Dejó su vida en Barcelona para fundar un centro hípico en su pueblo: “Cuando paso por los institutos de la zona es como si fuera Brad Pitt”

Éxodo hacia el campo

Con un millón y medio seguidores en redes, Edu Pozo, de 66 años, decidió dejar el trabajo y la vida en la capital para perseguir un sueño: un proyecto propio en el campo rodeado de caballos

Edu Pozo

Edu Pozo 

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Cada vez más gente mira fuera de las ciudades en busca de tiempo, pausa y accesibilidad. Más allá del romanticismo y de la calma del campo, los últimos datos de la Generalitat confirman que Barcelona tiene un saldo migratorio interno negativo, con 11.500 personas que en 2023 decidieron marcharse a municipios más pequeños. Uno de los motivos principales es el acceso a la vivienda, cada vez más difícil: en la ciudad de Barcelona, el precio de compra se sitúa en torno a los 5.089 euros por metro cuadrado, según los últimos datos del portal Idealista.

Al margen de las dificultades, muchas personas se atreven a dar el paso de abandonar un oficio estable en la metrópoli para perseguir su sueño lejos de la ciudad. Es el caso de Eduard Pozo, de 66 años, criado entre La Mina y Santa Coloma de Gramenet y que durante casi 30 años fue guarda forestal del Parque Natural de Collserola. En 2012 dio un giro radical a su vida para dedicarse a su pasión: los caballos. “Me gustaba mucho trabajar en la montaña, pero con la crisis las condiciones laborales empeoraron y oía que la institución se había politizado; estaba muy desencantado”, lamenta.

Edu dejó la ciudad para irse a vivir a Talamanca en 1992, desde donde continuó desplazándose a diario a Barcelona para trabajar hasta que, en 2012, decidió impulsar su propio proyecto

Edu dejó la ciudad para irse a vivir a Talamanca en 1992, desde donde continuó desplazándose a diario a Barcelona para trabajar hasta que, en 2012, decidió impulsar su propio proyecto

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Me gustaba mucho trabajar en la montaña, pero con la crisis las condiciones laborales empeoraron y sentía que la institución se había politizado; estaba muy desencantado

Edu Pozofundador del Centre Hípic Talamanca

Manos y mangas creyendo en una idea

El proyecto nació en 2013. Pozo, con lo que había podido ahorrar, presentó una propuesta y consiguió el apoyo de su ayuntamiento. La finca es municipal y él trabaja en ella con un contrato de gestión y alquiler. “Otros ayuntamientos me dieron la posibilidad, pero yo quería que fuera en Talamanca, mi pueblo”, relata.

Explica que las instalaciones se levantaron literalmente con su gente: “Con mis manos, las de buenos amigos y la ayuda de mi hijo levantamos todo lo que es la madera de la finca”. Hoy el Edu es el coordinador principal del centro, el Dídac - hijo del Edu- ayuda con toda la parte de mantenimiento y su pareja, Mònica lleva el desarrollo web y las redes, donde el proyecto triunfa con muchísimo impacto.

Años después, el Centro Hípico Talamanca tiene sed yeguas, una mula y un caballo. “La mayoría son rescatados o los he pagado a euro el kilo, hay mucha gente que ama sus animales, pero no sabe amarles”, asegura.

Éxito rotundo en redes

A raíz de la pandemia, Edu y su entorno empezaron a publicar vídeos para difundir conocimiento sobre el mundo ecuestre. Se trata de piezas cortas, llenas de curiosidades y muy bien explicadas que, poco a poco, fueron calando entre el público generalista. Cinco años después, el resultado es contundente: 375.000 seguidores en Instagram, más de un millón en TikTok y un protagonista reconocido en toda la zona.

Edu Pozo, en el centro hípico de Talamanca que él mismo fundó

Edu Pozo, en el centro hípico de Talamanca que él mismo fundó

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“Alucino. Ahora mismo, cuando paso por los institutos de la zona, es como si fuera Brad Pitt: los jóvenes me piden fotos”, revela. Aunque está pensando en alguna manera de monetizar el éxito de esta difusión, no quiere contradecir sus principios. “Estaría bien monetizar y hacer un poco de publicidad, pero en la industria del caballo hay muchas cosas que detesto”, admite.

Y es que una hípica no es un proyecto sencillo de sacar adelante, y mucho menos económico de mantener. “Mi hijo es autónomo porque los ingresos no dan; a duras penas me alcanza para mantenerme a mí y a los caballos. Normalmente, el pienso de los nueve ejemplares me cuesta unos 1.300 euros al mes, pero cuando estalló la guerra en Ucrania subió hasta los 2.500”, relata.

Alucino. Ahora mismo, cuando paso por los institutos de la zona, es como si fuera Brad Pitt: los jóvenes me piden fotos

Edu Pozofundador del Centre Hípic Talamanca

Más allá de la montura y la competición

El proyecto, bajo el lema “Vivir en manada”, ofrece todo tipo de actividades y talleres con caballos: paseos temáticos por Talamanca, rutas de varios días, actividades para familias o empresas y talleres centrados en la relación y el trato con los animales.

Ahora bien, Pozo rehúye la visión del caballo como un “producto” e insiste en una idea clave: respeto, solidaridad y amistad. “Los caballos tienen tres metros de espacio personal; son como las personas. Si les demuestras que no necesitan defenderse, se prestan a ti con confianza”, relata.

El mensaje del Edu claro está: “Tengo la voluntad de enseñar todo lo que pueda sobre cómo relacionarse con los caballos y hacer ver que la mayoría de aspectos son extrapolables a las relaciones humanas”, explica. El campo y el paso del tiempo le han devuelto todo aquello que la ciudad le había ido agotando poco a poco. Ahora valoro mucho más cada instante con las personas y con los animales. Quería que mi hijo tuviera una infancia instintiva, libre y conectada con el entorno, como la que viví yo. En Barcelona eso era sencillamente imposible”, concluye.

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