Mikel Ayestaran, periodista y escritor: “La comunidad internacional no es más dura con Israel porque tiene miedo y sabe que cuenta con el apoyo total de Estados Unidos”

Entrevista

La publicación de su libro ‘Historias de Gaza’ ha coincidido con el reconocimiento del Premio Ortega y Gasset. Planteamos al reportero vasco algunas cuestiones sobre una zona que conoce como la palma de su mano

El periodista Mikel Ayestaran

El periodista Mikel Ayestaran

Cedida por Mikel Ayestaran / Europa Press

Sería imposible conocer lo que sucede en los puntos más calientes del planeta si determinados periodistas no se arriesgaran a jugarse el tipo para contarnos la verdad. Mikel Ayestaran (Beasain, Gipuzkoa, 1975) es uno de ellos. Pudo continuar con un puesto fijo, pero optó por el camino difícil: ser freelance en Oriente Medio. Ha sido recientemente galardonado con el Premio Ortega y Gasset por su cobertura multimedia del conflicto de Gaza. A través de los platos que consume cada día una familia local, documenta en Instagram la forma en que Israel utiliza el hambre como un arma más en su guerra contra los palestinos.

Su último libro, Historias de Gaza (Península) es una aproximación al drama de Oriente Medio llena de pasión por la verdad y sensibilidad humana. Ayestaran no solo está donde tiene que estar para hablar con la persona indicada; también es un reportero culto que conoce la mejor bibliografía para situar los acontecimientos en perspectiva histórica. Todo ello le permite trasmitirnos una aproximación veraz que cuestiona los discursos propagandísticos de las partes implicadas. Entretanto, nos da a conocer pequeñas historias cotidianas que no tienen espacio en los informativos, centrados siempre en la violencia. El capítulo “Piscina, fútbol y kárate” refleja una cotidianidad que no se limita a los enfrentamientos pero que, obviamente, no se explica sin ellos.

¿Cómo fue que un periodista como usted dejó un puesto en un periódico vasco para hacerse freelance y marcharse a Palestina?

Yo siempre he sido muy viajero, cuando estaba en la redacción de El Diario Vasco acostumbraba a juntar todos mis días libres con las vacaciones para hacer viajes largos y algunos de ellos fueron por Oriente Medio. Tras diez años en la casa me di cuenta de que tenía que volar, pero no podía pedir a un periódico provincial que me enviara a cubrir conflictos o de corresponsal, así que me lo tuve que montar como freelance. Así empecé a trabajar también con teles y radios y a fortalecer mi marca personal.

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Su libro no pretende ser objetivo, pero sí honesto. ¿Qué quiere decir?

Quiero decir que intentar mantener una posición equidistante y equilibrada, especialmente cuando uno es periodista, conduciría a una injusticia total, puesto que la situación sobre el terreno es profundamente desequilibrada. Ser neutral te llevaría a ser un cínico y yo no lo soy. Yo soy Mikel Ayestaran y el que me lee tiene que saber que lo que tiene delante, le guste o no, es un relato honesto y sincero, construido después de veinte años de experiencia sobre el terreno. Estamos acostumbrados ahora mismo a leer solamente lo que nos gusta.

Menciona su bautismo de fuego. ¿Cómo fue? ¿Qué se siente en medio de una situación de peligro?

Fue por casualidad, cuando me hice freelance aceptaba todo tipo de encargos que me permitieran viajar y de esa forma me vi una noche en un canal de Beirut hablando sobre el conflicto vasco. Israel empezó a bombardear y me ofrecieron una evacuación a través de Siria. ¿Evacuar? Llevaba toda mi vida profesional esperando una guerra y me había caído encima. Así me tiré 33 días seguidos de trabajo en primera línea. Era el verano de 2006 y lo que sentía era que estaba contando parte de la historia de la región, una nueva guerra entre Israel y Hizbulah y yo podía contarlo desde allí.

Nada más empezar formula una afirmación impactante: en Gaza es normal que los expertos no vean venir lo que va a suceder. ¿Por qué cree que es así?

Esto es extensible a toda la región. En 2011 pasó lo mismo con la Primavera Árabe, en pocas semanas vimos tambalearse a los regímenes árabes y nadie lo vio venir. En esta parte del mundo es imposible hacer predicciones porque luego pasa lo que pasa. Cuando esperas que pase algo, no pasa nada, y cuando no lo esperas… ¡zas!

¿Qué importancia tienen las redes sociales en el conflicto palestino?

Las redes sociales son un soporte más en el que se libra la lucha por el relato, un soporte poderoso que tiene ahora mismo más capacidad de penetración que los medios tradicionales. En mi caso han sido claves porque llevo desde febrero de 2024 con un proyecto diario en Instagram para denunciar el uso del hambre como arma de guerra por parte de Israel. Se llama ‘Menú de Gaza’ y cada día muestro el plato que come una familia palestina en el norte de la Franja.

Algunas autoridades israelíes han manifestado que luchan contra “animales”. ¿Por qué la comunidad internacional no es más dura con este tipo de declaraciones?

La comunidad internacional no quiere ver que Israel está en manos del gobierno más radical de su historia, con ministros fanáticos y racistas del ultranacionalismo más radical que yo conozco. Criticar o sancionar a este gobierno por sus actos brutales no significa que eres un enemigo de Israel, como pretende Netanyahu. El mítico Thomas Friedman lo explica en su última columna en The New York Times: “Este gobierno de Israel no es nuestro aliado”. La comunidad internacional no es más dura porque tiene miedo y sabe que Israel cuenta con el apoyo total de Estados Unidos.

Los israelíes serían occidentales y los palestinos, bárbaros islamistas. ¿Qué tiene que decir ante esta idea?

