El nuevo Gobierno rumano, formado por un tripartito de socialdemócratas, conservadores y el partido de la minoría húngara, ha recibido este lunes el visto bueno del Parlamento en plena crisis institucional por la anulación de las elecciones presidenciales debido a sospechas de injerencias rusas en la campaña. El Ejecutivo, en el que repite como primer ministro el socialdemócrata Marcel Ciolacu, tuvo el apoyo de 240 de los 450 diputados y senadores presentes, reunidos en una sesión conjunta.
Marcel Ciolacu advirtió en su discurso ante el pleno de que la crisis económica afectará el año que viene a Rumanía, uno de los países más pobres de la Unión Europea, pero prometió que su Gobierno no recurrirá a medidas de austeridad. El político, cuyo Partido Social Demócrata (PSD) ganó las elecciones del pasado 1 de diciembre, fue nominado hoy lunes como primer ministro por el presidente en funciones, Klaus Iohannis, que le había encargado formar gobiernos después del acuerdo alcanzado entre las tres formaciones políticas.
Ese nombramiento llegó poco después de anunciarse que los socialdemócratas y los conservadores-liberales del PNL habían reeditado el acuerdo de gobierno que tuvieron los últimos cuatro años, y al que se ha unido el partido de la comunidad húngara, así como diputados de las minorías nacionales.
Una de las primeras tareas del nuevo Ejecutivo será convocar nuevas elecciones presidenciales, después de que ese proceso electoral fuera anulado el pasado día 6 por el Tribunal Constitucional debido a las sospechas de injerencia rusa y financiación irregular del ultranacionalista Călin Georgescu, ganador de la primera vuelta. Los partidos ultranacionalistas y de extrema derecha, que sumaron más de un tercio de los votos, acusaron en la sesión de investidura a Ciolacu de haber cometido irregularidades en el proceso de formación de Gobierno.
Rumanía conmemora estos días el 35 aniversario de la revolución que puso fin a la dictadura comunista
El nuevo Gobierno contará con dieciséis ministerios, de los cuales ocho serán para el PSD, seis para el PNL y dos para la UDMR, el partido de la minoría húngara de Rumanía. Esos partidos, más los legisladores de las minorías nacionales que los apoyan, suman 176 de los 331 diputados y 74 de los 134 senadores.
Rumanía conmemora estos días, en medio de una grave crisis política e institucional, el 35 aniversario de la revolución que puso fin a la dictadura comunista, la única revuelta de este tipo en Europa del Este que estuvo marcada por la violencia y el derramamiento de sangre. El dictador Nicolae Ceaucescu fue ejecutado, junto con su esposa Elena, tras un juicio sumario el Día de Navidad de 1989. La revuelta comenzó en los primeros días de diciembre de 1989, pocas semanas después de la caída del Muro de Berlín, en Timisoara, en el noroeste de Rumanía.