Las secuelas del diluvio en Brasil

Secuelas y lecciones de desastres climáticos (y 2) : Inundaciones en Porto Alegre  * 

La plataforma ultra Brasil Paralelo divulga una visión anti estado sobre la inundación en  Rio Grande de Sul

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Las secuelas del diluvio en Porto Alegre (Brasil) | Andy Robinson

En la Rua Boa Esperança, seis meses después del mega diluvio que anegó la ciudad más importante del sur brasileño, acabó con las vidas de 183 personas y dejó a 600.000 provisionalmente sin techo, muchos han abandonado sus casas. “Se han ido por el miedo a que vuelva a pasar”, dice Jacqueline Ribeiro, paseando por la misma calle en el barrio periférico de Canoas, donde una de cada cuatro o cinco casas está abandonada.

Otros se quedaron. Douglas, y su numerosa familia - hermanos, mujeres, un niño de dos años y un bebé en el regazo de la abuela- están sentados delante de su diminuta vivienda, cuyo interior está casi vacío. “Lo perdimos todo”, dice el hermano.

Un vecino de Canoas señala  hasta donde llegó el agua durante las inundaciones

Un vecino de Canoas señala hasta donde llegó el agua durante las inundaciones

ANDY ROBINSON

En la casa de al lado, Rubén de Lima, funcionario estatal de 54 años, está terminando la reconstrucción: “El agua era una sopa tóxica y llegó hasta aquí”, dice, de puntillas, extendiendo el brazo para señalar un punto en la pared a casi cuatro metros del suelo. En cuatro días de principios de mayo cayó el equivalente a una tercera parte de la media histórica de lluvia para un año entero en la zona.

Aunque el centro de Porto Alegre —una ciudad de 1,4 millones de habitantes— se convirtió en un lago tras el desbordamiento del río Guaiba, la limpieza y reconstrucción ha sido total. “Aquí el agua cubría las mesas, pero lo hemos comprado todo nuevo”, dice el camarero en el Boteco Histórico en la Rua Andradas . El aeropuerto internacional volvió a abrir en octubre tras cuatro meses.

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La recuperación ha sido posible, en parte, gracias a los 100.000 millones de reales (16.000 millones de euros) que aportó, durante y después de la catástrofe, el gobierno federal de Luiz Inácio Lula da Silva. El gobierno de Lula ha dado luz verde a la construcción de 12.000 nuevas viviendas para los damnificados, parte del programa Mi Casa, Mi Vida.

El gobierno de Lula destinó 16.000 millones de euros para el rescate y la reconstrucción

Pese al apoyo de Brasilia, las redes sociales de la derecha, han logrado trasmitir un mensaje de dejadez e incompetencia federal. “Hay mucha ignorancia sobre los recursos enviados desde Brasilia y cómo se están gastando”, dice Marcelo Kuntrath Lula acaba de destituir al secretario de comunicación, Paulo Pimenta. Pero, el verdadero responsable es “una campaña explícita de desinformación”.

Douglas y su fanila en la calle Boa Esperança en Canoas

Douglas y su familia en su casa en la calle Boa Esperança en Canoas

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El terreno ya estaba abonado para la campaña. Río Grande do Sul es el estado más conservador de Brasil, donde el municipio de Nova Pádua registró más votos para el expresidente Jair Bolsonaro en las elecciones de 2022 que ningún otro.

La narrativa antigubernamental se basa en la movilización heroica del pueblo para rescatar a las víctimas del desastre frente a un estado corrupto e ineficaz. O povo pelo povo -el pueblo por el pueblo- se convirtió en el eslogan del día, acuñado por la plataforma de contenidos ultraconservadores Brasil Paralelo, cuyos documentales y tertulias ya tienen más audiencia que Netflix en Río Grande do Sul.

Creado hace una década en Porto Alegre, Brasil paralelo “es uno de los principales divulgadores de la visión anti estado”, dice Kuntrath. Un documental titulado El Rescate producido por Brasil Paralelo, cuenta una historia de miles de voluntarios coordinados por jóvenes empresarios filántropos del sector privado. “Si dejamos que la parte política se encargue, no sabemos si llegará a quien realmente lo necesita”, dice en el filme Tiago Geitens, empresario que preside la ONG Instituto Capital Planeta.

Uno de los colaboradores habituales de Brasil Paralelo es Ricardo Gomes, el vicealcalde de Porto Alegre integrante de la red ultraconservadora estadounidense Atlas Network. “Vi a una bombera que era un ángel”, dice Gomes emocionado en el documental.

Inhabilitado por acusaciones sobre su presunta participación en el intento de golpe en 2022, el expresidente Jair Bolsonaro lucha por su supervivencia política. Pero el bolsonarismo de base no se cansa. Miles de falsas noticias y medias verdades sobre la ineficacia del estado federal fueron lanzados por redes sociales durante el desastre, respaldadas por los hijos de Bolsonaro, así como por Pablo Marçal, el delirante candidato de extrema derecha en las elecciones de São Paulo en octubre.

La campaña de desinformación incluía bulos sobre supuestos controles gubernamentales creados para que no entrasen los camiones de ayuda. También atacaron al gobierno del estado de Río Grande do Sul, presidido por el moderado conservador Eduardo Leite, el primer gobernador abiertamente gay de la historia brasileña.

Pero no está claro que el “povo pelo povo” de Brasil Paralelo, cuente con el apoyo de la mayor parte del pueblo. El primer problema es que, con programas titulados “¿El calentamiento global es una farsa?”, es negacionista respecto a la crisis climática.

“¿El calentamiento global es una farsa?” , pregunta la plataforma Brasil Paralelo

Esto no casa fácilmente con la sensación -palpable en Porto alegre- de que algo que no tiene precedentes está ocurriendo. “Nunca había pasado una cosa así; una catarata de agua bajó de la montaña y mi casa era una isla”, dice Lidia Canale, dueña de un negocio en el pueblo de Galópolis, creado por inmigrantes italianos.

Pocos de los entrevistados en la calle de la Buena negaban la crisis del clima: “La respuesta a lo que pasó aquí y en España es que tenemos que cuidar la naturaleza”, dice De Lima.

Otro problema de credibilidad para la narrativa anti estado de Brasil Paralelo es que los damnificados recibieron un subsidio de 5.300 reales (1.000 dólares) por adulto. Lejos de mostrarse en contra de esta intervención federal, la mayoría querían más. “No es suficiente,” dice Douglas.

En muchos sentidos, el político que se ha mostrado más hábil en el periodo post-diluvio ha sido el alcalde de Porto Alegre, Sebastião Melo, que fue reelegido en octubre. En su día, Melo hizo una alianza pragmática con Bolsonaro usando a Ricardo Gomes como su enlace con los ultra. Pero su instinto es pragmático y centrista, dice Kunthoff. “La clave de la victoria de Melo es que ha criticado a los políticos que, de forma oportunista, han querido sacar partido político del desastre”, resume. “Esto ha ido contra la izquierda del PT, pero ha ido contra la extrema derecha también”.

* La primera entrega de esta miniserie sobre las secuelas de los incendios de Los Angeles  puede verse aquí  

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