Que es la propaganda en la que más insisten las autoridades de Israel, que siguen presentándose como “la única democracia en Oriente Medio” y les sirve para justificarlo todo. Como explica Enzo Traverso en su ensayo Gaza ante la historia, esta cuestión está en la línea “de la dicotomía entre civilización y barbarie ahora reformulado como la oposición entre democracia occidental y terrorismo islámico”. Si trasladamos esta visión a Gaza, nos encontramos, como recoge el medio israelí +972, con que “los bárbaros de Hamas matan a civiles y lanzan cohetes indiscriminadamente contra ciudades israelíes con la esperanza de que algunos no sean interceptados y causen algún daño. En cambio, el Tzahal encarna el progreso tecnológico; sus bombas no son ciegas, sino que eligen sus objetivos con ayuda de inteligencia artificial”. Después de más de 50.000 muertos, la mayoría mujeres y niños, Israel se sigue presentando como víctima.

El periodista y escritor Mikel Ayestaran en Cisjordania

El periodista y escritor Mikel Ayestaran en Cisjordania

Cedida

¿Cómo afecta el enfrentamiento bélico al rico patrimonio arqueológico de la zona?

En Gaza había más de cuarenta yacimientos arqueológicos y la mayoría han quedado arrasados. Borrar el pasado para erradicar la identidad del enemigo.

Usted señala que los medios de comunicación solo prestan atención a los temas relacionados con la guerra y la violencia. ¿Qué otras cosas deberíamos saber que no son solo drama y más drama? ¿O no hay más que ese “parque temático del horror”?

Por eso el subtítulo del libro: La vida entre guerras. Cuando callan las armas, hablan las personas, y es el momento más interesante para viajar, escuchar y entender. Allí ves las claves que luego explican las explosiones de violencia. El 7 de octubre, por ejemplo, no surge de la nada, es la consecuencia de 16 años de bloqueo, operaciones militares con miles de muertos, segregación total detrás de una verja…

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¿De qué manera se retroalimentan los extremistas de ambos bandos? Su libro da a entender que el gobierno de Israel y Hamas pueden tener intereses comunes.

Es un hecho que Israel vio con buenos ojos la aparición de Hamas porque le sirvió para dividir y debilitar a su enemigo. Esa división, física y política, es lo que más conviene a los intereses israelíes.

El actual gobierno de Israel no necesita a Hamas para dar rienda suelta a su extremismo; lo vemos cada día en Cisjordania, donde no gobierna Hamas y la ocupación se refuerza cada minuto.

Tiene que haber israelíes y palestinos críticos con las políticas de confrontación. Háblenos de ellos.

Es la minoría minoritaria de Israel y es brillante, por cierto. En el lado palestino es diferente porque viven bajo ocupación, lo que se ve en este lado es alguna voz que pide la creación de un único Estado en el que todos tengan los mismos derechos. Israel debe elegir entre ser una democracia o un Estado judío, y por ahora gana la segunda opción.

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Ward Nar, izqda.,vuelve con las manos vacías de su intento de obtener alimento de una cocina comunitaria en Khan Younis, Franja de Gaza, 9 de mayo de 2025

Abdel Kareem Hana / Ap-LaPresse

Pensamos en los palestinos como enemigos de los israelíes, pero también están los “colaboracionistas”. ¿Quiénes son? ¿Qué pretenden?

Son los acusados de “delitos contra la seguridad interna”, el eufemismo tras el que se esconde el peor de los delitos posibles en la Franja: colaborar con Israel. Conseguir informadores es una prioridad para el enemigo. Durante años, Israel ha dependido de los palestinos para recopilar información. A menudo, los funcionarios israelíes amenazan a las familias o los medios de vida de las personas, u ofrecen incentivos, como permisos de viaje difíciles de conseguir, sobre todo en caso de enfermedad, o dinero en efectivo, para lograr que la gente colabore.

En Gaza no hay secretos y la colaboración con Israel es imperdonable. Los islamistas emplean la horca o el fusilamiento y las ejecuciones pueden ser públicas o privadas. Pagan ellos y también las familias quedan marcadas.

Usted afirma que en Gaza todos se defienden, nadie ataca. ¿Cómo desenmascarar los discursos autojustificativos?

En Gaza, y en toda la región, todos usan la misma fórmula a la hora de explicar un ataque: siempre es autodefensa.

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Copia romana de un busto de Alejandro Magno del s. III a. C.

Se afirma que en una guerra la primera víctima siempre es la verdad. ¿Qué bulo destacaría si le pedimos que señale uno?

La lista en los últimos meses es larga, sobre todo por parte del ejército. Resultó muy claro el intento de manipulación cuando mataron a los 15 sanitarios y rescatistas palestinos en Rafah en marzo. Si Israel no permite entrar a la prensa internacional y mata a nuestros colegas dentro es porque no quiere que sepamos lo que está haciendo.

Los israelíes prueban el armamento en combate y después lo venden. ¿Quiénes son sus clientes?

India y Estados Unidos son los principales clientes. Israel es la octava potencia mundial en venta de armamento.

¿Cómo puede arreglarse esta guerra sin fin? Si ambos bandos se obstinan en recordar sus respectivos agravios nunca llegaran a ponerse de acuerdo.

Todo tiene solución, pero hace falta voluntad política. La solución pasa por la presión de Estados Unidos a Israel para que respete el derecho internacional y ponga fin a la ocupación. Mientras exista ocupación, habrá resistencia.

No queremos ser agoreros, pero… ¿lo de Gaza puede ir aún a peor?

A este ritmo de bombardeo y destrucción, los israelíes van a borrar Gaza del mapa.

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