Antonia dell’Atte: “Si me hubiese pedido perdón y recuperado la relación con un hijo al que no ve hace 15 años, no habríamos llegado aquí”
Lo denunció en 1991
La modelo y musa de Armani agradece la decisión de la actual dirección de Mediaset y se pronuncia en primicia para Guayana Guardian sobre el despido de Alessandro Lequio
Antonia dell'Atte, con Alessandro Lequio, Gabriela de Saboya y un acompañante en tiempos felices.
Mediaset ha fulminado a Alessandro Lequio. Parecía invulnerable a la controversia e impermeable a cualquier escándalo. Y han sido muchos. Pero desde ayer miércoles, ya está fuera de Telecinco y no se sentará en el plató de Ana Rosa Quintana. La entrevista que su exesposa, Antonia dell’Atte, concedió al diario El País hace un mes relatando el maltrato sufrido mientras estuvieron casados –asunto que contó por vez primera la revista Lecturas hace cuatro años–, ha resultado un peso insoslayable para la nueva dirección de la cadena. En 2004 un juzgado dictó un auto según el que Antonia no mentía cuando denunció a su marido en 1991. Aunque según la máxima atribuida a Séneca la justicia que llega tarde no es justicia, su víctima celebra en conversación con Guayana Guardian que la ‘exceptio veritatis’ sea para ella más que un latinajo de Derecho Procesal. Finalmente, el conde debe pagar factura.
El tiempo le ha dado la razón
En 1991 Antonia acudió a un juzgado de Madrid para denunciar a Alessandro Lequio “por abandono familiar y malos tratos físicos y psíquicos”
En 1991, Antonia acudió a un juzgado de Madrid para denunciar a Alessandro Lequio “por abandono familiar y malos tratos físicos y psíquicos”. Dos años después accedió a hacer pública su vivencia en el programa La máquina de la verdad: la modelo necesitaba que la gente conociese lo que había sufrido. Y no ocurrió nada, ni con polígrafo mediante. Así, al mismo tiempo que buena parte de la opinión pública comenzaba a considerarla una italiana exaltada, incapaz de digerir el despecho, su némesis ascendía como personaje del corazón al calor de la ubicua y luminosa Ana Obregón. Mientras él ganaba peldaños en la escalera de la fama, Antonia descendía en sentido inverso. Hasta hoy.
“Quiero dar las gracias a la actual presidencia de Mediaset: me reuní con ellos para informarles, les entregué toda la documentación, vieron la ‘exceptio veritatis’ que dictó aquella sentencia y han tomado esta decisión. Finalmente, hasta Ana Rosa Quintana ha tenido que rendirse”, cuenta en conversación con este diario.
Yo hubiese querido una frase como ‘Discúlpame, Antonia: perdóname por el daño que te hecho’
“Durante décadas han querido taparme la boca con la complicidad de periodistas que lo sabían y no podían o no querían hablar. Cuando he conocido la noticia no me lo podía creer. Me decían ‘Ana Rosa no lo va a quitar del programa’, ‘No seas boba, no ocurrirá…’ Ella dice que no sabía nada aunque hace cuatro años lo conté en Lecturas y luego La Vanguardi a publicó las cartas [en las que Lequio reconoce el maltrato]. ¿Entonces? Bien, le concedo el beneficio de la duda, de acuerdo. Pero ¿y los periodistas y colaboradores que vienen trabajando a su lado tantos años tampoco lo sabían? Quien no lo sabía es el nuevo presidente de la cadena y celebro que haya tenido la valentía de tomar esta decisión”.
Establecernos en España para mí fue una salvación porque una señorita llamada Ana García Obregón se lo llevó
Cuando desde hoy mismo apriete el botón con el número 5 en el mando de la tele y él no ya esté en un plató en que llevaba décadas pontificando, Antonia constatará que ha terminado una era. “Ese señor ha engañado a toda la audiencia. Yo hubiese querido una cosa, una frase como ‘Discúlpame, Antonia: perdóname por el daño que te hecho’. Solo con haber dicho esto públicamente tras la sentencia, hoy no estaríamos aquí. Con ese reconocimiento y si hubiera recuperado la relación con un hijo a quien no ve desde hace 15 años”, añade Antonia, dolida por partida doble.
“Establecernos en España para mí fue una salvación, como llegar al paraíso, porque una señorita llamada Ana García Obregón se lo llevó. Durante muchos años me he abstenido de nombrarla, pero ahora lo hago: gracias a ella soy una mujer libre”. Cuidado: su agradecimiento viaja con una bomba de relojería en la bodega.
Antonia desliza que no queda mucho para poner a su archienemiga ante la Justicia. A menos que le pida disculpas. “Aunque me temo que terminará como él. No quiero entrar en terrenos de cotilleo: llámala a ella a ver qué piensa. Le he dado, como a él, todas las oportunidades, les he perdonado en mi interior pero aún les falta admitir su culpa. ¿Por qué quisieron destruirme? Si yo hubiese vivido una relación tranquila tras el divorcio, sin ataques, sin insultos ni humillaciones… De haber tenido una relación distinta… Pero solo he escuchado ‘Mira esta, siempre con el mismo tema’. No quiero saber nada de ellos. Ahora tengo otra vida y debo recuperar estos 35 años. Tengo 60, así que necesito vivir como Matusalén (risas)”.