguson, Duchess of York, attends the Easter Service at Windsor Castle in Windsor, west of London, Britain, 20 April 2025. Members of the UK royal family attended the annual Easter service at Windsor Castle. (Reino Unido, Londres) EFE/EPA/ANDY RAIN

Sarah Ferguson en el castillo de Windsor en una imagen reciente. 

ANDY RAIN / EFE

Conocida como la duquesa de York durante casi 40 años, Sarah Ferguson perdió la noche del viernes su preciado título después de que su exmarido, el príncipe Andrés, aceptara renunciar al suyo por los sucesivos escándalos que protagoniza cada vez que se conocen más detalles de su relación con el fallecido delincuente sexual Jeffrey Epstein. Por su parte, Ferguson, que se había mantenido bastante al margen de esas acusaciones de vínculos con Epsein durante años, ya protagonizó su particular caída a finales de septiembre, cuando fue destituida de varias oenegés tras conocerse sus contactos y disculpas al pedófilo por mail tras repudiarle públicamente.

Andrés conserva su título de príncipe al ser hijo de la difunta reina Isabel II, al igual que sus hijas por ser nietas de monarca británica, pero este es el final de cualquier reconocimiento público ligado a la familia real británica de Ferguson. Tras divorciarse de Andrés en 1996 dejó de tener tratamiento de Alteza Real y, como el título de duquesa de York lo recibió a través de su matrimonio, ahora será conocida simplemente como Sarah Ferguson. A pesar de su divorcio, la pareja sigue viviendo en conjunto y permanecerán en el palaciego Royal Lodge, una residencia de 30 habitaciones en Windsor, que Carlos III no les ha podido arrebatar por tener un contrato de arrendamiento firmado el 2003 con validez para 75 años.

Britain's Prince Andrew and his former wife Sarah Ferguson, Duchess of York, leave Westminster Cathedral at the end of the Requiem Mass, on the day of the funeral of Britain's Katharine, Duchess of Kent, in London, Britain, September 16, 2025. REUTERS/Toby Melville

El príncipe Andrés junto a su exmujer, Sarah Ferguson, el pasado septiembre. 

REUTERS

Pero esta es solo la polémica más reciente en la que está involucrada la ex duquesa de York, pues ha motivado más escándalos que han hecho mella en su imagen pública hasta el punto que durante años muchos británicos se referían a ella como the duchess of Pork (duquesa del cerdo). Primero fue un sobrenombre perverso invención de los tabloides por su aumento de peso en su primer embarazo, pero luego ese mote se apuntaló cuando fue fotografiada en una tumbona en Saint-Tropez mientras el millonario tejano John Bryan le chupaba los dedos de los pies. Eran otros tiempos y como ocurrió escasos meses después del comunicado de Buckingham en el que se anunciaba su separación, por mucho que ella culpara del distanciamiento a los constantes viajes del príncipe, se la repudió.

Años más tarde, Ferguson, apodada Fergie, habló abiertamente sobre cómo ese acoso mediático afectó su salud mental y su autoestima, e incluso su relación con los Windsor. También fue de dominio público sus serios problemas financieros, pues su vida de lujos hizo que quedara endeudada tras su divorcio. Desde entonces ha trabajado mucho en su imagen pública. Después de años comprometida con labores solidarias y tras forjarse una carrera como escritora de libros infantiles, llegó a remontar y ser aceptada en la corte británica públicamente por Isabel II, una vuelta total a la vida pública que tuvo su mejor escenario en las bodas de sus hijas, las princesas Beatriz y Eugenia, en el 2020 y el 2018, respectivamente. Antes de esta última caída definitiva que la desvincula al menos públicamente de los Windsor, Isabel II le perdonó tanto culebrón dejándole a cargo de sus corgis tras su muerte.

Vertical

Sarah Ferguson y el príncipe Andrés, antes duques de York, durante su boda el 23 de julio de 1986.

Terceros

Otro mal momento para Ferguson fue cuando en el 2008 perdió su casa en un incendio devastador. Por ello se fue a vivir al Royal Lodge años después de su divorcio y, en el 2011 aseguró que “si no hubiese sido por él (el príncipe Andrés), no tendría casa”. La salud tampoco la ha acompañado en los últimos años. En junio del 2023 fue diagnosticada con cáncer de mama, por lo que se sometió a una mastectomía y posterior reconstrucción. Y a principios del 2024, reveló haber sido diagnosticada con melanoma maligno, un tipo de cáncer de piel, descubierto durante los controles posteriores a su cirugía mamaria.

Desde joven alegre y carismática, siempre presumía de resiliencia, optimismo y gusto por las apariciones públicas, aunque en entrevistas ha comentado haber tenido una vida “plena, pero no siempre feliz”. Querida o criticada dependiendo del momento de su popularidad, por culparle, a veces en los tabloides hasta se la ha culpado de los espeluznantes conjuntos de sus hijas en la boda del príncipe Guillermo y Kate Middleton en el 2011, por el que se ganaron el sobrenombre de ‘las hermanastras feas de Cenicienta’. Lejos de tener una vida de cuento, Ferguson tiró décadas de redención por un mail amistoso a Epstein, con quien se hizo la simpática porque le debía dinero.

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