Casi treinta años después de protagonizar uno de los episodios más mediáticos y escandalosos de la realeza europea, Daniel Ducruet, exmarido de la princesa Estefanía de Mónaco, ha decidido contar su versión de los hechos.
El antiguo guardaespaldas de la hija menor del príncipe Rainiero y Grace Kelly asegura ahora que aquel día de 1996, en el que fue fotografiado en actitud íntima con la stripper belga Fili Houteman, fue víctima de una emboscada. “Me drogaron, fue una trampa”, ha afirmado durante su aparición en el programa La Volta Buona, conducido por Caterina Balivo en la televisión italiana RAI. Según su relato, aquella velada —que acabó con el fin de su matrimonio y su salida definitiva del entorno real monegasco— fue fruto de un plan cuidadosamente orquestado para desacreditarlo.
Daniel Ducruet con sus hijas Pauline y Linoué en una imagen del 2019
“El tipo que corría en la misma escudería que yo me pidió que me quedara cerca de su novia, a la que iba a enviar al sur de Francia mientras ultimaba la separación. Así lo hice, fui a visitarla, pero para evitar problemas llevé a un amigo. Cuando llegamos, nos ofrecieron vino con sustancias y había un paparazzi preparado para disparar. El resto ya lo sabe todo el mundo”, ha explicado Ducruet, quien ha añadido que aquellas fotos fueron tomadas mientras él, en sus propias palabras, “no estaba presente para sí mismo”.
Las imágenes, publicadas primero en la revista italiana EVA Tremila y luego en Interviú, recorrieron el mundo y supusieron el final del matrimonio entre el guardaespaldas y la llamada “princesa rebelde”, con quien tuvo dos hijos, Louis, en 1992, y Pauline, en 1994. Décadas más tarde, Ducruet insiste en que todo fue un montaje: “Tal vez Estefanía y yo nos habríamos divorciado igual, porque en la vida nunca se sabe. Pero en aquel momento estábamos enamorados, y no estaba previsto que acabara así”.
Ducruet asegura que aquella misma noche confesó a Estefanía lo sucedido. “Se echó a llorar, pero no hablamos de separación ni de nada”, ha recordado. Sin embargo, poco después recibió una llamada anónima: “Te has divertido demasiado, ahora estás muerto”. Fue entonces cuando supo que las fotografías ya estaban en circulación. Intentó evitar su publicación, contactando con un periódico italiano para comprar las imágenes, pero —según afirma— fue engañado: “Les ofrecí mucho dinero para recuperar las fotos, pero negaron tenerlas. Tres días después, las publicaron”.
El escándalo fue inmediato y devastador. El cuento de hadas entre la princesa y su guardaespaldas se derrumbó de la noche a la mañana, y Ducruet pasó de ser el yerno del príncipe Rainiero a protagonista de la prensa sensacionalista.
Aquellas fotos fueron tomadas mientras él, en sus propias palabras, “no estaba presente para sí mismo”
Tras el escándalo, Ducruet llevó el caso a los tribunales, no por la vía civil sino por la penal, “porque no quise ganar dinero con esta historia”, asegura. “Para mí era importante que la justicia dijera: sí, caíste en una trampa. No quería que mis hijos crecieran creyendo que su padre fue solo el hombre que engañó a su madre”.
Los tribunales franceses condenaron en su día a los responsables de las fotografías por violación del derecho a la intimidad e imagen. Pero la versión de Ducruet, marcada por el arrepentimiento y la reivindicación, vuelve a abrir un capítulo que el Principado de Mónaco preferiría mantener cerrado.
El romance entre Estefanía y Ducruet comenzó en 1991, cuando él trabajaba como su escolta personal. Pese a la oposición del príncipe Rainiero, la pareja tuvo dos hijos y se casó en 1995 en una discreta ceremonia civil. Apenas un año después, las fotografías con Houteman destruyeron el vínculo y dañaron la imagen de la Casa de Grimaldi.


