Solos ante Putin

Seísmo geopolítico

Los ejércitos europeos no están preparados para afrontar una guerra sin EE.UU.

GRAFENWOEHR, GERMANY - FEBRUARY 11: A U.S. soldier uses a smartphone to photograph a Danish armed forces Leopard 2 main battle tank during the U.S. Army Europe and Africa International Tank Challenge on February 11, 2025 at Grafenwoehr, Germany. U.S. President Donald Trump has reiterated his intention of acquiring Greenland, an autonomous Danish territory, and has not ruled out using military force to do so. Five nations are competing in the two week competition at the U.S. 7th Army Training Command's Grafenwoehr training area in Bavaria. (Photo by Sean Gallup/Getty Images)

Un carro blindado Leopard 2 de las fuerzas aramdas danesas, durante una maniobras en Alemania

Sean Gallup / Getty

Europa asiste perpleja al seísmo geopolítico provocado por la Administración Trump y se siente vulnerable. La reunión de hoy en Londres de los líderes del Viejo Continente cobra una importancia aún mayor después de la escenificación, el viernes en el despacho oval, de la ruptura estrepitosa entre el presidente norteamericano y Volodímir Zelenski. Es urgente socorrer a Ucrania y aumentar con rapidez las capacidades de defensa europeas.

“Si Estados Unidos atacara Groenlandia, ningún país europeo podría hacer despegar sus F-35 para defenderla, pues tienen un sistema de bloqueo si el plan de vuelo no gusta al Pentágono”, declaró hace pocos días en París a un grupo de periodistas especializados en defensa el general retirado Christophe Gomart, exjefe de la inteligencia militar francesa.

Finlandia es un país pequeño, pero con muchos reservistas a quien llamar y personal civil formado

La revelación de Gomart muestra hasta qué punto los ejércitos europeos dependen de la tecnología norteamericana para funcionar. Aun sin ese dispositivo electrónico de bloqueo, muchas de las armas compradas al aliado transatlántico serían pronto inservibles sin las piezas de mantenimiento y todo el engranaje logístico, de comunicaciones e inteligencia necesario para emplearlas. El propio arsenal nuclear británico depende tecnológicamente de Washington, algo que no ocurre con la fuerza atómica francesa.

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SHP05. ASTRACÁN (RUSIA), 24/09/2018.- Imagen de archivo que muestra a un misil antiaéreo S-300 al ser disparado durante una competición en los Juegos Internacionales del Ejército ruso en Astracán, Rusia, el 5 de agosto de 2017. Rusia anunció hoy, 24 de septiembre de 2018, que suministrará en un plazo de dos semanas un sistema con misiles antiaéreos S-300 a Siria, para permitir a las fuerzas gubernamentales sirias defenderse de ataques aéreos como el que lanzó la semana pasada Israel contra el noroeste del país árabe. EFE/ Maxim Shipenkov

Aunque Trump no llegue tan lejos como invadir Groenlandia, hoy bajo soberanía de Dinamarca, aliado en la OTAN, Washington sí podría usar palancas tecnológicas muy eficaces, si se consumara un divorcio transatlántico, para condicionar eventuales acciones militares autónomas europeas. En realidad, mucho antes de Trump hubo ya casos cercanos al sabotaje. El coronel retirado e historiador militar Michel Goya recuerda a La Vanguardia que durante la guerra del Golfo del 2003, para derrocar a Sadam Husein, a la que Francia se opuso con vehemencia, los estadounidenses dejaron de suministrar un líquido esencial para el sistema hidráulico de las catapultas del portaaviones Charles de Gaulle , sin el cual los cazas a bordo no podían despegar.

El ejército español tiene problemas para encontrar perfiles técnicos adecuados y retenerlos

La vulnerabilidad europea ante un potencial conflicto con Rusia se debe, en primer lugar, a la insuficiente inversión en defensa y, como consecuencia de ello, una industria militar que fabrica cantidades demasiado bajas de productos básicos como obuses de artillería. Pese al esfuerzo de los últimos años y afirmaciones como la de Macron de que debe pasarse a “una economía de guerra”, los hechos lo desmienten.

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Soldados rusos en algún punto del frente en Ucrania

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Según The military balance, el exhaustivo informe anual de International Institute of Strategic Studies (IISS), cuya 66.º edición se presentó hace poco en Londres, Rusia gastó en defensa, en el 2024, el equivalente a 462.000 millones de dólares (cifra ajustada al coste real de la vida), mientras que todos los países europeos juntos dedicaron 457.000 millones.

La reunión de hoy en Londres de los aliados europeos es aún más esencial tras la ruptura entre Trump y Zelenski

El think tank europeo Bruegel, con sede en Bruselas, ha publicado un estudio sobre el escenario hipotético de una guerra con Rusia que hubiera de ser afrontada solo por los europeos. Calculan que se necesitaría movilizar a 300.000 soldados (50 brigadas mecanizadas y blindadas) solo para sustituir a las tropas norteamericanas (100.000 ahora presentes en bases europeas y otras 200.000 de refuerzo que hubieran venido con rapidez antes de Trump). Sería un esfuerzo colosal, con el gran inconveniente añadido de que los europeos no formarían, ni de lejos, una fuerza tan homogénea y cohesionada como los estadounidenses, amén de la falta del poderío aéreo, inteligencia proporcionada por satélites y otros factores clave para la guerra moderna.

