La semana pasada, funcionarios de Jordania y China se reunieron para discutir formas de impulsar la inversión en la zona económica especial de Aqaba, el estratégico puerto jordano en el mar Rojo.
Se trata de inversiones chinas en los sectores turístico, económico e industrial, que posiblemente se concretarían en una conferencia económica este mismo 2025 para apoyar las relaciones comerciales y mejorar las inversiones chinas.
Los lazos políticos entre Jordania y China responden al más alto nivel, ya que el rey Abdulah ha visitado Pequín varias veces en los últimos veinte años. Las relaciones se estrecharon desde septiembre del 2015, cuando el rey hachemí y el presidente chino, Xi Jinping, firmaron un acuerdo de asociación estratégica que incluía inversiones por valor de 7.000 millones de dólares en energía, ferrocarriles y en la zona económica especial del puerto de Aqaba. Algunos proyectos fructificaron y otros no, pero Aqaba, un puerto que durante siglos ha sido una encrucijada vital que conecta las rutas comerciales que unen Asia, Oriente Medio y Europa, emergió como un interés especial para China, que precisamente en el 2013 había lanzado su iniciativa del cinturón de la Ruta de la Seda. La zona económica especial de Aqaba se ha convertido en un importante centro comercial regional, y turístico también.
Atacar los intereses chinos pueden ser parte de la estrategia de Trump
La conectividad de Jordania en la región ha sido especialmente valorada por la estabilidad que –a pesar de las frecuentes tensiones internas– ha demostrado el país. Con el órdago de Donald Trump sobre Gaza esta estabilidad podría saltar por los aires, perjudicando los intereses chinos, los cuales bien podrían ser precisamente parte del objetivo del presidente estadounidense.