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El santuario de hace 5.500 años en Jordania que indica cómo respondieron los humanos al cambio climático y a una cultura sin poder central fuerte

Arqueología

El sitio de Murayghat floreció tras el declive del Calcolítico, cuando el clima se volvió más cálido y húmedo y propició la consolidación de la agricultura y el paso a la vida sedentaria

Dolmen hallado en el yacimiento de Murayghat, en Jordania

Susanne Kerner / University of Copenhagen

Los cambios climáticos han acechado a la Tierra en general y a la humanidad en particular en múltiples ocasiones. Frío glaciar, calor desolador, sequías extremas, grandes inundaciones... los retos han sido mayúsculos en muchos momentos de la historia. Adaptarse o perecer en el intento.

Hace miles de años, en Jordania, la ciudad de Murayghat floreció tras el declive de la llamada cultura Calcolítica (4500-3500 antes de Cristo), un período conocido por sus asentamientos domésticos, sus ricas tradiciones simbólicas, los artefactos de cobre y los pequeños santuarios de culto.

La Edad del Cobre

El Calcolítico (o Edad del Cobre) fue un periodo de transición en el que el clima se volvió más cálido y húmedo, lo que propició la consolidación de la agricultura y el paso de la vida nómada a la sedentaria. Se cultivaban alimentos y se domesticaron animales, un cambio sin precedentes para los humanos.

Adaptarse a los cambios, sin embargo, no es sencillo. Los arqueólogos de la Universidad de Copenhague que han excavado el sitio de Murayghat de hace unos 5.500 años, creen que el cambio climático y las perturbaciones sociales habrían provocado un colapso. Como respuesta, los grupos de la Edad del Bronce Antiguo crearon nuevas formas de expresión ritual.

El yacimiento de Murayghat es de hace alrededor de 5.000 años 

Susanne Kerner / University of Copenhagen

“En lugar de los grandes asentamientos domésticos con santuarios más pequeños establecidos durante el Calcolítico, nuestras investigaciones en Murayghat muestran conjuntos de dólmenes (monumentos funerarios de piedra), menhires y grandes estructuras megalíticas que apuntan a reuniones rituales y entierros comunitarios, más que a viviendas”, dice la experta Susanne Kerner.

Según detallan Kerner y su equipo en un artículo publicado en la revista Levant, adaptarse a esa época convulsa implicó redefinir los territorios y los roles sociales. “Había que redefinir la identidad, el territorio y el papel dentro de la sociedad en una época sin una autoridad central fuerte”, añade la investigadora.

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Susanne Kerner / Levant

La excavación ha permitido documentar más de 95 restos de dólmenes. La cima central del yacimiento contiene recintos de piedra y elementos tallados en el lecho rocoso que también sugieren un uso ceremonial. También se ha hallado cerámica, grandes cuencos comunales, piedras de moler, herramientas de sílex, núcleos de cuerno de animal y objetos de cobre, lo que apunta a posibles festines.

“Creemos que Murayghat nos ofrece nuevas y fascinantes perspectivas sobre cómo las sociedades primitivas afrontaron la disrupción mediante la construcción de monumentos, la redefinición de los roles sociales y la creación de nuevas formas de comunidad”, señala Kerner.

Vista aérea de uno de los monumentos hallados en el yacimiento jordano 

Susanne Kerner / Levant

La disposición y la visibilidad del yacimiento también sugieren que sirvió como punto de encuentro para diferentes grupos de la región. Los dólmenes de Murayghat muestran, además, paralelismos con otros yacimientos jordanos de la Edad del Bronce Antiguo como el Monte Nebo y Jebel Mutawwaq.

“La construcción de monumentos funerarios visibles y la transformación del paisaje natural en uno antropogénico reflejan los esfuerzos de la comunidad por adaptarse a las nuevas realidades sociopolíticas y afrontar la crítica situación. Las reuniones probablemente facilitaron el debate y la organización en una sociedad en profunda transformación”, concluyen los expertos de la Universidad de Copenhaguen.