Anthony Hopkins celebra 50 años de sobriedad: “La vida es mucho mejor”
La mejor decisión
La celebridad de Hollywood alienta a las personas que enfrentan el alcoholismo a buscar apoyo de especialistas.

Anthony Hopkins en los Oscar del 2022 en Los Ángeles

Anthony Hopkins ha deseado difundir un triunfo sumamente íntimo. El astro de Hollywood, que celebra sus 88 años este miércoles, ha llegado a las cinco décadas de abstinencia. El intérprete galés ha emitido unas palabras de aliento para aquellos que enfrentan dificultades con la bebida y los ha instado a “elegir la vida en vez de lo contrario”. Ha meditado acerca del instante crucial que transformó el camino de su existencia: “Desde que dejé de beber, la vida es mucho mejor”.
El triunfador del Oscar ha narrado mediante un clip compartido en Instagram que, hace cincuenta años, se encontró cerca de fallecer después de manejar bajo los efectos del alcohol. Ese suceso crítico lo forzó a confrontarse a sí mismo. “Hace 50 años, casi muero por conducir mi coche durante un apagón etílico (una pérdida temporal de memoria que ocurre cuando alguien bebe demasiado alcohol). Así vivía entonces. Pero en ese instante comprendí que me estaba divirtiendo demasiado. A eso se le llama alcoholismo”, ha admitido. A partir de su vivencia, instó a las personas que combaten una dependencia a solicitar asistencia especializada y a “elegir la vida”.
El vínculo de Hopkins con la bebida constituye una de las piezas fundamentales de su autobiografía, We Did Ok, Kid, donde analiza una niñez definida por el rigor sentimental, la soledad y el rechazo. Rememora haber sufrido mofas durante su etapa escolar y experimentar una sensación perpetua de no encajar. “Me llamaban tonto y uno de mis profesores pensaba que no servía para nada”, redacta, detallando la manera en que desde temprana edad supo hallar cobijo en el desapego.
Las bebidas alcohólicas formaban parte de su círculo íntimo y rápidamente se transformaron en un refugio personal. Hopkins admite que el whisky acabó siendo su “comida favorita” y que legitimaba su ingesta emulando a los intérpretes que tanto respetaba. Al comenzar su trayectoria en el teatro y su unión inicial con Petronella Barker, la situación empeoró notablemente, originando periodos de abatimiento, disputas habituales y un alejamiento afectivo cada vez mayor.
De los sucesos más inquietantes que narra destaca un trayecto en automóvil del cual no conserva memoria alguna; manejó desde Arizona hasta Beverly Hills sin tener noción del recorrido: “Pude haber matado a alguien”
El intérprete reconoce que la bebida acabó fracturando sus vínculos afectivos más trascendentales. Después de su ruptura, dejó de comunicarse con su hija Abigail, una circunstancia que califica como la pena más grande de su existencia. Su segunda unión con Jennifer Lynton igualmente sufrió las consecuencias de su falta de presencia y de una dependencia que él califica de aislada y devastadora.
Dentro de los sucesos más inquietantes que narra se encuentra un trayecto automovilístico del cual carece de memoria: manejó desde Arizona hasta Beverly Hills sin tener noción del recorrido. “Pude haber matado a alguien”, admite con dureza, enfatizando lo crítico de su estado en ese entonces.

El momento decisivo ocurrió el 29 de diciembre de 1975. Hopkins relata que, debajo de un eucalipto, experimentó una epifanía personal que le planteó un dilema básico y profundo: la vida o la muerte. Optó por la vida y, de acuerdo con sus palabras, las ganas de ingerir alcohol se esfumaron. A partir de ese instante no ha probado bebidas alcohólicas de nuevo y sigue asistiendo a sesiones grupales fundamentadas en el método de doce pasos.
Dentro de su obra, consagrada a su mujer Stella, el intérprete medita además acerca de la forma en que su faceta sombría ha alimentado actuaciones inolvidables como la de Hannibal Lecter. A pesar de una trayectoria llena de galardones, prestigio y una inmensa riqueza, Hopkins recalca que la victoria auténtica consistió en solicitar apoyo. Empleando ironía y modestia, sintetiza su vivencia actual mediante una expresión simple: tal vez actuó correctamente en algo, aunque lo fundamental resultó ser la elección de continuar con vida.

