La vasija egipcia extremadamente rara de hace 2.500 años dedicada al rey persa Jerjes I y que se utilizó para guardar el opio de las élites
Arqueología
El alabastrón, que pertenece a la Colección Babilónica del Museo Peabody de Yale, contiene inscripciones en cuatro idiomas antiguos
El alabastrón está datado entre los años 486 y 465 antes de Cristo
Las plantas fueron el centro de la vida en todo el mundo antiguo. Un conocimiento arraigado y sofisticado de sus atributos permitía usarlas como alimento, con fines curativos, rituales o incluso de ocio. Muchas fueron las culturas que desarrollaron grandes habilidades en su manejo, pero esa información en muchos casos se desvaneció con el tiempo.
Preocupados para recuperar todo ese saber perdido, la Universidad de Yale creó hace un par de años un Programa de Farmacología Antigua que ya comienza a dar sus frutos. El equipo dirigido por el profesor Andrew J. Koh ha descubierto que un alabastrón egipcio extremadamente raro que perteneció a la élite real contiene trazas de opio.
Una droga venerada en el Antiguo Egipto
El hallazgo, según explican los investigadores en un artículo publicado en la revista Journal of Eastern Mediterranean Archaeology and Heritage Studies, sugiere que el potente narcótico que se extrae de la cápsula de la planta de la adormidera (Papaver somniferum) habría sido muy venerado y consumido en el antiguo Egipto, e incluso reyes y gobernantes optaban por llevar la sustancia consigo en su viaje al más allá.
“Presentamos la evidencia más clara y completa hasta la fecha de que los opiáceos eran una parte importante de la sociedad egipcia antigua y marca la primera vez que se identifica el contenido de un alabastrón egipcio hecho de calcita con inscripciones mediante técnicas científicas”, escriben los autores del estudio.
Restos de opio en el fondo de la vasija
La pieza, que pertenece a la Colección Babilónica del Museo Peabody de Yale y está datada entre el 486 y el 465 a.C., es un vaso de alabastro con inscripciones en cuatro idiomas antiguos (acadio, elamita, persa y egipcio). El texto destaca porque incluye el nombre del gobernante persa Jerjes I junto con el título de 'Gran Rey'.
El Imperio Aqueménida de este monarca se extendía desde Egipto y los Balcanes, al oeste, hasta el valle del Indo y Asia Central, al este. Famoso por su invasión de Grecia en el año 480, probablemente también sea el 'rey Asuero' que aparece de forma tan destacada en el Libro bíblico de Ester.
Según los expertos, en todo el mundo se conocen menos de 10 objetos intactos de este tipo con inscripciones, y se cree que todos estuvieron en posesión de gobernantes u otros miembros de las élites. Mediante cromatografía de gases y espectrometría de masas, se identificó noscapina, hidrocotarnina, morfina, tebaína y papaverina en el jarrón, todos ellos biomarcadores del opio.
El alabastrón incluye un apéndice en egipcio demótico (simplificado) que indica la capacidad del recipiente en una unidad de medida persa: '12 unidades kepedj', o unos 1.200 mililitros. Su atractiva apariencia e inscripciones fueron probablemente lo que lo llevó originalmente a la Colección Babilónica de Yale, dicen los especialistas.
El alabastrón incluye un apéndice que indica la capacidad del recipiente en una unidad de medida persa
El hallazgo del opio, además, podría resolver finalmente el prolongado debate sobre la función de estos vasos reales producidos en Egipto, que algunos académicos creen que se usaban para almacenar perfumes o cosméticos y se han encontrado en el Mausoleo de Halicarnaso y en un túmulo funerario sármata en la actual Rusia. Basándose en sus resultados, los autores del estudio sugieren que eran, en realidad, bolsitas para la droga de gobernantes prominentes.
Anteriormente, se encontraron restos de opio en un conjunto de jarras descubiertas en una tumba en Sedment, situada al sur de El Cairo, que se utilizaba como cementerio para personas de bajos recursos. En conjunto, estos descubrimientos indican que los estupefacientes habrían sido usados tanto por la gente común como por las élites del antiguo Egipto.
Vasos hallados en la tumba de Tutankamón
Esto, a su vez, plantea algunas preguntas interesantes sobre el contenido de otros vasos de alabastro antiguos, incluidos los hallados en la tumba de Tutankamón. “Muchas piezas expoliadas de esa sepultura contenían los mismos restos orgánicos pegajosos de color marrón oscuro con un olor distintivo que coincide con las características del látex de opio seco”, indican.
Los investigadores incluso sugieren que los vasos de este tipo podrían haber sido sinónimo de opio, de la misma manera que “hoy en día se asocian las cachimbas con el consumo de tabaco para shisha”. “Lo que sí está claro ahora es que el consumo de opiáceos era un elemento habitual de la vida cotidiana en la antigüedad”, concluyen.