Estados Unidos acosa a una Ucrania “dispuesta a un acuerdo sólido” con Trump

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El general Keith Kellogg, enviado especial para Ucrania del Gobierno estadounidense, ya se encontraba en Kyiv cuando su jefe, el presidente Donald Trump, señaló a Volodímir Zelenski de “dictador” y lo acusó de no querer llevar a cabo elecciones. La palabra crisis se queda corta para describir el impacto en Ucrania de sus declaraciones. Bajo ese contexto era previsible que el encuentro que tenían programado ayer en la tarde no sería fácil para ninguno de los dos.

Para Kellogg, porque está lejos de tener el control de la situación, especialmente de las redes sociales de Trump, y no está en capacidad de responder las múltiples preguntas de los ucranianos. “¿Por qué no llama a Putin dictador?” “¿Dejará Estados Unidos de apoyar a Ucrania?”, son algunas de ellas. Y para Zelenski porque, a pesar de su disgusto, y el del resto de los ucranianos que rechazan la manera en que Washington quiere intervenir en la política interna, necesita restablecer las relaciones con Estados Unidos. Su ayuda es necesaria para la supervivencia del país. Así lo reconoce Zelenski.

Ukraine's President Volodymyr Zelensky (L) greets US envoy Keith Kellogg at his offices in Kyiv on February 20, 2025, amid the Russian invasion of Ukraine. Zelensky meets with US envoy Kellogg after the US president branded the Ukrainian leader a

Volodímir Zelenski, ayer en el momento de recibir al general retirado Keith Kellogg, enviado de Trump para Ucrania y Europa

SERGEI SUPINSKY / AFP

Zelenski y el enviado de Trump, Keith Kellogg, considerado próximo a Ucrania, se dieron un breve abrazo

“No habrá declaraciones al final. Se cancela la rueda de prensa”, fue la sentencia que dio la oficina de prensa del presidente cuando al menos tres docenas de periodistas convocados para cubrir el encuentro ya nos encontrábamos en el palacio presidencial. Una fuente cercana al Gobierno aseguró luego que la decisión se había tomado por petición de los estadounidenses.

La orden era que solo se podía registrar el momento del saludo, como sucedió. El presidente Zelenski, vestido de verde militar, recibió a Kellogg con una sonrisa –se dieron un breve abrazo– antes de preguntarle si después de reunirse con gran parte de su gobierno y generales, incluido el jefe de las fuerzas armadas Oleksander Sirsky, ya lo tenía todo claro.

Ucrania está “dispuesta a un acuerdo sólido” con Trump “sobre inversiones y seguridad”, dice el presidente

“No todo”, respondió el general en voz baja antes de sentarse en un extremo de la mesa redonda preparada para esta reunión que sostendrían. Ya en ese momento las cámaras fueron expulsadas y Zelenski y Kellogg se quedaron a solas, enmarcados por un mural con el escudo de Ucrania, en una reunión que seguramente tendrá repercusiones en Washington a pesar de que en Kyiv piensan que ha perdido influencia en el círculo de Trump.

A su arribo a la capital el pasado miércoles, el general fue claro al afirmar que venía a escuchar para luego transmitir la información a sus jefes. “Nos reunimos con el general Kellogg. Buena conversación, muchos detalles. Agradecido con Estados Unidos por toda la ayuda y el apoyo bipartidista a Ucrania y al pueblo ucraniano”, escribiría Zelenski horas después en las redes sociales, como cada noche.

Los ucranianos han cerrado filas para defender a Zelenski desde que empezóa ser atacado

“Ucrania está dispuesta a alcanzar un acuerdo sólido y verdaderamente beneficioso con el presidente de Estados Unidos sobre inversiones y seguridad. Hemos propuesto la forma más rápida y constructiva de lograr un resultado. Nuestro equipo está dispuesto a trabajar”, agregaba Zelenski, que con su mensaje buscaba crear puentes de nuevo. Y aliviar la tensión a pesar que desde Washington siguen llegando señalamientos.

En algunos círculos en Kyiv se comenta que a Trump solo se le puede hablar con dinero de por medio. Los rusos lo han hecho al ofrecerle la puerta al Ártico. Y es que ayer también quedaba en evidencia que Trump estaba molesto porque el ucraniano no había querido firmar el acuerdo para quedarse con el 50% de la explotación de las llamadas tierras raras. Así de claro lo dejó el secretario del Tesoro estadounidense, Lloyd Bentsen, quien dijo que Zelenski había prometido firmarlo en la Conferencia de Seguridad de Munich, algo que no sucedió.

Unas elecciones son imposibles en plena guerra por razones jurídicas, logísticasy de seguridad

Es un tema delicado para Zelenski, que no solo necesita aprobación interna sino saber cómo venderla a su población, la misma población que ha cerrado filas para defenderlo desde que Trump empezó a atacar. Una encuesta publicada el miércoles por el Instituto Internacional de Sociología de Kyiv arroja que tiene un 57%. Muchos creen que si la encuesta se realizará hoy, la aprobación sería mucho mayor.

“Nadie más que los ucranianos tienen derecho a insultar al presidente de Ucrania”, escribía en su canal de Telegram Stanislav Buniativ, alias Osman , sargento de una de las brigadas del ejército ucraniano. “Como en todos los países tenemos problemas. Y como en todos los países criticamos a nuestro presidente, pero nadie puede venir a decir que es un dictador y a buscar aislarlo de su cargo pues nosotros lo elegimos. Y posiblemente lo volveríamos a elegir si las elecciones fueran hoy”, aseguraba Artem, un ingeniero de 26 años que trabaja como IT independiente.

“Zelenski no se ha excedido en sus poderes. Además, respeta la Constitución y las leyes de Ucrania”, contestaba a este diario Olga Aivazovska al preguntarle sobre los señalamientos de Trump por no celebrar elecciones, una exigencia cada vez más importante para Washington que muchos relacionan con Moscú. Aivazovska es la directora de la Junta Directiva de la oenegé OPORA, que trabaja en el ámbito de la transparencia electoral y una de las personas con más conocimiento en este tema en Ucrania.

Ella explica que en el marco de la ley marcial, las elecciones son imposibles por razones que incluyen lo jurídico (prohibición directa por ley), logísticas y de seguridad. “La democracia debe protegerse aún más durante la guerra que en tiempos de paz porque el precio de un error o de una pérdida de confianza es extremadamente alto”, sentencia Olga Aivazovska, que apunta que el mayor desafío para la democracia electoral en Ucrania es la interferencia por parte de Rusia, que estará dispuesta a utilizar cualquier medio para influir.

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