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Durante los instantes en que la posición de ‘royal’ no se muestra perpetua

Familia reales

Andrew Mountbatten-Windsor no es el único ejemplo de un noble que ha perdido sus distinciones y honores oficiales.

Andrew Mountbatten-Windsor, hermano del rey Carlos III de Inglaterra, antes conocido como príncipe Andrés de York. 

Andrew Mountbatten-Windsor, el cual es el hermano del soberano Carlos III de Inglaterra, anteriormente denominado príncipe Andrés de York. 

Chris Jackson / Terceros

Aunque la condición de príncipe en una dinastía real aparente ser inalterable, existen determinaciones individuales, cambios en las instituciones o comportamientos oscuros de integrantes de las monarquías que transforman esa distinción, habitualmente perpetua, en un estado temporal debido a situaciones que trascienden el origen biológico.

El suceso más actual y notable es el del antiguo príncipe Andrés de York, hermano del monarca Carlos III, denominado ahora Andrew Mountbatten-Windsor, dado que, al no poseer ya el rango de príncipe, su nombre no se traduce al español conforme a la norma habitual. Tras varios años de polémicas por su relación con Jeffrey Epstein, Andrew informó el pasado octubre que desistía formalmente de utilizar sus dignidades, incluyendo la de duque de York. La institución real británica aseveró que, con el beneplácito del soberano, prescindirá de sus previos galardones y tratamientos, constituyendo así la dejación de cargos monárquicos más trascendental de las últimas épocas.

A partir del momento en que el descendiente de Isabel II acordó y desembolsó una suma millonaria indeterminada a una de las personas afectadas por Epstein que mantenía una demanda civil en su contra en Nueva York, su imagen pública se deterioró progresivamente y, pese a que continuó sosteniendo que era inocente, las recientes informaciones acerca de sus vínculos con el delincuente sexual cuando sus crímenes ya se conocían abiertamente terminaron por destruir la escasa confianza que aún conservaba.

Tessy Antony no ostentaba la condición de princesa en su enlace, aunque dejó de portar el título tras concretar su divorcio del príncipe Luis.

Resultó bastante más infantil el altercado relativo al empleo de sus distinciones para publicitar prestaciones en las plataformas digitales del antiguo príncipe Nicolás de Dinamarca que, sumado a la renuncia de su formación castrense poco después de comenzarla para participar en desfiles de Burberry o Dior, motivaron que la monarquía danesa cuestionara quién debía representar la denominación de Dinamarca. Previo a la renuncia al trono de la reina Margarita, ella optó por revocar en enero del 2023 el tratamiento a cuatro de sus descendientes, los vástagos del príncipe Joaquín, identificados actualmente como los condes Nikolai, Felix, Henrik y Athena de Monpezat. Continúan apareciendo en el orden sucesorio y da la impresión de que la molestia del principio se ha mitigado, no obstante, al difundirse la información manifestaron que se les había “quitado su identidad”.

Los condes Nikolai, Felix y Athena de Monpezat, sobrinos del rey Federico X, antes conocidos como príncipes Nicolás, Félix y Atenea de Dinamarca. 
Los condes Nikolai, Felix y Athena de Monpezat, que son sobrinos del monarca Federico X, eran identificados previamente como los príncipes Nicolás, Félix y Atenea de Dinamarca. SOPA Images

Una situación muy dispar sucede todavía en Japón, donde, bajo la normativa de la casa imperial, el enlace de una princesa con un varón ajeno a la familia imperial nipona acarrea su separación de la entidad, la privación de su rango y el posterior distanciamiento de su núcleo familiar.

La antigua princesa Mako de Japón, sobrina del vigente emperador Naruhito y primogénita del príncipe heredero, contrajo matrimonio con Kei Komuro durante el 2021, trasladándose posteriormente a Nueva York para comenzar una etapa profesional como museóloga. Los reglamentos de la dinastía Yamato obligan al exilio de las princesas y provocan una fractura pública en el seno familiar luego del enlace de una princesa. La princesa Aiko, que enfrentará el mismo destino que su prima Mako Komuro cuando se case, aludió a ella en tiempo pasado después del enlace matrimonial: “Era como una hermana mayor para mí, y recordaré siempre con gratitud lo amable que era conmigo”.

 Makode Japón en una imagen de archivo. 
 Makode Japón en una imagen de archivo. Getty

Los descendientes de Margarita de Dinamarca opinaron que se les había “quitado su nombre e identidad”

Al divorciarse en el 2019, Tessy Antony dejó de ostentar de forma automática la distinción de princesa de Luxemburgo al concluir su estatus de consorte, el método habitual para que se retiren dignidades nobiliarias obtenidas mediante el enlace. El romance entre Luis y Tessy se originó en el transcurso de un viaje del príncipe para ver a los destacamentos nacionales en Kosovo con motivo de una operación derivada del conflicto de Yugoslavia. Teniendo él apenas 19 años y ella 20, recibieron a su descendiente Gabriel en el 2006, convirtiéndose el niño en el nieto primogénito de los pasados grandes duques de Luxemburgo. El matrimonio se celebró medio año más tarde. Tessy no poseía el rango de princesa el día de su enlace, según la tradición, aunque se le otorgó dicho reconocimiento tres años más adelante.

El príncipe Luis de Luxemburgo y&nbsp;Tessy Antony durante su matrimonio.<br>&nbsp;
El príncipe Luis de Luxemburgo y Tessy Antony durante su matrimonio.
 
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En cambio, la princesa Marta Luisa de Noruega conservó su distinción real pero desistió de sus labores institucionales tras los cuestionamientos por el aprovechamiento mercantil de su posición. De forma similar al príncipe Enrique de Inglaterra, quien dimitió para disfrutar de una existencia con mayor independencia en Los Ángeles.

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