De una hora a 66 días: los mayores apagones de luz de la historia que se han sufrido (algunos en España)
Incidente inédito
Nunca habíamos vivido un corte de suministro eléctrico de esta magnitud en España, aunque hay casos previos de cierta importancia en otros momentos y lugares del mundo
Una vela encendida en una casa durante un apagón
Mientras esperamos que se averigüen las causas de este inédito apagón, algo que tardará en determinarse, echamos la vista atrás en busca de antecedentes en la historia.
En el pasado, esta clase de accidentes se ha producido por múltiples motivos, desde una sobrecarga en la red a equipamientos en mal estado. Tampoco faltan los errores humanos, porque, por muy listas que sean las máquinas, todavía necesitan que detrás se halle una inteligencia, digamos, tradicional. Cuando se desencadena el caos, de inmediato empezamos a dudar de si somos nosotros los que tenemos la tecnología o es la tecnología la que nos tiene a nosotros.
Múltiples aspectos de nuestra vida cotidiana, que acostumbramos a dar por supuestos, empiezan a volverse complicados, si no imposibles, como por arte de magia. De pronto no podemos subir en los ascensores (o salir de ellos), cruzar una calle se vuelve una aventura por el colapso de los semáforos, tal vez pasemos horas atrapados en un tren... Eso por no hablar de las amenazas a la seguridad pública cuando los amigos de lo ajeno empiezan a hacer su agosto.
Hagamos un breve repaso de lo huérfanos que nos hemos sentido sin el fluido eléctrico. ¿Recuerdan la famosa escena en la que Superman salva a un niño en las cataratas del Niágara? Pues bien: el legendario “hombre de acero” no tuvo el detalle de presentarse allí cuando un sistema de seguridad poco adecuado provocó un desastre en una central hidroeléctrica en 1965.
Cataratas del Niagara, Toronto
Los estadounidenses, como vulgarmente se dice, tampoco se fueron “de rositas”. En el noreste de Estados Unidos, 30 millones de personas se vieron afectadas por una caída de la red eléctrica que unía el país con Canadá.
Doce años después, en 1977, le llegó el turno a Nueva York con su “Gran Apagón”. Durante 25 horas, unos diez millones de personas sufrieron la destrucción de un transformador durante una tormenta. En medio de la incertidumbre, los atracos se multiplicaron. Así pudieron comprobarlo los propietarios de las 1.600 tiendas dañadas.
Por suerte, eso de que no hay mal que por bien no vega acostumbra a ser verdad. Nueve meses después, parece que se experimentó un incremento del número de nacimientos. No somos capaces de imaginar el motivo. Por otro lado, según ciertas versiones malintencionadas, el hip-hop pudo surgir aquí. Algunos jóvenes de barrios marginados aprovecharon la ocasión para hacerse con equipos de sonido.
Que sepamos, el apagón de mayor duración tuvo lugar en Aukland, Nueva Zelanda, en 1998, por el mal estado de los cables eléctricos. Aunque solo se vio afectada una parte de la ciudad, unas 6.000 personas tuvieron que armarse de paciencia durante 66 días. Una vez más, por mucho que nos golpee la realidad, siempre encontramos quien lo pasa peor.
Descubriríamos fácilmente más casos, pero, para no deprimirnos demasiado, acabaremos con el apagón que sufrió Italia en 2003. Unos 57 millones de personas, es decir, prácticamente todo el país, se vieron sin luz cuando una fuerte tormenta golpeó las líneas que transportaban la energía procedente de Suiza y Francia.
Vista de la Central Térmica de Candelaria, en Tenerife
No nos olvidamos de otros cortes sufridos en suelo español en el pasado. Los más espectaculares de la historia reciente se vivieron en Tenerife, en 2019, cuando quedaron sin suministro 900.000 personas durante casi nueve horas por un fallo en una subestación, y en Catalunya, Madrid, el País Vasco y Andalucía dos años después, por una desconexión con la red francesa, que solo duró una hora, pero que interrumpió numerosos servicios esenciales.
Unos treinta años antes, en 1987, la práctica totalidad de Catalunya, junto con algunas partes de Aragón y de Castilla, se quedaron totalmente a oscuras durante horas debido a un problema técnico en la subestación de Sentmenat (Barcelona).
En el momento de las crisis, siempre se difunden bulos e incluso teorías conspiratorias. Por suerte, la realidad acostumbra a ser más prosaica que la ficción. Aunque toda norma tiene sus excepciones.