En lo que algunos no ven una reforma sino un sabotaje y ataque frontal al gobierno, el mayor sindicato de trabajadores federales y la asociación de empleados de servicios extranjeros presentaron una demanda contra la Administración de Donald Trump para frenar el agresivo desmantelamiento de la Usaid, la agencia destinada a las ayudas internacionales.
La respuesta judicial no se hizo esperar y, este viernes, el juez federal Carl J. Nichols dejó sin efecto temporalmente la medida que iba ser efectiva a medianoche para que al menos 2.000 empleados fueran despedidos con indemnización.
“No causa ningún daño a la administración establecer una pausa”, señaló el juez, nombrado por Trump, al explicar su decisión. En cambio, matizó que si se aceptaba la orden del gobierno, se podía causar “un perjuicio irreparable”.
El pleito, planteado en un tribunal federal de Washington perseguía que se dictara una orden que bloqueara la desarticulación de esta organización por considerar que se trata de “una acción inconstitucional e ilegal” que ha creado una crisis humanitaria global. La Casa Blanca solo quiere mantener escasamente 300 empleados de los más de 10.000 de su plantilla.
La congelación de la ayuda exterior mediante la Usaid deja medio millón de toneladas métricas de alimentos en el limbo
“El colapso de la agencia ha tenido consecuencias humanitarias desastrosas”, señaló la demanda, incluyendo el cierre de los esfuerzos para combatir la malaria y el sida. “Unos 300 bebés que podría no tener sida, ahora lo tienen”, se indicó.
“Miles de niñas y mujeres morirán durante el embarazo y el parto”, se insistió. Como escribió Nicholas Kristoff en The New York Times , “los multimillonarios de la Casa Blanca se ceban en los niños más pobres del mundo”. Su desmantelamiento es el resultado de una de las operaciones de Elon Musk al frente del Departamento de Eficiencia y que supone saltarse al Congreso.
La congelación de la ayuda exterior mediante la Usaid, a partir de lo documentado en los papeles entregados en el juzgado, también paralizó los esfuerzos mundiales para aliviar el hambre, dejando unas 500.000 toneladas métricas de alimentos en el limbo, por un valor de 340 millones de dólares.
En estas dos semanas de mandato, con una inundación masiva de órdenes ejecutivas persiguiendo anular la capacidad de respuesta, solo los tribunales ejercen oposición. Varios jueces ya han frenado otras iniciativas del tándem Trump-Musk.