Los expertos consultados por este diario coinciden en que, además del déficit en material (para el transporte de tropas, drones, tanques, defensa antiaérea) y recursos tecnológicos, uno de los problemas mayores para Europa sería la cadena de mando y la coordinación. Para Pavel Baev, investigador de origen ruso del Peace Research Institute Oslo (PRIO), “la debilidad mayor de los europeos no la veo tanto en el área técnico-militar, aunque existe un déficit en satélites de comunicación y de inteligencia, sino la ausencia de estructuras de mando conjunto y la carencia de un grupo de oficiales capaces de planificar operaciones a gran escala”. “La OTAN tiene varias estructuras de mando, pero normalmente los oficiales estadounidenses están al frente”, agrega Baev.

“EE.UU. podría bloquear los F-35 europeos”, avisa el exjefe de la inteligencia militar francesa

Jean-Dominique Merchet, autor de Sommes-nous prêts pour la guerre ? , se inventó el término de “ejército bonsái”, que ha hecho escuela, para caracterizar a las fuerzas armadas francesas, en el sentido de que tienen de todo, de mucha calidad, pero en poca cantidad. Según Merchet, si hubiera una guerra de alta intensidad, Francia solo sería capaz de desplegar su ejército sobre un frente de 80 kilómetros (en Ucrania es de 1.000 kilómetros).

Para Pierre Servent, coronel francés en la reserva y analista geopolítico, en la presente coyuntura “el país que paradójicamente más nos puede ayudar es Ucrania, el verdadero país guerrero en Europa”, por su valiosa experiencia en su guerra contra Rusia. “Los necesitamos”, enfatiza.

Francia posee “un ejército bonsái”, que tiene de todo, de mucha calidad, pero en escasa cantidad

Hay países, como Finlandia, recién incorporada a la OTAN, que pese a su escasa población y reducido ejército han desarrollado un sistema de defensa y protección civil muy eficaz, con un porcentaje altísimo de reservistas y de población formada para colaborar en caso de guerra. Con 5,5 millones de habitantes, servicio militar obligatorio y una frontera de 1.300 kilómetros con Rusia, Finlandia sería capaz de movilizar 280.000 soldados y contar con 900.000 civiles que han recibido formación y servirían de apoyo.

Los reservistas finlandeses del Regimiento de la Guardia Jaeger llenan sus cargadores de rifles de asalto mientras participan en un ejercicio militar en la base militar de Santahamina en Helsinki, Finlandia, el 7 de marzo de 2023. -

Los reservistas finlandeses del Regimiento de la Guardia Jaeger 

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Un ejemplo opuesto es España, con fuerte carencia de reservistas. “La sensibilidad no es la misma en los países nórdicos en la frontera con Rusia que tener frontera con África –apunta Félix Arteaga, investigador principal del Real Instituto Elcano–. Los líderes políticos de esos países tienen menos dificultades para aumentar el gasto en defensa y tomar otras decisiones (como el servicio militar) porque la población no las ve mal. Otras sociedades han vivido del dividendo de la paz, se ha perdido la conexión emocional con el servicio militar y se ve el gasto en defensa como asocial”.

España, en el vagón de cola del gasto en defensa (1,32% del PIB este año), tiene problemas para hallar perfiles técnicos adecuados a las necesidades militares. “Es difícil encontrarlos, formarlos y retenerlos porque en el mercado civil tienen mucha demanda –prosigue Arteaga–. No se trata de que venga cualquiera, sino de que venga el que se necesita. Se requiere calidad y la calidad hay que pagarla”.

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El caso de Polonia es particular como uno de los países europeos más proamericanos y alumno aventajado en la OTAN en gasto militar. La experiencia del comunismo, de vivir como satélite de la Unión Soviética, y lo ocurrido en la vecina ucrania han generado un consenso muy amplio entre la sociedad y entre los partidos. Una encuesta en otoño reveló que el 72,9% de la población apoyaba un aumento del dispendio militar. Desde Varsovia, Szymon Polewka, del Warsaw Institute, insiste en que el drástico cambio de gobierno del año pasado no se ha notado en este ámbito porque “las prioridades de seguridad polacas se mantienen inalteradas”.

En Polonia, según Polewka, se considera “muy improbable” una retirada estadounidense de Europa, habida cuenta de que el despliegue en Polonia y otros países del este se reforzó precisamente durante el primer mandato de Trump, hasta el punto de que algunas nuevas instalaciones fueron bautizadas como Fort Trump . Además, Polonia se siente más segura porque compra a EE.UU. una parte significativa de su nuevo armamento. Pero, incluso sin la OTAN, Polewka cree que Polonia sería difícil de derrotar por Rusia. “Históricamente, Polonia fue conquistada, sobre todo cuando los países vecinos, en particular Alemania, colaboraron (como sucedió con el pacto entre Hitler y Stalin de 1939) –argumenta el experto. Pero hoy ese escenario es difícil de imaginar debido al pacifismo alemán de la posguerra”.

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